El puente Bidwell Bar iluminado por un incendio en Oroville, California, en septiembre de 2020, cuando se produjeron incendios sin precedentes en el estado. Josh Edelson/AFP/Getty Images

Nota del editor: Bill McGuire es profesor emérito de riesgos geofísicos y climáticos en el University College London y autor de “Hothouse Earth: An Inhabitant’s Guide”. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Lee más artículos opinión aquí.

(CNN) – ¿Te asusta el cambio climático? ¿Te preocupa qué tipo de mundo le estamos dejando a nuestros hijos y nietos? En palabras del escritor científico y autor de “The Uninhabitable Earth”, David Wallace-Wells, “No importa lo bien informado que esté, seguramente no estará lo suficientemente alarmado”.

Yo lo diría aún más fuerte.

Si la fractura de nuestro otrora estable clima no te aterroriza, entonces no la comprendes del todo. La realidad es que, hasta donde sabemos, y en el curso natural de los acontecimientos, nuestro mundo nunca (en toda su historia) se ha calentado tan rápidamente como ocurre ahora. Los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera tampoco han visto nunca un aumento tan precipitado.

Piensa en eso por un momento. Experimentamos, a lo largo de nuestras vidas, un episodio de calentamiento que probablemente sea único en los últimos 4.600 millones de años.

Si bien aquellos de nosotros que trabajamos en el campo de la ciencia climática conocemos el verdadero panorama y comprendemos las implicaciones para nuestro mundo, la mayoría de los demás no lo saben. Y éste es un problema, uno grande. Después de todo, no podemos actuar eficazmente para abordar una crisis si no conocemos su profundidad y alcance.

Lo que está sucediendo en nuestro mundo me asusta muchísimo, pero si grito la verdad brutal y sin adornos a los cuatro vientos, ¿esto realmente te impulsará a ti y a otros a luchar por el planeta y el futuro de tus hijos? ¿O te dejará petrificado, convencido de que todo está perdido? Es una cuestión muy importante.

Dado que los políticos y las corporaciones no pueden o no quieren tomar medidas con la suficiente rapidez para reducir las emisiones como exige la ciencia, lo único que nos queda a nosotros, como científicos del clima, es tratar de incitar al público a intentar forzar la aprobación, a través de las urnas y las elecciones de los consumidores, de los enormes cambios que se requieren para frenar el calentamiento global.

Pero, ¿sería suficiente contar las cosas como son o la carga de la verdad sería demasiado difícil de soportar?

Un importante estudio psicológico, publicado por la revista científica Lancet Planetary Health en 2021, encontró que la mayoría de los jóvenes de 16 a 25 años en 10 países de todo el mundo estaban de moderada a extremadamente preocupados por el cambio climático, pero más de la mitad se sentían abrumados e impotentes para actuar. Parecería razonable argumentar, sobre esta base, que pintar un panorama aún peor no ayudaría. Pero si este es el caso, ¿significa eso que no deberíamos proporcionarle a la gente todos los datos si dan demasiado miedo? Seguramente no.

De hecho, no se trata de asustar o no asustar a la gente, sino de informarles. Como científico del clima, es mi deber informar sobre lo que está sucediendo en nuestro mundo, ya sea que genere miedo o no.

Un iceberg flota cerca de las casas en Disko Bay, Groenlandia, durante un clima inusualmente cálido el 30 de julio de 2019. Sean Gallup/Getty Images

No hacerlo significará que el público ignorará el verdadero alcance de la emergencia climática, lo que a su vez sólo puede obstaculizar el compromiso y la acción.

Esto ya se está convirtiendo en un problema, y muchos comentaristas de la derecha del espectro político, junto con algunos científicos del clima, denigran como “doomers” a cualquiera que señale los peores resultados del calentamiento global. Este “apaciguamiento” climático reemplaza cada vez más a la negación y podría ser un factor de inercia incluso mayor que el miedo, ya que resta importancia a la enormidad del problema y, como consecuencia inevitable, a la urgencia de actuar.

La verdad es que las personas pueden soportar el miedo si saben que todavía hay esperanza y que pueden hacer algo para mejorar las cosas, o al menos evitar que empeoren.

Un estudio de 2022 realizado por investigadores de la Universidad de Bath en el Reino Unido encontró que las imágenes aterradoras de incendios forestales y otras catástrofes relacionadas con el clima en todo el mundo eran particularmente efectivas para generar ansiedad climática, definida por la Asociación Estadounidense de Psicología como el miedo crónico a la catástrofe ambiental. Sin embargo, en lugar de conducir a la inacción, el estudio demostró que esto podría ser una fuerza motivadora que impulsó a la muestra de adultos del Reino Unido a adoptar medidas que ayudaron a reducir las emisiones.

De manera crítica, los autores del estudio observaron que la realidad del cambio climático debe comunicarse sin inducir un sentimiento de desesperanza, y esta es la clave.

Una de las formas de hacerlo es fomentar la acción colectiva. Muchas personas me han dicho que se sienten aisladas o que, como individuos, no creen que puedan marcar una diferencia que valga la pena.

Mi respuesta es siempre unirme a un grupo de personas con ideas afines y trabajar con ellas para impulsar el cambio institucional y sistémico. En todos los casos, esto ha tenido un efecto galvanizador, reemplazando la desesperanza por la esperanza; inercia con acción.

La conclusión es que muchas cosas en la vida dan miedo o preocupan, desde ir al dentista hasta notar un posible signo de cáncer, pero ignorarlas casi invariablemente resulta en que suceda algo mucho peor en el futuro.

El cambio climático no es diferente. Todo el mundo tiene derecho a conocer los hechos, aterradores o no, para tener la oportunidad de actuar con base en la realidad de lo que le estamos haciendo a nuestro planeta, y no en una versión aséptica.

En lugar de conducir a la inacción, creo que esto podría ser transformador.