(CNN) – Según un nuevo estudio, las pruebas obtenidas de un núcleo de hielo de 600 metros de longitud revelan que la capa de hielo de la Antártida Occidental se redujo repentina y drásticamente hace unos 8.000 años, lo que proporciona una visión alarmante de la rapidez con la que el hielo antártico podría derretirse y disparar el nivel del mar.
Según el estudio publicado el miércoles en la revista Nature Geoscience, parte de la capa de hielo se redujo 450 metros -una altura superior a la del Empire State Building- en un periodo de solo 200 años al final de la última Edad de Hielo.
Se trata de la primera prueba directa que demuestra una pérdida de hielo tan rápida en cualquier lugar de la Antártida, de acuerdo con los autores del estudio.
Aunque los científicos sabían que la capa de hielo era más grande al final de la última Edad de Hielo que en la actualidad, se sabía mucho menos sobre cuándo ocurrió exactamente esa reducción, dijo Eric Wolff, glaciólogo de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y autor del estudio.
Este estudio cambia las cosas, dijo a CNN. “Pudimos decir exactamente cuándo retrocedió, pero también a qué velocidad lo hizo”.
Ahora está claro que la capa de hielo retrocedió y se adelgazó muy rápidamente en el pasado, dijo Wolff, el peligro es que podría comenzar de nuevo. “Si empieza a retroceder, lo hará muy deprisa”, añadió.
Esto podría tener consecuencias catastróficas para el aumento del nivel del mar. La capa de hielo de la Antártida Occidental contiene agua suficiente para elevar el nivel del mar unos 5 metros, lo que provocaría inundaciones devastadoras en ciudades costeras de todo el mundo.
Según Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado en Boulder, el estudio es “un excelente trabajo detectivesco” sobre una parte importante de la capa de hielo antártica.
El mensaje clave es que “la cantidad de hielo almacenada en la Antártida puede cambiar muy rápidamente, a un ritmo que sería difícil de afrontar para muchas ciudades costeras”, declaró a la CNN.
Los núcleos de hielo son archivos históricos de la atmósfera terrestre. Constituidos por capas de hielo que se formaron al caer la nieve y compactarse durante miles de años, contienen burbujas de aire antiguo, así como contaminantes que proporcionan un registro de los cambios ambientales a lo largo de milenios.
El núcleo de hielo analizado en el estudio fue perforado en Skytrain Ice Rise, ubicado en el borde de la capa de hielo, cerca del punto donde el hielo comienza a flotar y se convierte en parte de la plataforma de hielo Ronne.
Los científicos lo extrajeron en 2019, en un laborioso proceso que implicó perforar constantemente durante 40 días, arrancando un fino cilindro de hielo de unos pocos metros cada vez. A continuación, cortaron el núcleo en secciones, las empaquetaron en cajas aisladas mantenidas a 20 grados bajo cero y las enviaron al Reino Unido por avión y luego por barco.
Una vez en el Reino Unido, los científicos midieron los isótopos de agua del núcleo de hielo, que proporcionan información sobre la temperatura en el pasado. Según Wolff, las temperaturas más cálidas indican que el hielo se encuentra a menor altitud; piensa que es como una montaña: cuanto más subes, más frío hace.
También midieron la presión de las burbujas de aire atrapadas en el hielo. El hielo más fino y más bajo contiene burbujas de aire a mayor presión.
Según Wolff, fue una sorpresa cuando los datos revelaron lo rápido que se había reducido el espesor del hielo al final de la última Edad de Hielo. “De hecho, pasamos mucho tiempo comprobando que no nos habíamos equivocado con el análisis”.
La capa de hielo de la Antártida Occidental es especialmente vulnerable al cambio climático, porque la tierra que hay bajo ella está por debajo del nivel del mar y se inclina hacia abajo. Cuando el agua caliente penetra por debajo, puede derretirse muy rápidamente. “Puede producirse un proceso galopante, y eso es lo que ocurrió evidentemente hace 8.000 años”, afirma Wolff.
Según Isobel Rowell, científica especializada en núcleos de hielo del British Antarctic Survey y coautora del estudio, lo que hace tan alarmante este hallazgo es que, una vez que se produce el proceso de deshielo, “hay muy poco o nada que podamos hacer para detenerlo”, dijo a CNN.
Lo crucial “es no ir demasiado lejos”, señaló Wolff, y eso significa abordar el cambio climático. “Todavía podemos evitar estos puntos de inflexión”, afirmó.
De acuerdo con el informe, los nuevos datos ayudarán a mejorar la precisión de los modelos que los científicos utilizan para predecir cómo responderá la capa de hielo al futuro calentamiento global.
David Thornalley, científico especializado en océanos y clima del University College de Londres, dijo que los datos del estudio eran “sorprendentes”. Advirtió que, como el estudio analizó un periodo de hace 8.000 años, cuando las condiciones climáticas eran diferentes, los resultados no son un ejemplo directo de lo que podría ocurrir hoy. Pero, añadió, aún pueden ofrecer una “visión de la forma en que las capas de hielo pueden colapsarse”.
El estudio llega en un momento en que los científicos siguen dando la voz de alarma sobre lo que le está ocurriendo al continente más aislado de la Tierra.
Por ejemplo, el glaciar Thwaites, también en la Antártida Occidental, se está derritiendo rápidamente. Según un estudio de 2022, el Thwaites, apodado el Glaciar del Juicio Final por el impacto catastrófico que tendría su colapso en el aumento del nivel del mar, se está sosteniendo “con las uñas” a medida que el planeta se calienta.
Según Scambos, este nuevo estudio refuerza estas preocupaciones. “(Demuestra) que los mismos procesos que estamos viendo, que acaban de empezar ahora en zonas como el glaciar Thwaites, se han producido antes en zonas similares de la Antártida y, de hecho, el ritmo de pérdida de hielo era igual a nuestros peores temores sobre una pérdida de hielo galopante”.