CNNE 1484908 - ¿que beneficios tiene para tu salud tomar una siesta?
Dormir la siesta podría ser el secreto para mantener tu cerebro joven
02:35 - Fuente: CNN

(CNN) – El día en España es muy largo. La comida no empieza hasta las 2 de la tarde. El trabajo suele terminar pasadas las 7 de la tarde y la cena comienza, como muy pronto, a las 8:30. Para deleite de algunos turistas deseosos de experimentar una forma de vida diferente, muchos restaurantes cierran mucho después de medianoche, enviando al personal a casa de madrugada.

Por eso, cuando Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, denunció la cultura nocturna del país como una “locura”, dio en el clavo.

“Ningún país razonable mantiene sus restaurantes abiertos hasta la una de la madrugada”, dijo durante una reunión de un grupo parlamentario este mes. “Es una locura seguir fingiendo y ampliando el horario hasta que ya no sabemos qué hora es”.

“Es que somos diferentes”, le replicó la alcaldesa de Madrid, Isabel Ayuso, en la plataforma de redes sociales X, arrastrando el debate por las líneas de los partidos políticos. “Nos quieren puritanos, materialistas, socialistas”, escribió, “aburridos y en casa”.

A pesar de la larga jornada, los españoles trabajan solo un poco más que el promedio europeo, 37,8 horas semanales según la Comisión Europea. Sin embargo, duermen menos que la mayoría de sus homólogos del norte de Europa, 7,13 horas por noche según Public Health Maps.

Los españoles no siempre se quedaban despiertos hasta tan tarde, dice Marta Junqué, del Instituto de Empleo del Tiempo, con sede en Barcelona, consultada recientemente por el Gobierno español para ajustar sus leyes sobre horarios laborales.

“España es ahora única en cuanto a la hora tardía a la que salimos del trabajo”, dice Junqué. “No siempre fue así. Mis abuelos trabajaban igual que todo el mundo. Se levantaban cuando salía el sol y dejaban de trabajar cuando se había ido la luz. Ahora, anochece a las seis o las siete y seguimos trabajando”.

“Lo que defendemos es el derecho al tiempo”, añade.

Siestas sin dormir

Las siestas empezaron siendo un descanso tradicional de los trabajadores para evitar el intenso calor del sol del mediodía, como estos hombres fotografiados en los años 50.

Junqué afirma que el cambio de hora se debe a un hombre: Francisco Franco, el dictador militar que gobernó España de 1936 a 1975. Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco cambió el huso horario de España para alinearlo con el de su aliado alemán. Todo se adelantó una hora y no ha cambiado desde entonces.

“Deberíamos estar en el mismo horario que Lisboa o Londres”, dice Junqué. “En cambio, en invierno estamos en la hora de Berlín, y en verano, a la par que Estambul”.

¿Y qué hay de la famosa siesta española?

Derivada del latín sexta, la sexta hora después del amanecer, la siesta era una pausa tradicional de los trabajadores agrícolas en España, así como en Italia, que solían hacer hacia el mediodía, justo cuando el intenso calor del sol mediterráneo empieza a alcanzar su punto álgido.

En España, sin embargo, la siesta se hizo aún más frecuente en la época de Franco, cuando la mala situación económica obligó a la gente a aceptar varios trabajos, explica Junqué.

“La gente se levantaba al amanecer para trabajar de seis a ocho horas, se tomaba un receso de dos o tres horas para descansar, comer y desplazarse a otro trabajo. Luego, trabajaban varias horas más hasta la noche”.

En español, siesta significa dormir un rato. Hoy, sin embargo, menos del 18% de los españoles duerme regularmente durante ese tiempo, según una encuesta de 2016. Más del 50% de los encuestados afirmaron que nunca duermen la siesta.

Sin embargo, la siesta, junto con el cambio de huso horario de Franco, ha ajustado el reloj circadiano de la economía española hasta bien entrada la noche.

Muchos comercios en España cierran para hacer una pausa de dos o tres horas por la tarde, alargando el día para los empleados y creando lo que Junqué describe como “pobreza de tiempo”.

Mirar el reloj

En España solo se trabaja un poco más que la media europea, pero las jornadas laborales son más largas.

El precio es mayor para las mujeres españolas, que además de trabajar asumen la mayoría de las tareas domésticas y de cuidado de otras personas. Según el Instituto de Empleo del Tiempo, el 30% de las mujeres españolas con familia a su cargo sufren una falta total de tiempo personal.

También puede ser una de las razones por las que los niveles de productividad de España han quedado rezagados en comparación con otros países europeos.

“Todos los indicadores apuntan a que, cuanto más tiempo se permanece en el trabajo, menos productivo se es”, dice Junquè. “Este modelo de España que combina largas jornadas laborales -tiempo de permanencia en el puesto de trabajo- así como el ‘presentismo’, esta cultura de necesitar que te vean en la oficina, más la falta de autonomía para elegir tus horarios, se traduce en una menor productividad”.

España lleva años dándole vueltas a cómo arreglar su reloj interno. Es un tema que cruza las líneas de los partidos políticos. En 2016, el primer ministro conservador español, Mariano Rajoy, del Partido Popular, intentó sin éxito retrasar el reloj de España al meridiano de Greenwich.

El actual Gobierno del presidente Pedro Sánchez, del Partido Socialista, aboga por menos horas de trabajo y más flexibilidad. También ordenó aumentos salariales para quienes trabajan entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana.

Esto tiene un gran impacto en la industria española de los servicios y el turismo, sobre todo en la restauración nocturna.

Un jueves reciente, en el popular barrio valenciano de El Carmen, a las 8.30 de la noche, menos de un tercio de las mesas de la terraza estaban ocupadas. Dos horas más tarde, sin embargo, tendrías suerte si encontraras un sitio vacío entre las mesas de tapas y las botellas de rioja y rueda.

Momentos dorados

Se ha pedido que se reduzcan las horas de trabajo y se aumente el sueldo de los empleados nocturnos.

En España, los restaurantes no alcanzan su máxima capacidad hasta pasadas las 10 de la noche, según el restaurador Dani García. Eso significa que los propietarios de restaurantes soportan la mayor parte de los costes.

“Seguro que hay turistas alemanes e ingleses que quieren cenar a las 6 de la tarde, pero el público local no viene a buscar sus mesas hasta las 10 de la noche”, dice.

Apresurar a los comensales sería el colmo de la descortesía y muy poco español.

“No se puede meter prisa al cliente”, dice García. “No puedes hacer que miren cómo sacas las bolsas de basura. Pero si se retrasan, entonces pagas más. No solo por los sueldos, sino por pagar al personal para que tome taxis a casa a las 2 de la madrugada”.

España tiene una palabra para definir la prolongación de una buena comida: sobremesa. La traducción literal es “sobre la mesa”, pero describe ese momento dorado después de una buena comida con amigos y familiares, saboreando un café o un digestivo. Resulta especialmente tentador durante los largos y gloriosos días de verano en España.

Después de medianoche en El Carmen, todavía hay mucha gente llenando las terrazas. Aunque con menos comida, más botellas de vino, muchas risas gregarias y algún baile espontáneo.

Aunque los políticos discutan sobre los horarios laborales, parece que los comensales españoles no cambiarán sus hábitos nocturnos a corto plazo.