Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con reportar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos retos. La Iniciativa Perpetual Planet de Rolex se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas.
(CNN Español) – En México habita el único animal en el mundo capaz de regenerarse: el ajolote. Este ‘monstruo de agua’ o ‘Peter Pan’, como lo llaman, es una especie singular que ha causado fascinación en la cultura mexicana y en la ciencia. Hoy se encuentra en peligro de extinción y, para salvarlo, científicos y agricultores aúnan esfuerzos.
“Le dicen el monstruo de agua porque tiene una forma extraña (…), diferente a lo que normalmente vemos”, dice a CNN Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.
Este “monstruo de agua” se regenera de tal forma que si le cortan “prácticamente cualquier órgano”, explica, vuelve a crecer. “Si un ave le corta un brazo, le vuelve a crecer el brazo. Si pierde un ojo, le puede volver a crecer un ojo”.
Y esto no es todo: también lo consideran el Peter Pan del mundo animal porque nunca envejece. Así lo explica Zambrano: “A diferencia de todos los anfibios que se transforman, que pasan de juveniles a adultos, este no se transforma; se queda como juvenil toda la vida y se puede reproducir. Tiene un ADN diez veces más grande que el del ser humano”.
El origen y la historia de los ajolotes están rodeadas de misterio y fascinación tanto para la ciencia mundial como para la cultura mexicana. “Su historia cuenta que era un dios (…) al que lo venían persiguiendo (…) y se convierte en un monstruo de agua y se refugia en los canales de Xochimilco”, cuenta Azael Meléndez, agricultor de Ciudad de México.
La conservación de Xochimilco, clave para los ajolotes
Sus características hacen que el ajolote viva solo en el agua, a orillas de los lagos. Su hábitat es Xochimilco, el único humedal que sobrevive en Ciudad de México desde la época de los aztecas.
“Xochimilco fundamentalmente es un humedal en donde pusimos islas de lodo para permitir la producción agrícola”, cuenta Zambrano. En esos canales la biodiversidad aumentó mucho hasta que, a mediados del siglo pasado, cambió. “Eso se fue acabando (…) por contaminación del agua, porque metimos carpas y tilapias, porque está la urbanización y no les gusta a los ajolotes vivir con los humanos. Y entonces estamos perdiendo Xochimilco”, resume el investigador.
El ajolote se encuentra el peligro de extinción. Las cifras son elocuentes: en menos de dos décadas, dice el experto, pasaron de una población de 6.000 por km cuadrado a una de 36 por km cuadrado.
Para revertir el panorama, el equipo de investigadores del que forma parte Zambrano trabaja en el laboratorio con una colonia de 120 ajolotes.
“En este laboratorio se mantienen las condiciones durante todo el año para que podamos reproducirlos (…). Aquí la intención es dar seguimiento a animales que cuentan con chips de identificación y hacer una selección”, dice Horacio Mena, médico veterinario del Laboratorio de restauración ecológica de la UNAM.
Las ‘chinampa refugio’
Al mismo tiempo trabajan en la restauración de Xochimilco con el apoyo de los agricultores locales. El objetivo es transformar cada isla de lodo, conocida como chinampa, en un hábitat que sea seguro para los ajolotes.
En los canales “colocamos una barrera que impide el paso de carpas y tilapias, que es una especie invasora que nos genera muchos problemas. Una vez que estamos seguros que dentro de estos canales o refugios no tenemos carpas o tilapias, empieza el proceso de rehabilitación con plantas”, explica Carlos Sumano, colaborador de campo del Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM.
Los investigadores monitorean la calidad del agua para que esté limpia y rica en insectos y zooplancton, alimento de los ajolotes.
Como parte de su trabajo, los investigadores liberan ajolotes en chinampas refugio en las que pueden reproducirse. También buscan incentivar a los vecinos para que puedan limpiar sus canales y recibir ajolotes.
Actualmente hay 35 chinampas refugio en más de 7.000 metros de canales rehabilitados.
Zambrano considera que es clave entender que el esfuerzo va mucho más allá de los ajolotes: “Si logramos restaurar el ajolote, que en términos generales es voluntad política y voluntad social, porque no es particularmente caro, tenemos esperanza, tenemos la esperanza. Es decir, si valoramos nuestro entorno, si valoramos nuestra biodiversidad, pues es esa biodiversidad es la que nos va a permitir sobrevivir”.