CNNE 1579232 - ucrania- el reto para movilizar nuevos soldados
Ucrania enfrenta el reto de reclutar nuevos soldados ante el cansancio de las tropas
02:31 - Fuente: CNN

(CNN) — Ramchandra Khadka se paró frente a un templo en el centro de Katmandú, Nepal, rezando por sus compatriotas que luchan por Rusia en la guerra de Moscú contra Ucrania.

Mientras repicaban las campanas ceremoniales y el dulce aroma del incienso llenaba el aire, encendió velas y ofreció flores a una deidad. Lo único que desea es que sus amigos nepalíes sobrevivan a la brutal guerra.

Este hombre de 37 años regresó recientemente a Nepal luego de sufrir heridas en el frente de Ucrania. Declaró a CNN que fue testigo de escenas horribles y lamenta su decisión de unirse al ejército del Kremlin como mercenario extranjero.

La guerra de Rusia en Ucrania no es el primera conflicto en el que participa Khadka. Formó parte de los rebeldes maoístas de Nepal, que libraron una sangrienta guerra con las fuerzas del país durante 10 años desde mediados de la década de 1990. Después fue a Afganistán, contratado por un contratista militar privado para ayudar a las fuerzas de la OTAN en el país. Pensaba que ya lo había vivido todo en su vida: derramamiento de sangre, muerte y dolor. Pero, unos 17 años después de que terminara la guerra maoísta, sin esperanzas de encontrar trabajo en Nepal, decidió volar a Rusia para enlistarse en el ejército del país a cambio de dinero.

“No me enlisté en el ejército ruso por placer. No tenía ninguna oportunidad de trabajo en Nepal. Pero en retrospectiva, no fue la decisión correcta. No nos dimos cuenta de que nos enviarían al frente tan pronto y de lo horrible que sería la situación”, contó Khadka.

Ramchandra Khadka reza frente a un templo en Katmandú por sus camaradas que luchan por Rusia. (Foto: CNN).

Llegó a Moscú en septiembre del año pasado. Luego de solo dos semanas de entrenamiento, dijo, fue enviado al frente en Bakhmut - una ciudad en el este de Ucrania que fue testigo de algunos de los combates más intensos entre las fuerzas rusas y ucranianas - con un arma y un kit básico.

“No hay un centímetro de tierra en Bakhmut que no esté afectada por las bombas. Todos los árboles, arbustos y zonas verdes… han desaparecido. La mayoría de las casas fueron destruidas. La situación allí es tan espantosa que dan ganas de llorar”, recuerda.

Khadka fue desplegado en Bakhmut dos veces y pasó allí un mes en total. Durante su segundo despliegue, recibió un impacto de bala en la cadera. Tras ser rescatado y trasladado a unos cientos de metros de la línea del frente, fue alcanzado por la metralla de una bomba de racimo.

“Todavía me duele la cabeza cuando pienso en las terribles escenas que vi en la zona de guerra”, dijo.

Es uno de los 15.000 nepalíes que se han enlistado en el ejército ruso, según han declarado varias fuentes a CNN, luego de que el Gobierno de Rusia anunciara el año pasado un lucrativo paquete para que combatientes extranjeros se unieran al ejército del país.

El paquete incluía un salario de al menos US$ 2.000 dólares al mes y un proceso acelerado para obtener el pasaporte ruso. El pasaporte de Nepal está clasificado como uno de los peores del mundo para la movilidad global, por debajo de Corea del Norte, de acuerdo con un índice creado por la empresa de asesoría sobre ciudadanía y residencia global Henley & Partners, y la nación del Himalaya se encuentra entre las más pobres del mundo, con un PIB per cápita de 1.336 dólares para 2022, según datos del Banco Mundial.

Ramchandra Khadka, de Nepal, en la foto en Bakhmut, Ucrania, donde luchaba por Rusia. (Cortesía: Ramchandra Khadka).

El Gobierno nepalí afirma que unos 200 de sus ciudadanos luchan para el ejército ruso y que al menos 13 nepalíes han muerto en la zona de guerra. Pero los legisladores y defensores de los derechos en Nepal afirman que estas estimaciones oficiales subestiman enormemente las cifras reales.

Un destacado legislador nepalí de la oposición y exministro de Asuntos Exteriores, Bimala Rai Paudyal, declaró el jueves ante la cámara alta del parlamento del país que entre 14.000 y 15.000 nepalíes luchan en el frente, citando testimonios de hombres que regresan de la zona de guerra, y pidió a las autoridades rusas que facilitaran las cifras.

“El Gobierno ruso debe tener los datos de cuántos extranjeros se han unido al ejército ruso y cuántos nepalíes están luchando por Rusia”, dijo.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Nepal, cuatro combatientes nepalíes se encuentran actualmente retenidos como prisioneros de guerra por Ucrania.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso no ha respondido a las preguntas de CNN sobre el número de nepalíes reclutados por el ejército ruso y cuántos de ellos han muerto hasta ahora.

Kritu Bhandari, política y activista social afincada en Katmandú, se ha convertido en la líder de un grupo de familiares de nepalíes que luchan en Rusia. Afirma que unas 2.000 familias se han puesto en contacto con ella en las últimas semanas para pedirle ayuda, ya sea para ponerse en contacto con sus seres queridos desaparecidos o para traer a casa  a aquellos que todavía están en contacto en la pequeña nación del sur de Asia.

Según Bhandari, cientos de familias afirman que sus parientes en Rusia llevan semanas o meses sin ponerse en contacto con ellos.

“Intento no pensar en lo peor”

El marido de Januka Sunar se fue a Rusia hace tres meses para enlistarse en el ejército. Lleva dos meses y medio sin ponerse en contacto con su familia en Nepal.

La última vez que Sunar habló con su marido, según declaró a CNN, éste le dijo que los militares rusos lo iban a trasladar a otro lugar y que no le permitirían llevarse su teléfono móvil. No le dijo adónde lo llevaban.

“Estoy muy preocupada. No sé qué le ha pasado. Puede que esté herido… y me pregunto si al final le devolverán el teléfono. Estoy asustada. Intento no pensar en lo peor”, dijo.

Sunar dijo que su marido, el único sostén de la casa, que solía trabajar haciendo joyas y utensilios de plata, se había metido en el ejército ruso solo por dinero, para construir una vida mejor para la familia. Tiene dos hijos que viven con ella en un pueblo de las afueras de Katmandú.

Januka Sunar y otros familiares de nepalíes que luchan por Rusia se reúnen en la sede del gobernante Partido Comunista de Nepal (Centro Maoísta) en Katmandú para pedir ayuda a los líderes del país. (Foto: CNN).

CNN se reunió con ella y otros familiares de aquellos que se encuentran en Rusia. Se congregaron en la sede del gobernante Partido Comunista de Nepal (Centro Maoísta), en la capital nepal,  para intentar presionar a los principales políticos del país para que repatriaran a sus seres queridos.

“Si le ha ocurrido lo peor, será peor que ir al infierno para nosotros. No tenemos futuro para el resto de nuestras vidas”, afirmó.

Sunar rompió a en llanto al compartir cómo era incapaz de explicar a sus hijos dónde está su padre.

“Dicen: ‘¿Dónde está nuestro padre, mamá? Todos los padres de nuestros amigos que se fueron a trabajar al extranjero han vuelto… ¿cuándo va a volver nuestro padre? Queremos hablar con nuestro padre solo una vez’”.

Sunar está desesperada por recibir ayuda de las autoridades. “Sólo queremos información: de nuestro Gobierno o del Gobierno ruso. Háblennos de su estado. Por favor, vean si pueden rescatarlo. Si quieren mantenerlo allí… .al menos queremos saber cómo está… y hablar con él”, afirmó.

Los familiares de Buddhi Maya Tamang, la segunda desde la izquierda, están sentados con ella afuera de su casa. (Foto: CNN).

Buddhi Maya Tamang, quien también asistió a la reunión, recibió una llamada a finales de enero de un número ruso pasada la medianoche. Creyó que era su marido, Shukra Tamang, un soldado retirado del ejército nepalí que luchaba por Rusia.

Era otra persona. Un comandante nepalí que dirigía una unidad en el frente le dijo que su marido había muerto durante los combates.

“Me quedé sin habla y sin sentido… Esperaba que fuera una llamada de broma”, dijo.

No ha recibido confirmación de su muerte ni del Gobierno nepalí ni del ruso.

“Sólo necesito una prueba oficial de su estado, independientemente de que sean buenas o malas noticias”.

Reclutas “del sur global

Tras analizar los perfiles de TikTok de 10 hombres nepalíes que viajaron a Rusia para enlistarse en el ejército, CNN utilizó imágenes de satélite para geolocalizarlos en el centro de entrenamiento Avangard, una academia militar a las afueras de Moscú.

El lugar fue diseñado como academia militar juvenil y se describe a sí misma como un centro de “educación patriótica”. Se ha reconvertido en una academia de entrenamiento para mercenarios extranjeros que ingresan en las filas del ejército ruso. Ahí fue donde Khadka recibió su breve formación.

“Aquí te enseñan a montar y disparar armas”, explica Shishir Bishwokarma, un soldado nepalí que ha documentado en YouTube su viaje a Rusia y su vida en el campo de entrenamiento.

El video geolocalizado en redes sociales muestra un gimnasio cubierto de lucha libre convertido en zona de entrenamiento para familiarizarse con armas pequeñas como los AK-47, mientras que la antigua bandera del Oblast de Moscú del gimnasio parece haber sido cambiada por los colores del Ministerio de Defensa ruso.

Un soldado nepalí en Rusia, que no quiso dar su nombre por motivos de seguridad, declaró a CNN que se había entrenado con lanzacohetes, bombas, ametralladoras, drones y tanques durante su estancia en Avangard.

El soldado describió a sus compañeros cadetes de la academia como procedentes de todo el sur del mundo. Citó a compañeros afganos, indios, congoleños y egipcios, entre otros. Las fotos de la clase de Avangard, publicadas en las redes sociales, muestran a docenas de lo que parecen ser soldados del sur de Asia con instructores rusos nativos.

Tras su formación básica en Avangard, CNN siguió la pista de al menos dos soldados hasta una base secundaria cercana conocida como el Polígono de Alabino.

En este complejo de entrenamiento de infantería mecanizada, que fue geolocalizado con la ayuda de la comunidad Bellingcat Discord, un pequeño grupo de soldados sudasiáticos con equipo de combate completo parecen estar familiarizándose con el funcionamiento junto a vehículos blindados y armamento pesado, así como empacando bolsas de equipo y organizándose en unidades más grandes entre los soldados rusos.

Uno de los videos de Bishwokarma muestra drones sobrevolando el centro del complejo de la academia Avangard, mientras narra “ahora chicos, hemos venido a una clase de drones”.

“No entendemos ruso, pero nos han puesto películas rusas en la sala de espera para que podamos verlas”, explica.

Varios nepalíes enlistados en el ejército ruso han declarado que no hablan ruso, pero explican que los instructores de Avangard tratan de adaptarse a esta situación formando a los hombres en inglés.

Esa barrera lingüística ha desempeñado un papel importante en la muerte de muchos nepalíes en el frente, afirma Khadka, antiguo combatiente.

“A veces ni siquiera puedes entender adónde se supone que tienes que ir o cómo llegar”, dijo.

Khadka dijo que solía comunicarse con los oficiales rusos mediante una aplicación de traducción de voz y, muchas veces, solo con señales manuales.

Una foto muestra a Shukra Tamang, un soldado retirado del ejército nepalí, entrenándose en Rusia. Su destino no está claro. (Cortesía: Familia Tamang).

Varios combatientes nepalíes que regresaron y hablaron con CNN culparon a Rusia de utilizarlos como carne de cañón en la guerra.

“Son los nepalíes y otros combatientes extranjeros los que luchan realmente en el frente de las zonas de guerra. Los rusos se colocan unos cientos de metros más atrás como apoyo”, dijo Suman Tamang, que regresó de Rusia la semana pasada.

“Algunos de mis amigos fueron maltratados por el comandante ruso cuando intentaron expresar sus preocupaciones”, recordó Tamang.

Este hombre de 39 años también dijo que los ucranianos estaban atacando su posición con drones, algo de lo que su unidad no disponía. Culpó a la falta de maquinaria de combate moderna de sus pérdidas.

CNN se ha puesto en contacto con los ministerios rusos de Defensa y Asuntos Exteriores en relación a las afirmaciones de Tamang.

Algunos combatientes afirman que, aunque se enlistaron por dinero, no apoyan la invasión rusa de Ucrania.

“No está bien invadir otro país. Todo el mundo tiene derecho a vivir. Todos los países deben respetar la soberanía de otro país. No está bien que se mate a gente de ningún país de una forma tan espantosa. No está bien que decenas de miles de personas mueran por el interés de unos pocos”, afirmó Khadka.

Se calcula que cada año unas 400.000 personas acceden al mercado laboral nepalí con escasas cualificaciones y oportunidades. Una asombrosa tasa de desempleo juvenil del 19,2% entre las personas de 15 a 29 años subraya el obstáculo al que se enfrenta el sector demográfico más joven en la búsqueda de empleo.

Bonificación pagada

Los nepalíes que quieren enlistarse en el ejército ruso viajan primero a Rusia con una visa de turista. La mayoría de las personas con las que habló CNN dijeron que habían viajado a través de los Emiratos Árabes Unidos o la India. Tras aterrizar en Moscú, se dirigen a un centro de reclutamiento, donde se les hace un chequeo físico, dijeron.

“Los reclutadores se ponen muy contentos cuando aparecen nepalíes”, dijo un excombatiente.

Se firma un contrato de un año y los hombres obtienen una cuenta bancaria rusa, donde se les ingresa un salario mensual de al menos US$ 2.000. Muchos combatientes afirman que también reciben primas, y cuanto más tiempo permanecen en el frente, más primas reciben. Algunos dicen haber ganado hasta US$ 4.000 al mes.

Varios de los nepalíes que lucharon para Rusia dijeron que solo habían recibido un breve entrenamiento antes de ser enviados al combate.

Un periodo de formación tan breve antes de enviar a los soldados nepalíes a combatir “demuestra la desesperación del Gobierno ruso y su necesidad de recursos humanos en primera línea”, afirmó Binoj Basnyat, general de división retirado del ejército nepalí, que ahora trabaja como analista estratégico.

Kritu Bhandari (centro), político y activista social radicado en Katmandú, se ha convertido en el líder de un grupo de familiares de mercenarios nepalíes que exigen su regreso de Rusia. (Foto: CNN).

CNN habló con un nepalí que acaba de abandonar Rusia tras pasar allí tres meses. CNN se refiere a él con el seudónimo de Ram Sharma por su seguridad.

Como muchos nepalíes que huyeron de Rusia sin ser liberados de sus contratos, Sharma no tiene idea de cómo retirar el dinero que aún tiene en una cuenta bancaria rusa.

“Después de escapar del campamento militar, tardé tres días en llegar a Moscú. Me preocupaba que, si iba a un banco a retirar el dinero, me arriesgara a que me descubrieran”, explica. “Puedo acceder a mi cuenta bancaria desde mi teléfono, pero no sé si es posible transferir ese dinero al extranjero”.

Sharma, policía nepalí jubilado, trabajaba como guardia de seguridad en un hotel de Dubai cuando un agente nepalí en Katmandú se puso en contacto con él para informarle de las condiciones que Rusia ofrecía a los extranjeros para enlistarse en su ejército. Sharma ganaba unos US$ 450 dólares en Dubai e inmediatamente se sintió atraído por la oferta.

“Luego de ver imágenes espantosas en el frente, de ver a tus amigos morir a tu lado, de darte cuenta de que las posibilidades de sobrevivir son muy escasas…. te das cuenta de que el dinero no merece la pena. Por eso escapé”, explica.

Los agentes de Nepal cobran entre US$ 5.000 y US$ 7.000 por tramitar un visado de turista para una persona a través de un tercer país, según la policía.

“Ya terminé de pelear guerras”

El Gobierno de Nepal prohibió a sus ciudadanos viajar a Rusia por motivos de trabajo y aplicó requisitos más estrictos a las personas que intentan ir a países como Émiratos Árabes Unidos con un visado de visita.

En diciembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Nepal instó a Rusia a dejar de reclutar a ciudadanos nepalíes y a enviar a casa los restos de los muertos en la guerra.

“Nos preocupa mucho que Rusia haya reclutado a nuestros ciudadanos y los haya enviado a zonas de guerra en situaciones vulnerables”, declaró a CNN el ministro nepalí de Asuntos Exteriores, N. P. Saud, en una entrevista en su oficina de Katmandú.

El ministro dijo que el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia le había asegurado el mes pasado que “lo solucionarían” en relación con las preocupaciones de Nepal, pero reconoció que Moscú no ha dado ningún paso hasta ahora.

“No tenemos ninguna información de que Rusia esté haciendo nada”, dijo, subrayando que Moscú debería “respetar el punto de vista de Nepal”.

“Tenemos un tratado tradicional con algunos países para el reclutamiento de nuestros ciudadanos en el ejército de esos países”, explicó. “Pero no tenemos ese tratado con Rusia para ese tipo de reclutamiento militar o de seguridad”.

El ministro dijo que había solicitado viajar a Moscú para tratar el asunto, pero que estaba esperando una invitación del Gobierno ruso.

Saud dijo también que Nepal estaba hablando con funcionarios ucranianos sobre la liberación de los cuatro prisioneros de guerra nepalíes capturados por Ucrania en el frente. Dijo que Ucrania tenía algunas “reservas” y “cuestiones jurídicas” que Nepal  estaba tratando de resolver.

No está claro si habrá consecuencias legales contra las personas que desafíen la prohibición del Gobierno nepalí de viajar a Rusia por motivos de trabajo o que participen en operaciones de combate contra Ucrania.

Un grupo de derechos humanos realiza una protesta cerca de la embajada rusa en Katmandú.(Foto: CNN).

La policía de Katmandú informó que el mes pasado desarticuló una red que condujo a la detención de 18 personas presuntamente implicadas en el envío de nepalíes para enlistarse en el ejército ruso.

La policía registró varios hoteles donde se alojaban los detenidos y confiscó decenas de pasaportes y varios cientos de miles de rupias nepalíes.

Pero los nepalíes no han dejado de volar a Rusia.

Sharma, el hombre que regresó hace poco, dijo que había conocido a unos cuantos nepalíes en Moscú que acababan de llegar y buscaban entrar al ejército.

El jefe de la policía de Katmandú, Bhupendra Bahadur Khatri, afirmó que el número de nepalíes que viajan a un tercer país con un visado de visita para acabar volando a Rusia había disminuido, pero no se ha detenido por completo.

“Estamos recibiendo información de que algunos de estos agentes siguen reclutando a nepalíes. Hemos recabado información sobre sus actividades y nuestra investigación continúa”, declaró Khatri.

El analista Basnyat culpa a la inestabilidad política y al aumento del desempleo en Nepal como uno de los principales factores que empujan a los nepalíes a buscar empleos peligrosos en Rusia.

Más del 15% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. La tasa de desempleo estimada en 2022 era del 11,1%, según el Banco Mundial, frente al 10,6% de 2019, antes de la pandemia de covid-19. Decenas de miles de nepalíes viajan cada año a los países del Golfo en busca de trabajo, y las remesas internacionales representan casi el 23% del PIB del país. Un abrumador 70% de la población activa del país trabaja en el sector informal, lo que representa una mayor inseguridad laboral y a una protección limitada.

Khadka también planea ir a Medio Oriente como trabajador migrante una vez que se recupere de sus heridas del conflicto.

“Quiero dedicarme a la agricultura comercial en Nepal, pero me está resultando casi imposible pedir un préstamo. Quiero ir a uno de los países del Golfo. He terminado con las guerras”, afirma.