(CNN) – Estar a dieta a veces parece un pasatiempo estadounidense: si no has experimentado el “placer” de hacerlo, es casi seguro que tu mejor amigo, tu hermanito, tu tía o alguien más de tu círculo cercano de familiares y amigos sí lo haya hecho.
Probablemente no sea una coincidencia que las estadísticas del gobierno muestren que más del 30% de los estadounidenses tienen sobrepeso y más del 42% padecen obesidad. Una encuesta gubernamental relacionada descubrió que casi la mitad de los adultos estadounidenses afirmaron haber intentado perder peso en los últimos 12 meses. Los dos métodos principales eran hacer ejercicio y comer menos, seguidos de consumir más frutas, verduras y ensaladas.
La gente quiere perder peso para tener un aspecto determinado “ahora”, y también quiere vivir más tiempo y de forma más saludable, con un menor riesgo de desarrollar enfermedades graves en el futuro.
Pero cualquiera que haya hecho dieta te dirá que adelgazar es difícil y que la pérdida de peso a largo plazo requiere un esfuerzo sostenido, que a veces puede parecer hercúleo, incluso imposible.
Una nueva clase de medicamentos, los agonistas de los receptores del péptido similar al glucagón (GLP-1), ha arrasado en todo el mundo porque parecen facilitar la pérdida de peso. A menudo acallan el “ruido de la comida”, es decir, el parloteo cerebral sobre la comida que hace tan difícil mantener esos cambios tan importantes en el estilo de vida.
Sus nombres comerciales se han convertido en palabras muy conocidas, al parecer de la noche a la mañana. Ozempic y Wegovy tienen semaglutida como principio activo, mientras que Mounjaro y Zepbound contienen tirzepatida.
Desarrollados originalmente para la diabetes de tipo 2, medicamentos como la semaglutida y la tirzetida actúan imitando la hormona péptido 1 similar al glucagón, que se libera en nuestro intestino cuando comemos.
“Es un péptido segregado por el intestino, que normalmente tiene una acción muy corta y es degradado por otras enzimas del organismo con gran rapidez”, explicó recientemente el Dr. Jorge Moreno, especialista en obesidad, al Dr. Sanjay Gupta, corresponsal médico jefe de CNN, en el podcast Chasing Life. Moreno, profesor adjunto de Medicina en la Facultad de Medicina de Yale, trata a pacientes que desean controlar su peso.
El experto explicó que la GLP-1 es una hormona estimulada por nutrientes que se activa cuando se come, indicando al cuerpo que acaba de ingerir alimentos. “Va a la zona del cerebro que es el hipotálamo (…) y le dice al cerebro: ‘Ya has comido, deja de comer’”, explicó.
Los medicamentos se adhieren a los mismos receptores que la hormona GLP-1, pero son de acción más prolongada. “Así, mantienen este mecanismo en funcionamiento de forma constante”, explica Moreno. “Básicamente, disminuyen el apetito señalando en el hipotálamo que estás lleno”.
Tanto la hormona como los medicamentos también desencadenan otras acciones, como ralentizar el movimiento de los alimentos a través del intestino e indicar al organismo que libere más insulina. La tirzepatida también puede unirse a los receptores de otra hormona relacionada, denominada GIP para abreviar, lo que la hace un poco más potente.
Si estás pensando en empezar a tomar uno de estos medicamentos, Moreno recomienda tener en cuenta estos cinco datos.
Estos medicamentos no son para todo el mundo
De momento, las versiones para adelgazar de semaglutida (Wegovy) y tirzetida (Zepbound) están aprobadas para tratar a personas con obesidad, no a quienes buscan perder unos kilos.
“Los pacientes deben ser conscientes de que se trata de tratamientos para una enfermedad crónica conocida como obesidad”, dijo Moreno. “Creo que es importante darse cuenta de que la obesidad es una enfermedad crónica recidivante (y) que requiere un tratamiento a largo plazo”.
Dijo que Wegovy y Zepbound están -en la jerga de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.- “indicados” para su uso en personas diagnosticadas de obesidad, o con un índice de masa corporal igual o superior a 30. También están indicados para personas con un IMC igual o superior a 27 que también padezcan afecciones médicas relacionadas con el peso, como diabetes de tipo 2 o hipertensión. (La semaglutida, vendida como Ozempic, y la tirzetida, vendida como Mounjaro, solo están indicadas para personas con diabetes de tipo 2).
Si no se te ha diagnosticado ninguna de estas enfermedades, puede que te resulte difícil conseguir una receta, por no hablar de que tu seguro médico cubra su elevado precio.
Funcionan
Estos fármacos son bastante eficaces para ayudar a muchas personas a perder peso. Llenan el vacío existente entre los primeros fármacos para adelgazar que, según Moreno, ayudan a perder una media de entre el 5% y el 10% del peso corporal, y la cirugía bariátrica, un procedimiento invasivo que, según Moreno, ayuda a perder una media de entre el 25% y el 30% del peso corporal.
“Es importante saber que estos medicamentos son eficaces”, dijo Moreno. “Con la semaglutida el promedio de pérdida de peso puede ser cercano al 15%. La tirzepatida está alcanzando niveles de pérdida de peso de cirugía bariátrica, con una pérdida de peso cercana al 21%.”
También son seguros
Esta clase de fármacos -los agonistas de los receptores GLP-1- se utilizan desde 2005 para tratar la diabetes, por lo que su historial de seguridad es relativamente largo.
“También es importante entender que estos son medicamentos seguros”, dijo Moreno. “Sí, como cualquier otra medicación, estos medicamentos tienen efectos secundarios. Más comúnmente en los pacientes que veo (son) náuseas, estreñimiento y reflujo ácido”, explicó.
“Entre los efectos secundarios más raros (y por raros me refiero a menos del 1% de los casos) se encuentran la pancreatitis, que es una inflamación del páncreas extremadamente rara”, explicó. Pero añadió que, a medida que aumenta la popularidad de estos fármacos, “un acontecimiento raro se hace un poco más obvio, porque (hay) más gente usando estos medicamentos”.
El tratamiento requiere seguimiento
Como cualquier enfermedad crónica, el tratamiento requiere una colaboración con el médico.
“Al igual que la diabetes, al igual que la hipertensión, el tratamiento de la obesidad requiere un seguimiento estrecho. No se trata de una conversación de una sola vez con el médico”, afirma Moreno.
Recomendó hacer un seguimiento cada mes o cada dos meses.”Sin duda deben seguirte de cerca, porque se trata de una estrategia a largo plazo para ayudarte”.
No es una panacea
“Un medicamento no lo va a arreglar”, dijo Moreno, señalando que estos fármacos son solo un componente de un plan integral para tratar la obesidad.
“El estilo de vida sigue siendo importante”, dijo. “Es el momento de empezar a hacer ejercicio. Es el momento de empezar a cambiar algunos patrones alimentarios que serán beneficiosos para la pérdida de peso. (…) Creo que eso es realmente algo que los pacientes deben llevarse”.
Grace Walker, de CNN Audio, ha contribuido a este reportaje.