Ianina Zanazzi

(CNN Español) – Es “la mujer más rápida del mundo”, le dijo Adrián Campos -jefe del equipo español Campos Racing- al diario Marca de España, al referirse a Ianina Zanazzi.

La piloto argentina había probado el auto para reemplazar a Fernando Alonso, piloto español, que dejaba la butaca vacía para ingresar a la Fórmula 1.

Corría el año 2001 y al enterarse de la vacante, Zanazzi envía el currículum vitae con una “mentirita blanca”, le dice a CNN. La piloto omitió su nombre real y puso uno de hombre. Al llegar, Adrián Campos le dijo: “No probamos a mujeres”. “Si aprobaste mi ficha por lo que hago en pista y ya estoy acá, dame la posibilidad”, le rogó la intrépida piloto argentina. La insistencia dio sus frutos y le permitieron hacer la prueba. “No puede ser que andes tan rápido”, comenta que le dijo el experimentado hombre del automovilismo delante del mismísimo Fernando Alonso. Tras lo cual, la siguió en moto en toda la pista, para comprobar “si acortaba camino por algún sector”, dice Zanazzi. La particular y “divertida situación”, parece transportarla literalmente, -sonrisa mediante -, a ese suceso.

Las chances de correr en Fórmula 1 crecían. Su desparpajo cambió un ámbito netamente manejado por hombres. Pero un terremoto político y económico se estaba gestando en su país, cuyas réplicas movilizaron los cimientos de Zanazzi y del equipo de Adrián Campos. Las diferencias entre algunos patrocinadores españoles y el gobierno argentino en medio de la crisis de los años 2001 y 2002, terminaron impidiendo que Zanazzi pueda competir en la máxima categoría del automovilismo mundial.

No obstante, la carismática mujer conoció de primera mano el nivel más alto del automovilismo europeo. “Me había hecho muy amiga de Fernando Alonso”, le dice a CNN.

Ese privilegio le permitió entrar a esa categoría desde “otro lado” y ante esas instancias, “me empecé a dar cuenta que hoy día haría cualquier cosa por subirme y manejar un auto de Fórmula 1, pero el precio es muy alto. O sea, te despersonaliza, porque en un momento te convertís en un producto”, subraya.

Ianina Zanazzi

La fuerte secuencia de experiencias vividas en tan corto tiempo, ocurridas cuando Zanazzi transitaba su primer año en la Fórmula 3 española, es un fresco que pinta cabalmente la vida profesional de esta mujer, ahora de 41 años. Talento, arrojo, carácter y un desparpajo admirable para moverse en el mundo automotor, que absorbió de cuna.

Zanazzi, quien nació en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, una localidad ubicada a poco más de 200 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, habla con frescura sobre un ambiente en el que ha pasado muchas tormentas. No obstante, reconoce que “es una pavada querer desafiar o ganar al hombre en situaciones en la que estamos en desventaja”. Tras lo cual resalta con convencimiento que el hombre y la mujer “tenemos que potenciarnos juntos…Esto no es a los codazos. Es codo a codo”, sentencia.

El ámbito “tuerca” lo absorbió en su niñez y adolescencia, mientras estudiaba danza clásica y zapateo americano. Pero en su corazón bullía otra pasión. “Le rogué a mi mamá que me dejara correr en karting”, confiesa. Lo pudo hacer entre los 14 y 15 años, “siendo que lo habitual es comenzar a los 5 o 6”, nos dice al tiempo que remarca que su mamá le pidió seguir con los estudios y las materias aprobadas.

Ianina accedió a la entrevista con CNN con naturalidad y sin divismo. De esa misma manera se vincula. Disfruta de la narración, como si se instalara nuevamente en cuerpo y alma, en instancias que le dieron forma a su espíritu competitivo.

“Yo saltaba muy rápido de categoría en categoría”, nos narra y lo confirma su ficha. En 1998, comenzó en la categoría Fórmula, compitiendo con Honda y Renault. “Lo que se recomienda es estar mínimo dos años en la categoría para en la segunda temporada dar el salto de calidad”, pero la piloto argentina no hizo eso. En 1999 estaba en la Fórmula Super Renault, la categoría “más rápida de ese momento en Argentina”, nos enfatiza con una pizca de orgullo y de alegría genuina.

En esa primera temporada su valentía al volante dejó su huella en el autódromo de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. Allí en el ‘imperio cordobés’, como se conoce a la popular ciudad, empezó a transformarse en la emperadora del automovilismo argentino, al ser la primera mujer en ganar una competencia con hombres en la historia automovilística de su país.

Ianina Zanazzi

Eso le valió numerosas portadas en medios gráficos, televisivos y en los programas más vistos de Argentina.

Paralelamente, Zanazzi siguió con su filosofía, apretando a fondo el acelerador. En el año 2000 estaba corriendo en la Fórmula 3 Sudamericana y se consagró subcampeona.

Después de la Fórmula 3 española, apostó por la familia, volvió al país, dejó el automovilismo durante 15 años y llegaron sus tres hijos: Martino, Genaro y Joaquina, “sus soles”, tal como les dice y se le llena la cara de ternura.

En medio de ese momento de plenitud familiar, Adrián Campos la volvió a contactar pues querían que se subiera a un auto para probar suerte en una nueva chance que se habría en la Fórmula 1. “Estaba embarazada”, nos dice sonriendo, sobre una posibilidad que le llegó a destiempo en la vida.

En 2018 volvió a competir con un auto que es absolutamente cercano y querido en su familia, el Porsche. Su padre fue jefe de Taller en Argentina de la empresa alemana. Ese mismo año se consagró campeona de la Copa Porsche GTE Cup Trophy de Argentina. El resonante éxito emocionó a los suyos.

También hizo un curso de Ingeniería Industrial, pero terminó estudiando Marketing. Si bien se recibió, dice que no lo puede aplicar en su pasión, el automovilismo, pues “soy muy mala vendiendo”, confesó a CNN.

El ambiente automovilístico es un “mundo de hombres”, reconoce, y agrega que es un ámbito en el que ha encontrado resistencias, pero nunca se victimizó. Ese consejo se lo da a fundaciones de Chile, Guatemala, Costa Rica y de otros países de Latinoamérica, cuyos grupos de mujeres la contactan pidiendo asesoramiento, pues encuentran resistencias, comenta. Le dice que deben saber que “estamos metiéndonos en un ambiente donde los incomodamos”, para remarcar en tono reflexivo que las mujeres “podemos aportar desde otro lugar, entonces debemos entender que esto es un juego donde ganamos todos”, concluye.