(CNN) – A finales de 2022, Estados Unidos comenzó a “prepararse rigurosamente” para un potencial ataque con armas nucleares de Rusia en Ucrania, en lo que habría sido el primer ataque nuclear en guerra desde que Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki casi ochenta años antes, dijeron dos altos funcionarios de la administración a CNN.
A la administración Biden le preocupaba específicamente que Rusia pudiera utilizar un arma nuclear táctica o de campo de batalla, dijeron los funcionarios.
Primero informé que los funcionarios estadounidenses estaban preocupados de que Rusia usara un arma nuclear táctica en 2022, pero en mi nuevo libro, “El regreso de las grandes potencias”, publicado el 12 de marzo, revelo detalles exclusivos sobre el nivel sin precedentes de planificación de contingencia llevado a adelante en la medida en la que entre altos funcionarios de la administración Biden crecía la alarma por la situación.
“Ese fue el escenario que nos presentó el conflicto, así lo creímos y creo que teníamos derecho a prepararnos rigurosamente y hacer todo lo posible para evitar que eso suceda”, me dijo el primer alto funcionario con el que hablé.
Lo que llevó a la administración Biden a llegar a una evaluación tan sorprendente no fue un indicador, sino un conjunto de acontecimientos, análisis y, fundamentalmente, nueva inteligencia altamente sensible.
El temor de la administración, me dijo un segundo alto funcionario, “no era sólo hipotético, sino que también se basaba en cierta información que recogimos”.
“Tuvimos que planificar para estar en la mejor posición posible en caso de que este acontecimiento ya impensable realmente ocurriera”, me dijo la misma fuente.
Durante este período desde finales del verano hasta el otoño de 2022, el Consejo de Seguridad Nacional convocó una serie de reuniones para implementar planes de contingencia “para evaluar cómo responderíamos en caso de una indicación muy clara de que estaban a punto de hacer algo, atacar con un arma nuclear, o en caso de que simplemente lo hicieran. Evaluamos cómo intentaríamos prevenirlo o disuadirlo”, me dijo el primer alto funcionario de la administración.
“Es probable que muchos de nosotros no estabamos listos para llegar a nuestros puestos de trabajo y dedicar cantidades significativas de tiempo a prepararnos para un escenario que hace unos años se creía que pertenecía a una época pasada”, me dijo el mismo funcionario.
Los rusos rodeados
El final del verano de 2022 estaba resultando devastador para las fuerzas rusas en Ucrania. Las fuerzas ucranianas avanzaban hacia Jersón, ocupada por Rusia, en el sur. La ciudad había sido el premio mayor de Rusia desde la invasión. Ahora corría el peligro de perderse ante la contraofensiva ucraniana. Fundamentalmente, a medida que avanzaban las fuerzas ucranianas, unidades rusas enteras corrían peligro de ser rodeadas. La opinión dentro de la administración era que una pérdida tan catastrófica podría ser un “potencial desencadenante” para el uso de armas nucleares.
“Si un número significativo de fuerzas rusas era derrotado, si sus vidas quedaban destrozadas, eso sería una especie de precursor de una amenaza potencial directa al territorio ruso o al Estado ruso”, dijo el primer alto funcionario de la administración.
“En Jersón en ese momento había cada vez más señales de que las líneas rusas podrían colapsar. Decenas de miles de tropas rusas eran potencialmente vulnerables”, añadió.
Rusia estaba perdiendo terreno dentro del territorio soberano de Ucrania, no dentro de Rusia. Pero a los funcionarios estadounidenses les preocupaba que el presidente Vladimir Putin lo viera de otra manera. Le había dicho al pueblo ruso que Jersón ahora era parte de la propia Rusia y, por lo tanto, podría percibir una pérdida devastadora allí como una amenaza directa para él y el Estado ruso.
“Nuestra evaluación había sido durante algún tiempo que uno de los escenarios en los que contemplarían el uso de armas nucleares [incluía] cosas como amenazas existenciales al Estado ruso, amenazas directas al territorio ruso”, dijo el primer alto funcionario de la administración.
En tal evaluación, Rusia podría considerar un ataque nuclear táctico como un elemento disuasorio contra mayores pérdidas de territorio controlado por Rusia en Ucrania, así como cualquier posible ataque contra la propia Rusia.
Bandera falsa
Al mismo tiempo, la maquinaria propagandística de Rusia estaba haciendo circular una nueva historia de bandera falsa sobre una bomba sucia ucraniana, que los funcionarios estadounidenses temían que pudiera servir de cobertura para un ataque nuclear ruso.
En octubre de 2022, el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, hizo una serie de llamadas telefónicas a funcionarios de defensa de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Turquía, diciéndoles que el Kremlin estaba “preocupado por posibles provocaciones por parte de Kiev que implicaran el uso de una bomba sucia”.
Estados Unidos y otros funcionarios occidentales rechazaron las advertencias rusas. Aún así, el embajador de Rusia ante la ONU entregó una carta directamente a las Naciones Unidas detallando la misma supuesta amenaza. Los funcionarios rusos alegaron que Ucrania construiría y detonaría una bomba sucia contra las fuerzas rusas y luego culparía del ataque a Rusia.
Los funcionarios estadounidenses desestimaron las advertencias rusas pero temieron la motivación detrás de ellas. “Los mensajes públicos rusos salieron del campo de izquierdas sobre la posibilidad de que Ucrania use una bomba sucia, lo que consideramos que no se basaba en algo real”, me dijo el primer alto funcionario de la administración. “Más preocupante” para este funcionario era que los rusos dirían estas cosas “ya sea como pretexto para hacer alguna locura o como tapadera para algo que ellos mismos estaban pensando hacer. Eso era bastante alarmante”.
Pero hubo una pieza más que elevó esas preocupaciones a un nuevo nivel. Las agencias de inteligencia occidentales habían recibido información de que ahora había comunicaciones entre funcionarios rusos que discutían explícitamente un ataque nuclear.
Como me lo describió el primer alto funcionario de la administración, había “indicios que estábamos detectando por otros medios de que esto era al menos algo que los niveles inferiores del sistema ruso estaban discutiendo”.
El acceso de Estados Unidos a las comunicaciones internas rusas ya había demostrado su capacidad en el pasado. En el período previo a la invasión de Ucrania, Estados Unidos había interceptado a comandantes militares rusos que discutían los preparativos para la invasión, comunicaciones que formaban parte de la evaluación de la inteligencia estadounidense, que luego resultó precisa, de que una invasión era inminente.
“Nunca es una evaluación tajante, blanco o negro”, me dijo el primer alto funcionario de la administración. “Pero el nivel de riesgo parecía estar aumentando, incluso por encima de cualquier otro momento”.
¿Estados Unidos lo sabría?
En ningún momento Estados Unidos detectó información de inteligencia que indicara que Rusia estuviera tomando medidas para movilizar sus fuerzas nucleares para llevar a cabo tal ataque.
“Obviamente le dimos una alta prioridad al seguimiento y al menos teníamos cierta capacidad para rastrear tales movimientos de sus fuerzas nucleares”, me dijo este alto funcionario de la administración. “Y en ningún momento vimos indicios de los tipos de medidas que hubiéramos esperado que tomaran si estuvieran siguiendo el camino hacia el uso de armas nucleares”.
Sin embargo, los funcionarios estadounidenses no estaban seguros de saber si Rusia estaba posicionando armas nucleares tácticas. A diferencia de las armas nucleares estratégicas, capaces de destruir ciudades enteras, las armas nucleares tácticas o de campo de batalla son lo suficientemente pequeñas como para moverse silenciosamente y podrían dispararse desde sistemas convencionales ya desplegados en el campo de batalla ucraniano.
“Si lo que iban a hacer era usar un arma nuclear táctica, particularmente un arma nuclear táctica de muy bajo rendimiento y particularmente si solo iban a usar una o una cantidad muy pequeña, no seguro que si o si lo hubiéramos sabido”, continuó este alto funcionario de la administración.
Varias fuentes dentro del Gobierno de Bien participaron en una campaña de divulgación urgente. El secretario de Estado, Antony Blinken, comunicó las preocupaciones de Estados Unidos “muy directamente” al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, según altos funcionarios. El presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, llamó a su homólogo ruso, el general Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas. Según un alto funcionario estadounidense, el presidente Joe Biden envió al director de la CIA, Bill Burns, a hablar con Sergey Naryshkin, jefe del servicio de inteligencia exterior de Rusia, en Turquía, para comunicarle las preocupaciones de Estados Unidos sobre un ataque nuclear y evaluar las intenciones rusas.
Estados Unidos también trabajó estrechamente con sus aliados para desarrollar planes de contingencia ante un ataque nuclear ruso y para comunicar advertencias a la parte rusa sobre las consecuencias de tal ataque.
“Llevamos a cabo una serie de conversaciones silenciosas con aliados centrales para analizar nuestras ideas!, me dijo el primer alto funcionario de la administración. “Ese es un sello distintivo de todo nuestro enfoque: que somos mejores y más fuertes al hacer estas cosas cuando estamos totalmente alineados con nuestros aliados”.
India y China
Además, Estados Unidos intentó conseguir la ayuda de países que no eran aliados, en particular China e India, para disuadir a Rusia de semejante ataque.
“Una de las cosas que hicimos fue no sólo enviarles mensajes directamente, sino instar, presionar y animar fuertemente a otros países, a quienes podrían prestar más atención, a que hiciesen lo mismo”, me dijo el segundo alto funcionario de la administración.
Los funcionarios estadounidenses dicen que la divulgación y las declaraciones públicas del líder chino Xi Jinping y del primer ministro indio Narendra Modi ayudaron a evitar una crisis.
“Creo que mostrar a la comunidad internacional la preocupación al respecto, particularmente la preocupación de los países clave para Rusia y para el Sur Global, también fue un factor útil y persuasivo y les mostró cuál podría ser el costo de todo esto”, dijo el primer alto funcionario.
“Creo que el hecho de que sepamos que China intervino, India intervino y otros intervinieron, puede haber tenido algún efecto en su forma de pensar”, me dijo el segundo alto funcionario de la administración. “No puedo demostrarlo con certezas, pero creo que esa es nuestra evaluación”.
Desde el susto nuclear de finales de 2022, he preguntado a funcionarios estadounidenses y europeos si identificaron amenazas similares. El peligro disminuyó cuando la guerra entró en un período de relativo estancamiento en el este. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados se mantienen alerta.
“Hemos estado menos preocupados por la perspectiva inminente desde ese período, pero no es algo que esté totalmente fuera del radar”, me dijo un alto funcionario estadounidense. “Seguimos perfeccionando los planes y… no está más allá de la posibilidad de que podamos enfrentar al menos el riesgo creciente de esto nuevamente en los próximos meses”.