Nota del editor: Ian Kerner es terapeuta matrimonial y familiar, escritor y colaborador sobre el tema de las relaciones para CNN. Su libro más reciente es una guía para parejas, “So Tell Me About the Last Time You Had Sex”.
(CNN) –– “Sexo es igual a coito”. “Si no tienes sexo como las estrellas porno, no estás teniendo buen sexo”. “El sexo programado no es natural”. Vivimos en una sociedad en la que nos bombardean con esos mitos sexuales.
Uno de los mitos más perjudiciales es que el deseo sexual es “una chispa eléctrica de deseo” que ocurre de forma natural e instantánea. Parece que si no vives el deseo como un relámpago debajo de la cintura, algo está mal en ti.
En su primer libro “Come As You Are: The Surprising New Science That Will Transform Your Sex Life”, la educadora sexual Dra. Emily Nagoski libró una batalla contra este concepto de deseo espontáneo, especialmente en nombre de las mujeres que se sentían destrozadas si no experimentaban el deseo de esa manera.
Pero, ¿qué sucede en las relaciones largas, cuando dos personas tienen un camino diferente hacia el deseo y no pueden llegar allí al mismo tiempo o de la misma manera? Para responder a estas preguntas, la doctora Emily Nagoski escribió el libro “Come Together: The Science (and Art!) of Creating Lasting Sexual Connections”, de reciente aparición, que se centra en cómo mantener la compatibilidad sexual en las relaciones duraderas.
Hablé con Nagoski para obtener más información.
Esta conversación ha sido editada y condensada para mayor claridad.
En “Come As You Are”, marcaste la diferencia entre el “deseo espontáneo” y el “deseo por reacción”. ¿Puedes explicar esos conceptos?
Dra. Emily Nagoski: A diferencia del deseo espontáneo (esta idea de que experimentamos deseo sexual de la nada), el concepto de deseo por reacción pone el placer en primer lugar. Significa que tu deseo sexual surge en respuesta al placer. Cuando sientes un deseo por reacción, tu cuerpo dice: “Oh, claro. ¡Sí, vamos!”
En la época en que escribía mi primer libro, las compañías farmacéuticas estaban desarrollando medicamentos para mujeres que no sentían deseo espontáneo: esencialmente, el “viagra rosa”. Pero para mí estaba claro que lo que trataban no era un problema. Estaban tratando que la gente creyera una mentira cultural. Y sobre eso escribí: básicamente, el deseo por reacción no es una enfermedad. No existe nada normal cuando se trata de sexo y hay más de una forma de experimentar el deseo sexual.
Hablemos de lo que te llevó a escribir “Come As You Are”. Presentas con honestidad tu propia vida sexual…
Nagoski: Irónicamente, cuando escribo un libro, es muy malo para mi vida sexual. Aunque leo, escribo, pienso y hablo sobre sexo todo el tiempo, termino sin ningún interés en tener sexo. Cuando terminé de escribir “Come As You Are”, las cosas mejoraron un poco en mi vida sexual con mi esposo, pero luego hice una gira de promoción de libros y empeoraron mucho. Intenté seguir mi propio consejo, que era poner tu cuerpo en la cama y dejar que tu piel toque la piel de tu pareja, así creas un contexto que le permite a tu cuerpo acceder al placer. Y tu cuerpo dice: “sí, fue una gran idea”.
Pero cuando hice esto, literalmente rompí a llorar y me quedé dormida. Y pensé que necesitaba mejores consejos que los que di en mi propio libro. Entonces comencé a mirar la investigación calificada por mis pares para ver cómo las parejas exitosas mantienen una fuerte conexión sexual.
La discrepancia en el deseo es el problema sexual número uno con el que las parejas en relaciones duraderas parecen lidiar: poco deseo, falta de deseo, líbidos no coincidentes, un sentimiento de incompatibilidad sexual. En “Come Together”, nos pides que veamos el tema de otra manera. En lugar de centrarte en el deseo, escribes que “el placer es la medida” y que el objetivo debe ser centrarse en el placer…
Nagoski: Ya estaba yendo en esta dirección en “Come As You Are”, y cuando miré la investigación en esta área, me quedó más claro que las experiencias sexuales óptimas en realidad no tienen que ver con el deseo. Cuando hablas con personas que tienen una gran vida sexual, no hablan de deseo. Simplemente no es parte de la ecuación. En cambio, hablan de placer, de autenticidad y vulnerabilidad. Y sobre todo hablan de empatía.
Personalmente, estaba interesada en tener relaciones sexuales, pero no podía llegar a un lugar donde mi cuerpo estuviera preparado porque no me encontraba en el estado mental adecuado. Sabía que si podía lograrlo, mi esposo y yo tendríamos un sexo excelente, alegre, placentero, conectado, atractivo y maravilloso. Pero hay una relación muy fuerte entre el estrés y la lucha por acceder al placer sexual. Ese fue el desafío para mí.
Puede pasar que no tengamos un sentido innato del deseo sexual, pero para sentir placer necesitamos tener voluntad y motivación, ¿verdad? Todavía tenemos que superar todos esos factores estresantes cotidianos que sofocan el sexo. Aquí es donde se habla del concepto de “plano emocional”, que es esencialmente solo un modelo de varios “espacios” emocionales y de cómo interactúan (o no) con su “deseo” o “espacio sexy”.
Nagoski: Para mí, no hay un camino directo desde mi espacio de estrés a mi espacio sexy. Primero tengo que atravesar otro espacio en el plano. Si estoy en un estado mental de curiosidad, intelectualmente comprometido, exploratorio, aventurero o juguetón, es fácil para mí entrar en un estado mental de deseo. Necesito hacer la transición del estrés al juego y luego al deseo.
Obviamente, el plano emocional de cada persona es diferente. Algunas personas pueden pasar de sentirse estresadas a sentirse sexys, por ejemplo. Otros necesitan pasar sintiéndose cuidados antes de llegar al deseo. Pero la clave es identificar en qué espacios sueles estar antes de sentirte sexy y luego hacer cosas que te lleven a un estado mental en el que estés abierto a sentir placer.
Hablas de parejas que necesitan una “tercera cosa” en sus relaciones. ¿Qué significa eso?
Nagoski: Este es un concepto que derivé de un ensayo del poeta Donald Hall. Él escribió sobre su relación con su esposa: “No pasamos nuestros días mirándonos a los ojos… la mayor parte del tiempo nuestras miradas se encontraron y entrelazaron mientras mirábamos una tercera cosa”. Esa tercera cosa puede ser cualquier cosa que les entusiasme o les interese a ambos: sus hijos, sus mascotas, su deporte, músico o programa de televisión favorito. Y cuando haces de tu vida sexual una tercera cosa, se convierte en un punto de fascinación compartido en el que deseas trabajar juntos.
Muchos de nosotros crecimos en hogares que evitaban el sexo (era como si el sexo no existiera) o eran negativos (un ambiente de reproche y vergüenza). Entonces, ¿cómo fomentamos la “positividad sexual” en nuestras propias relaciones?
Nagoski: Para mí, ser sexualmente positivo significa tener una autonomía corporal básica: todos pueden elegir cómo y cuándo los tocan y cómo se sienten con respecto a su cuerpo. Eso es libertad, y cuando nos sentimos libres, es cuando podemos acceder al placer.