Nota del editor: Wendy Guerra es escritora cubanofrancesa y colaboradora de CNN en Español. Sus artículos han aparecido en medios de todo el mundo, como El País, The New York Times, el Miami Herald, El Mundo y La Vanguardia. Entre sus obras literarias más destacadas se encuentran “Ropa interior” (2007), “Nunca fui primera dama” (2008), “Posar desnuda en La Habana” (2010) y “Todos se van” (2014). Su trabajo ha sido publicado en 23 idiomas. Los comentarios expresados en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN Español) – La mujer ocupa un lugar preponderante en la narrativa de todos los tiempos.
Autoras y protagonistas han manifestado sus problemáticas, en diferentes estilos, épocas y culturas, con voces y lenguajes disímiles. La letra impresa resulta el verdadero muestrario, el espejo y su registro, el profundo reservorio donde se dilata y conserva nuestra identidad.
Los diarios íntimos construyeron el vehículo apropiado y discreto para sacar adelante una novela o un poemario, un ensayo o una crítica literaria. Las mujeres accedimos a la literatura mucho antes que a otros géneros y soportes creativos. Tinta y papel, eso fue suficiente para contar nuestros anhelos, secretos y laberintos interiores. Sin embargo, fue a los hombres, y no a las mujeres, a quienes primero se le permitió editar, gestionar, traducir y difundir sus obras. Durante siglos fueron sus voces las encargadas de eternizarnos, con mayor o menor suerte.
¿Cómo nos vieron ellos a lo largo de la historia?
Este marzo quiero recomendar a nuestros lectores ocho obras literarias donde la mujer ha sido narrada desde la voz y la perspectiva de los hombres:
Madame Bovary, de Gustave Flaubert
Excelente retrato de la psicología femenina. La poderosa entrada del género a la modernidad literaria dentro de la estética realista se hace en la piel de una mujer. La obra hizo estallar un escándalo sin precedentes en la burguesía francesa de 1856, que derivó en un complejo proceso judicial.
El retrato de Emma, escrito en clave Flaubert, refleja la personalidad de una joven provinciana, casada con el torpe Charles Bovary, el típico esposo aburrido e insensible, incapaz de complacerla y satisfacerla en sus anhelos y esperanzas. La novela, editada en varias entregas en La Revue de Paris desde el 1 de octubre de 1856 hasta el 15 de diciembre del mismo año, es un clásico de la literatura universal.
Ana Karenina, de León Tolstói
Autor de Guerra y paz, apareció primero entre 1875 y 1877 en la revista Russkij Vestnik y vio la luz en forma de libro en 1878. La novela está considerada como una de las obras trascendentales del realismo ruso y un puente hacia el modernismo. Según estudiosos e investigadores literarios, la fisionomía de Ana Arkádyevna Karénina la inspiró Maria Hartung, hija mayor del poeta ruso Aleksandr Pushkin.
En primera instancia, Karenina pareciera una mujer perfecta, sin trazos o rasgos ocultos, pero en su evolución la protagonista deviene en una deconstrucción dramatúrgica brillante, donde la sociedad, los prejuicios y su propia batalla interior la conducen a un memorable final.
Rayuela, de Julio Cortázar
Publicada en 1963, forma parte imprescindible del llamado boom latinoamericano. Es imposible separar a La Maga de Cortázar.
La Maga, enamorada de Oliveira, protagonista de la novela, es un ser enigmático, inspirado en Edith Aron, escritora argentina que conoció a su autor durante una travesía a Europa a bordo del buque Conte Biancamano. Este inolvidable personaje, que representó el espíritu bohemio de nuestras madres y abuelas, resulta un símbolo de la bohemia de los años 60. Delgada, despeinada, fumadora compulsiva, loca por el jazz, habitante de bares y cantinas, un poco ingenua, sensitiva y sensual, anhela convertirse en autora literaria para llegar a formar parte de El Club de la Serpiente. Sus amigos escritores admiran de ella esa gran intuición, que hasta hoy la hace reinar más allá del reto de los personajes de este memorable manifiesto de mediados del siglo XX.
El siglo de las luces, de Alejo Carpentier
Publicada en 1962 e incluida por la academia, dentro de la llamada Nueva novela histórica, narra los sucesos ocurridos al calor de la revolución francesa en las Antillas. Sofía es uno de los personajes más hermosos de la obra de Carpentier, voluntariosa y vivaz. Apenas una adolescente que le concede su mirada femenina a esta compleja simbiosis cultural trenzada al calor del siglo XVIII: La Ilustración, también llamado Siglo de las Luces por la fusión de corrientes intelectuales basadas en la razón, la ciencia, sus métodos, el saber y la modernización de la sociedad. En su evolución ideológica, Sofía crece e intenta descubrir la verdad rompiendo con su mundo, iniciando una rebelión que la lleva a convertirse en heroína, símbolo de una región que aun busca la luz atravesando un destino inevitablemente trágico.
Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen
A finales del siglo XIX, el dramaturgo noruego toma partido con la liberación de la mujer; y el 21 de diciembre de 1879 se estrena Casa de Muñecas en el Teatro Real de Copenhague. Al comienzo de la obra, su protagonista, Nora Helmer, es una joven madre de tres hijos, desvalida en apariencia, infantil y manipulable.
Nora se ha criado con su padre y con Ana María, su niñera. Pasó de vivir bajo el dominio paterno al de su marido, Torvaldo Helmer, a quien debe sacar de dificultades falsificando unos documentos. Pero Nora posee tantas facetas como virtudes. Hacia el final de la obra Nora se ha fortalecido, rompiendo con la tradición de obediencia y sumisión que le fue impuesta desde su infancia. “Debo intentar educarme a mí misma. Y tú no eres el hombre que pueda ayudarme. Debo intentarlo sola. Y, por eso, voy a dejarte”.
Nora Helmer cambia su destino y da el portazo más famoso de la historia.
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
La editorial argentina Sudamericana lanza esta gran novela en 1967. La obra muy pronto se convirtió en un símbolo de nuestra idiosincrasia. Remedios la Bella es un personaje infinito, de una pureza casi inexplicable. Hija de Arcadio y Sofía de la Piedad es “la mujer más hermosa del mundo”, y aunque cuatro hombres mueren trágicamente al tratar de poseerla, ella conserva su inocencia y pureza a través de su vida. Su olor embriaga a quienes suelen encontrarla. A los 20 años no sabía a leer ni escribir, nunca usó cubiertos y solía pasearse desnuda por la casa. En el mapa de Macondo, universo imaginario creado por García Márquez, Remedios es un eslabón esencial. Ella asciende a los cielos como parte de la simbología románica, el alma en su ascensión es representada mediante la figura de una niña que se eleva y eterniza. Remedios la Bella puede relacionarse con La Diosa-Pájaro del Neolítico y las diosas de manantiales y ríos de los celtas y otros pueblos indoeuropeos. En ella se esconden mitos y leyendas infinitas. El realismo mágico con el que conviven los pueblos latinoamericanos, efluvios de la sabiduría femenina que se eleva y eterniza.
Desayuno en Tiffany’s, de Truman Capote
Novela publicada por Random House. Holly Golightly, su protagonista, es uno de los personajes femeninos más fascinantes de Capote. Ingenua y dulce, perspicaz e inquieta, posee en su interior los rasgos más atractivos de sus grandes amigas Gloria Guinness, Gloria Vanderbilt y Marguerite Littman. El novelista las combinó en su estilo, hallando finalmente a su Holly, esa neoyorquina inolvidable e ingenua que mira la vidriera de Tiffany’s en busca de sus sueños más profundos. El personaje central no es excesivamente bella, ni alta, ni exuberante, mucho menos una intelectual de la época que trata de explicarse o explicar el mundo. La acción sucede entre los otoños de 1943 y 1944, cuando su protagonista y un narrador anónimo, aspirante a escritor, coinciden como inquilinos en un edificio del Upper East Side de Manhattan. Pero es ella quien nos muestra el Nueva York de cócteles, restaurantes y clubes de moda de los años 60, la ciudad de personajes estrafalarios y complejos que narran toda la novela. Holly no desea pertenecer a nada ni a nadie, es una isla en medio de la isla, se siente desterrada y solo el glamur y la belleza logran seducirla.
Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll
Este canónico libro inicia una secuela aparecida en la Inglaterra de 1865. Alicia, su protagonista, debió vivir la época victoriana, pero decidió ir más allá; atravesar un espejo y huir hacia un mundo alternativo. Su aventura subterránea comienza al deslizarse por la madriguera de un conejo y llegar al País de las Maravillas. La inspiración de su autor fue Alice Liddell, una niña de mirada profunda que Carroll frecuentó en Oxford, cuando Henry, el padre de Alice, trabajaba como decano de Christ Church, donde impartía clases el autor. El personaje de Alicia detesta acatar la autoridad, posee un espíritu curioso, crítico y cortés. Ama el riesgo y suele ser muy confiada. Alicia logra perderse y encontrarse a sí misma en lugares abstractos y laberínticos. Al regreso de este viaje, invocamos el maravilloso mundo de Alicia, intentando saltar de nuestra cotidianeidad al infinito universo de la infancia.
Al recorrer estas magníficas obras con sus memorables protagonistas, me pregunto: ¿nos sentimos bien representadas en personajes y circunstancias literarias creadas a medida en la imaginación de los hombres?
La respuesta a esa interrogante estará siempre el ejercicio de la lectura, la escritura y la creación diaria. El constante cultivo de nuestras capacidades es nuestro mejor vehículo de representación. La gran novela femenina puede estarse escribiendo hoy, ahora mismo, en algún lugar del mundo, por la mano y el ingenio de una talentosa desconocida.