(CNN) – Después de dos años intentando tener un bebé, Paula Jean Hardin y su esposo Wes estaban por fin a punto de iniciar la fertilización in vitro, un camino para hacer crecer su familia que Hardin creía era parte de un plan de Dios.
Sin embargo, una nueva decisión de la Corte Suprema del estado, que se basó en parte en creencias que Hardin dice compartir, llevó inesperadamente a algunas clínicas de fertilidad de Alabama a interrumpir sus servicios, lo cual pone sus sueños –y los de muchas otras familias de Alabama– en suspenso.
“Es frustrante, triste y desgarrador”, declaró Hardin este jueves, el mismo día en que su clínica, Alabama Fertility Specialists, anunció que suspendía temporalmente los tratamientos de fertilización in vitro, o FIV, debido al riesgo legal.
La decisión del tribunal del 16 de febrero, que declaró que los embriones congelados son niños en virtud de la Ley de Muerte Injusta de un Menor del estado, se basó en parte en la creencia de que “la vida comienza en la fecundación”, escribió el juez Jay Mitchell en la opinión mayoritaria. En una opinión concurrente, el presidente de la Corte Suprema, Tom Parker, escribió que “la vida humana no puede ser destruida injustamente sin incurrir en la ira de un Dios santo” y citó la Biblia.
Hardin, profesora de preescolar de 36 años en Tuscaloosa, dijo que la creencia de que la vida comienza en el momento de la concepción es también una parte importante de su fe, pero subrayó que no creía que fuera incompatible con la FIV.
“Soy una gran seguidora de Jesús”, dijo Hardin, que dirige un grupo en su iglesia para personas que tienen problemas de fertilidad. Estoy segura de que estoy a favor de la vida –creo que ocurre en el momento de la concepción–, pero tampoco creo que si hiciéramos la FIV y fallara la primera vez –porque a veces simplemente no funciona–, eso me convertiría en una asesina o haría al médico parte de un homicidio”.
“No lo entiendo”, dijo, “y ni siquiera veo cómo lo entienden”.
La FIV implica la fecundación de óvulos humanos en un laboratorio y, a menudo, la creación de múltiples embriones, con el objetivo de transferir al útero el que tenga más posibilidades de convertirse en un bebé. El proceso suele crear más embriones de los que pueden utilizarse inmediatamente. Esos embriones se mantienen congelados hasta que se transfieren con la esperanza de que den lugar a un nuevo embarazo, se donan o se desechan.
Sin embargo, con la sentencia que establece que esos embriones congelados son niños, la clínica de Hardin –junto con otras dos del estado, la Universidad de Alabama en Birmingham y el Centro de Medicina Reproductiva– dijeron que suspenderían los tratamientos de FIV.
El limbo legal hizo que los miembros del grupo de la iglesia de Hardin se apoyen aún más los unos en los otros, dijo.
“La razón por la que se creó este pequeño grupo es porque había muchas personas que pasaban por problemas de fertilidad y lo hacían por su cuenta, y no hablaban de ello”, dijo Hardin. “Ahora mismo nos aferramos los unos a los otros”.
Lauren Pleitz, otra de las integrantes del grupo, esperaba que por fin fuera a someterse a una transferencia de embriones cuando las clínicas interrumpieron los tratamientos de FIV.
“Ya hemos sufrido mucha angustia”, dijo Pleitz. “Ahora mismo parece como si nos estuvieran castigando por ser infértiles”.
Pleitz, de 35 años, que padece endometriosis, que puede dificultar el embarazo, lleva tres años luchando contra la infertilidad. En julio, ella y su esposo iniciaron el proceso de fertilización in vitro, pasando por la extracción de óvulos y la congelación de embriones, antes de que ella se sometiera a una operación de cadera por una afección genética.
Habló con CNN la noche previa a una cita médica en la que esperaba que le autorizaran la transferencia de un embrión a su útero.
“Ha sido un viaje muy largo y traicionero”, afirmó.
Hardin y Pleitz dijeron que sus esperanzas se basan ahora en una legislación estatal que proteja la FIV al dejar claro que los embriones no se consideran seres humanos antes de ser implantados en el útero.
“Esa es nuestra esperanza, que este proyecto de ley salga adelante, esperemos que muy rápidamente, y podamos seguir adelante con nuestro plan tal y como nos estábamos preparando”, dijo Pleitz. “Creo que un embrión va a necesitar un útero para convertirse realmente en un niño”.
De lo contrario, dijeron ambas, podrían buscar someterse a una FIV fuera del estado, aunque Hardin señaló que el seguro de su familia no cubriría el costo de varios miles de dólares si lo hiciera.
Hardin confía en su fe como guía y cita un pasaje de la Biblia.
“Romanos 8:28 dice que Dios hace todas las cosas para bien, y creo que todo esto va a salir bien, pero es triste que tengamos que luchar por nuestro derecho a tener una familia”, dijo. Como profesora de preescolar, agregó: “Me encantan los niños y los bebés, y quiero tener el mío”.
Isabel Rosales y Amanda Musa, de CNN, contribuyeron a este reporte