Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento. Productora de cine. Columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion
Si no fuera algo dramático, sería una frase graciosa y hasta burlona decir “se necesitan royals”, como si esto fuera un anuncio clasificado que diera cuenta de la actual necesidad de working royals (es decir, royals que oficialmente trabajan) en la Casa Real inglesa. ¡Igual sería un buen título para una buena comedia teatral!
¡Es que hay tan pocos royals disponibles! Y la Casa Real británica no puede parecer “invisible” y necesita royals para mantener su imagen pública, tal como siempre dijo la reina Isabel II: “Tengo que ser vista para que crean en mi”. Nunca ha sido más certera que ahora.
Pero —y aquí está el problema— no todos los pocos working royals disponibles ayudan a representar bien a la monarquía, creando el necesario entusiasmo. Según vi recientemente en un panel muy interesante en la BBC de Londres, casi todos ya son de avanzada edad, no son especialmente “populares” entre el pueblo —algunos son casi desconocidos— ni son lo suficientemente “glamorosos” para ello, al estilo de la princesa Diana o de William y Kate. ¡Y esto es un dilema!
¡Solo hay 8 working royals oficiales que puedan sustituir temporalmente la popular presencia del rey Carlos, la del príncipe William y de la princesa Kate! Y definitivamente no son suficientes.
El príncipe William, de 41 años, es el heredero del trono y, tras la cirugía abdominal de su esposa Kate, cortó sus horas de trabajo para estar más tiempo cuidando y apoyándola a ella y a sus tres hijos.
La reina Camila tiene 76 años y está ayudando al máximo para representar a su marido, el rey Carlos III, en múltiples actos de la Corona. ¡Igual que hace la princesa Ana, de 73 años, hermana del monarca y por décadas conocida como la royal más trabajadora de la familia!
El otro hermano menor del rey y activo working royal es el más tímido príncipe Eduardo, de 60 años, quien, junto a su efervescente esposa Sophie, de 59 años, son los duques de Edimburgo. Ambos están representando muy activamente a la monarquía en estos meses.
Por otra parte, ni el príncipe Andrés, ni sus dos hijas, Beatrice y Eugenie, las princesas de York, forman parte de los working royals. Aunque es hermano de Carlos, Andrés fue despojado en 2022 de sus privilegios, y de su título de His Royal Highness, o Alteza Real, por la propia reina Isabel II por su involucramiento en el escándalo en el caso Epstein en Estados Unidos. Y aunque los hemos visto en actos públicos recientemente, el público aprecia que las dos princesas no son representantes oficiales de la corona, ni tienen derecho a sueldos reales o protección de seguridad.
Y entonces solo quedan otros cuatro working royals oficiales, primos hermanos de la reina Isabel, quienes por su avanzada edad solo ayudan a la corona de vez en cuando. Estos son el muy discreto y privado príncipe Richard, duque de Gloucester, de 79 años; su esposa Birgitte, de 77 años; el príncipe Edward, duque de Kent, de 88 años —el royal más anciano de la familia real y cuya esposa Katherine, de 91 años, ya no participa en actos públicos—; y su hermana, la princesa Alejandra, la honorable lady Ogilvy, de 87 años, que estaba muy unida a Isabel. ¡Y punto final!
Oficialmente no hay más miembros que trabajen para la monarquía y puedan sustituir ahora la presencia del rey y de Kate. Por eso muchos se preguntan ¿qué royals pueden mantener visible la monarquía inglesa? ¿Sera quizás el principe Harry quien “salve” la imagen de la familia real? ¡Ah, esta es la gran pregunta y nadie sabe de momento la respuesta!
Déjenme explicarles: el papel de la monarquía en el Reino Unido es un tema complejo y debatido. Algunas personas creen que es una parte importante de la identidad nacional y cultural del país, y que desempeña un papel en la estabilidad y la cohesión social. Argumentan que los royals aportan muchos beneficios económicos y turísticos, así como un sentido de continuidad histórica. Sin embargo, otros cuestionan la relevancia y el costo de mantener una monarquía en la era moderna. Argumentan que la institución es anticuada y que no debería tener un papel central en la sociedad contemporánea. Prefieren un sistema republicano y que los líderes sean elegidos democráticamente. En última instancia, el papel de los royals en el Reino Unido continúa generando debate y discusión en la sociedad británica. Pero mi opinión y percepción personales, después de continuos viajes como periodista al Reino Unido por muchos años, es que la mayoría de los británicos aman su monarquía ¡y sobre todo a la familia real, a la que casi consideran como su familia!
¿Una nota curiosa sobre la monarquía inglesa? Fue la imagen y presencia de la joven reina Victoria, locamente enamorada del príncipe Alberto y madre de 9 hijos, la que en 1837 unió a su pueblo y restituyó la buena reputación de la monarquía del Reino Unido, que estaba muy dañada por monarcas anteriores (esto aparece muy claramente en la serie de documentales “The Monarchy”, del erudito historiador David Starkey). Ese mismo énfasis en la armonía de “la familia” ayudó también a superar el gran disgusto y crisis institucional creada cuando el rey Eduardo abdicó por amor a Wallis Simpson y el público disfrutó en periódicos y noticieros la feliz vida familiar de los nuevos reyes Jorge y Elizabeth ¡y sus dos hijas, las princesas Isabel y Margarita!
Resumiendo: ante unas perspectivas todavía muy inciertas sobre el futuro y la salud del rey y de Kate ¡no hay duda de que en el Reino Unido se necesitan royals! Y la importancia de una familia unida es vital. Como ven, aquí no termina esta historia…