(CNN Español) –– El lunes por la noche se terminó el misterio, y River y Boca ya conocen a sus rivales tanto en la Copa Libertadores como en la Sudamericana. River vuelve al ruedo en busca de su quinta Libertadores, tras haber quedar eliminado en octavos de final en las últimas dos ediciones. Por su parte, Boca se prepara para intentar obtener la segunda copa en importancia del continente, tras diez años de no disputarla. La última vez que lo hizo fue en 2014, cuando quedó eliminado en semifinales justamente frente a River Plate.
La suerte está echada, los grupos ya conformados, y los caminos de los dos equipos más importantes de Argentina en los torneos comienzan a tomar forma.
River: Grupo H, sin altura ni rivales brasileños
En un torneo con tantos equipos, muchas veces la fortuna del sorteo pasa por tener que viajar la menor distancia posible y por evitar cruzarse con los equipos del país más poderoso de la región a nivel clubes: Brasil. Y parece que River marcó todos esos casilleros en la boleta de la fortuna: tendrá viajes cortos, evitará jugar en altura y no enfrentará a ningún equipo del país vecino.
Libertad de Paraguay, Deportivo Táchira de Venezuela y Nacional de Uruguay serán los rivales del Millonario, que llega a la Copa como supercampeón del fútbol argentino. ”Hay que competir, solo tenemos un viaje largo, no hay altura, no hay equipos brasileños. Mucho respeto por Libertad y Nacional, son dos equipos que conocemos bien. Lo bueno es que tenemos muy pocos viajes porque en River hay que estar atento al campeonato local, no viajar es una ventaja”, reconoce el mánager del equipo, Enzo Francescoli, a ESPN.
En ese sentido, el único viaje que podría considerarse largo que tendrá el conjunto dirigido por Martín Demichelis será el que lo lleve a Venezuela, a enfrentar a Deportivo Táchira.
El comienzo de la fase de grupos está estipulado para el 3 de abril, finalizará el 29 de mayo, y clasificará a los dos primeros de cada grupo a los octavos de final, que se disputarán recién en agosto. De esta manera comienza River Plate su camino en la Copa Libertadores, un recorrido que espera terminar en la Ciudad de Buenos Aires, donde se disputará la final de la Copa el sábado 30 de noviembre.
Boca: la temida altura y un rival brasileño
Por el lado de Boca podríamos decir que de todos esos casilleros de la fortuna que River tildó, el Xeneize marcó tan solo uno: el de ahorrarse kilómetros. Es que en el grupo D le tocará jugar en altura, cuando enfrente a Nacional Potosí de Bolivia. Tendrá además un rival brasileño, Fortaleza. Y su tercer rival será Sportivo Trinidense, de Paraguay.
Se trata así de uno de los grupos más complejos, con un rival de fuste como Fortaleza, que viene de ser subcampeón de la última edición de la Copa Sudamericana. Nacional Potosí no solo tiene la particularidad de jugar como local en un estadio que se encuentra a 3.885 metros sobre el nivel del mar, sino que además usa una camiseta con una banda roja al igual que River Plate, clásico rival de Boca.
Sportivo Trinidense quiere ser la gran sorpresa en su debut a nivel continental. Sus actuaciones en el torneo paraguayo lo ubican en el penúltimo lugar con tan solo dos partidos ganados de diez disputados.
La fase de grupos comienza la misma semana que la de la Copa Libertadores y se extiende hasta el 29 de mayo. De los cuatro integrantes de cada grupo tan solo clasificará el primero de manera directa a octavos de final y esperará por los ganadores de la llave entre todos los segundos de los grupos de la Copa Sudamericana y los terceros de los grupos de la Copa Libertadores.
Una vez definidos los equipos comenzarán los octavos de final. La final se disputará el 23 de noviembre, aún sin estadio definido.
Boca quiere volver a una final continental tal como lo hizo el año pasado en la Libertadores. Y quiere volver a coronarse en la Sudamericana como en el año 2004 y en el 2005. La última vez que el Xeneize festejó a nivel continental fue en el año 2007, cuando de la mano de Juan Román Riquelme ganó su sexta Libertadores.
Copas distintas, distintas relevancias, pero Boca y River comparten un mismo objetivo: llegar a noviembre con la posibilidad de poder consagrarse campeones de una copa internacional.