(CNN) – Cuando la remadora británica Helen Glover publicó una foto de su mano en Instagram, con sangre y ampollas, la piel pálida y muerta colgando sin fuerza de un corte, ofreció una instantánea bastante espantosa de a qué está sometiendo su cuerpo antes de los Juegos Olímpicos de este año.

La foto fue tomada mientras Glover se encontraba a mitad de un campo de entrenamiento en Portugal, un brutal efecto secundario inducido por la fricción de las horas que ha pasado en el agua o en una máquina de remo.

La forma en que Glover trata su maltratada mano es a veces vendándose los dedos, explica, y otras veces simplemente apretando los dientes. Pero este tipo de dolencias son solo una de las consecuencias de entrenarse para los que serán sus cuartos Juegos Olímpicos.

“Lo más duro es el cansancio del día a día, pero levantarse de la cama y volver a entrenar”, explica Glover, de 37 años, a CNN Sport. “Físicamente, es como el Día de la Marmota: cada día levantarte sabiendo que vas a volver a hacerlo”.

Glover es una veterana olímpica, dos veces medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016. Sin embargo, su cuarto puesto en Tokio hace tres años fue posiblemente igual de impresionante dada su brevísima preparación para las competencias.

Fue en enero de 2021, un año después de dar a luz a gemelos y cuatro años después de anunciar su retirada del deporte, cuando Glover se embarcó en un audaz plan para competir en los Juegos Olímpicos con solo seis meses de entrenamiento serio a sus espaldas.

El hecho de que llegara a la línea de salida, por no hablar de terminar ligeramente fuera de los puestos de medalla, fue testimonio de un acto sobrehumano al compaginar el cuidado de los niños con un exigente programa de entrenamiento.

Glover anunció su segunda retirada después de Tokio, pero volvió a cambiar de opinión. Esta vez la preparación es más sencilla, sobre todo después de haber adquirido mucha más experiencia en competición.

Glover (izquierda) compite en la prueba femenina por parejas con Polly Swann en los Juegos Olímpicos de Tokio. Crédito: Naomi Baker/Getty Images

Competir en el cuatro sin timonel en París 2024 es el siguiente paso, y probablemente el último, de su viaje olímpico.
“En Londres y Río, experimenté el éxito”, dice Glover. “En Tokio, experimenté el hecho de poder plantearme esas preguntas de si se puede hacer como madre, si se puede hacer en circunstancias realmente difíciles con el covid”.

“Esta vez… no me preocupo tanto por si se puede hacer con las familias, sino más por hacerlo y hacerlo bien y hacerlo adecuadamente, intentando asegurarme de que ambas facetas de mi vida, ser madre y ser atleta, tienen la prioridad adecuada”.

Glover tiene un hijo de cinco años y dos gemelos de tres, y ya está acostumbrada a compaginar la maternidad con su horario de remo. Pasa más tiempo entrenando en casa que sus compañeras de equipo y es una deportista a tiempo completo con la ayuda de la financiación de la Lotería Nacional, patrocinadora desde hace mucho tiempo del equipo olímpico de Gran Bretaña.

Tras ganar una sola medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el equipo británico empezó a recibir fondos de la Lotería Nacional al año siguiente y desde entonces ha acumulado 1.053 medallas olímpicas y paralímpicas.

Para Glover, que tiene tres títulos mundiales y europeos además de sus dos medallas de oro olímpicas, el hecho de ser madre ha transformado su perspectiva de la carrera de remo.

“Cuando tenía 20 años y aspiraba a Londres y a Río, casi parecía que todo, cada centímetro de felicidad, iba a depender del resultado y del éxito que obtuviera en esos Juegos”, afirma.

“Creo que la perspectiva cambia definitivamente cuando te conviertes en madre, y puedo tener el peor día de entrenamiento, pero vuelvo y si mis hijos son felices, entonces yo soy feliz. Esto es más una elección: elijo hacer esto y elijo hacerlo lo mejor posible sabiendo que toda mi vida y mi perspectiva no están definidas por mi creciente éxito”.

Glover se prepara para competir en las pruebas de remo de Reino Unido el año pasado. Crédito: Naomi Baker/Getty Images

A Glover se le da bien integrar el entrenamiento con el cuidado de los niños, ya sea haciendo flexiones con sus hijos a la espalda o preparando boloñesa entre sesión y sesión de pesas.

Su familia se unió a ella el año pasado en un campo de entrenamiento en Italia, la vieron entrenar en el agua desde la seguridad de una pequeña lancha motora, y espera que estén en París para los próximos Juegos Olímpicos. Si tienen suerte, podrían ver a su madre ganar una medalla, un objetivo que Glover se ha fijado firmemente.

“La temporada pasada subíamos al podio cada vez que competíamos”, afirma. “Y ahora mismo, creo que un objetivo muy ambicioso pero realista para nosotras sería conseguir una medalla. Eso es sin duda lo que me emociona y me motiva”.

Por primera vez en unos Juegos Olímpicos, Glover compite en un cuatro, en lugar de en un dos sin timonel, y añade que agradece tener “más gente para tirar de mí en el remo” en esta ocasión.

Y después de cuatro Juegos y dos retiros anteriores, se pregunta si ésta será realmente su última vez compitiendo en la cumbre de su deporte.

“He aprendido a no preocuparme por lo que pase después”, dice sobre sus planes más allá de los Juegos Olímpicos de este año.

“Me he equivocado dos veces: he pensado en retirarme y aquí estoy, de regreso. No me veo compitiendo en otros Juegos después de esto, pero he aprendido a nunca decir nunca”.