(CNN Español) –– Un poco de contexto para empezar.
Mirtha “La Chiqui” Legrand es una prócer de la televisión argentina. Si no es la figura más importante, pocos le compiten.
Su programa, “Almorzando con Mirtha Legrand”, acompañó durante décadas los mediodías de las familias argentinas. En su mesa se sentaron presidentes, actores, actrices, diputados, candidatos, gobernadores, directores de cine, diseñadores de moda, vedettes, deportistas, etc. Todos los personajes ilustres del país. Es así como se ganó el mote de “mesaza”.
Antes de llegar a la televisión, Mirtha fue una estrella de cine. Tiene 97 años. Es filosa, incisiva y picante.
Hace menos de dos meses entrevistó a Javier Milei en su programa y, si bien esta no era la primera vez que el economista se sentaba en la “mesaza”, nunca antes lo había hecho siendo presidente de los argentinos.
–– “¿A usted le molesta que le digan ‘el loco’?”
––”No, porque la diferencia entre un genio y un loco, ¿cuál es? El éxito”.
––”La cordura”, interrumpió la conductora.
Después de ese intercambio, el clima de la “mesaza” siguió en un tono ameno, como si nada.
El cruce entre La Chiqui y Milei
La semana pasada se hizo un abrazo simbólico al Cine Gaumont en reclamo por los fuertes recortes presupuestarios al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), un organismo creado en 1968 para promover la producción fílmica local, en particular, la de nuevos cineastas. El 11 de marzo, el Gobierno publicó en el Boletín Oficial una resolución que suspende todo desembolso económico vinculado a apoyos y aportes institucionales a la entidad y dejó pendiendo de un hilo la producción local.
El Gaumont, ubicado en el centro de la ciudad de Buenos Aires, es un emblema del cine argentino. Se construyó hace más de 100 años, primero administrado por privados y después de la crisis de 2001 quedó en manos del INCAA. Aunque en el recorte anunciado no se hace referencia al edificio puntualmente, el fantasma de su cierre sobrevuela ante de la quita de recursos para la industria.
A eso se refirió Mirtha Legrand en su “mesaza”, versión cena, que ahora se televisa los sábados a la noche.
“¿Cuánto puede costar mantener el cine Gaumont? Yo fui hace poco, está espléndido, en muy buenas condiciones, es una lástima. Lo del Instituto de Cine también. Es terrible”, dijo. “Si había alguno que robaba, bueno, afuera, no le des más crédito”, agregó. Y finalmente sacó una conclusión: “Da una sensación como de rencor, de no querer al cine argentino, de no valorarlo”.
Lo que siguió fue lo que suele suceder con estos comentarios en las redes: una ola de tuits a favor y en contra de las declaraciones de Legrand. El presidente Milei pescó en el mar de “X” y, sin tuitear directamente, retuiteó una publicación que decía: “Qué gran gesto sería que Mirtha compre el Gaumont, que éste pase a llamarse Cine GAUMONT-LEGRAND y que proyecte solo películas argentinas. Un hito que la enaltecería a ella y que contribuiría a cambiar la mala imagen que tienen los argentinos de sus propios referentes culturales”.
El autor de ese tuit, el politólogo Julio Burdman, aclaró que su mensaje no había sido contra Legrand, y explicó días después en una columna en el diario Clarín que no fue una ironía y que “trolls de todos los colores políticos” utilizaron su publicación “para adjudicarle el sentido que ellos querían”, en general diferente del suyo.
Milei no dijo más nada al respecto. Pero la Chiqui no dio por terminado el tema.
“No corresponde, fue una opinión simplemente. No es para decir que compre el cine. Es ridículo. Te da como cierto temor a expresarte porque si a cada cosa que vas a decir y al Gobierno no le gusta mucho o le molesta a alguien, te van a retrucar, es desagradable. Te quita la libertad para opinar”, dijo al teléfono en comunicación con un programa de televisión. “Me sorprendió mucho cuando reaccionaron así. No estoy en contra del Gobierno. No quiero estar en contra del Gobierno porque toma represalias y es muy desagradable”, agregó.
No es la primera vez que Milei se enfrenta a una artista argentina y referente de la cultura. Hace unas semanas, los ataques del presidente hacia la cantante Lali Espósito captaron la agenda nacional. En su momento, la artista pop respondió diciendo “No creo que el camino sea la falta de respeto y la descalificación sin sentido”, e invitó al presidente a uno de sus espectáculos. Pero si Lali es más cercana al “wokismo” local, Mirtha es más bien señalada por sectores progresistas como una personalidad inclinada a favor de partidos de derecha, algo que ella no se ha ocupado de responder. Otros, en cambio, dirán que está más allá del bien y del mal.
No daría la impresión de que Milei quiera estar enemistado con Mirtha. De hecho, fue en uno de sus almuerzos en donde conoció a su actual pareja, Fátima Florez, y durante la campaña fueron juntos a la mesaza de la conductora como únicos dos invitados.
Es más, para su último cumpleaños, Milei saludó a Legrand con un video amistoso que se viralizó en minutos: “Este video es para desearle un muy muy muy feliz cumpleaños”. Y, en clave económica, la felicitó por su longevo programa: “El mercado se puede equivocar una vez, dos veces, pero tener un éxito por más de 50 años, eso es solo para los grandes”.
Después de las últimas declaraciones de Legrand, Milei no retomó la discusión y con el paso de las horas el tema se fue apagando.
Quizás el vínculo siga siendo ameno, como si nada, pero advertido.
La frase de cabecera de La Chiqui para cerrar: “Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan, si te ven bien, te contratan”.