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Prohibición del aborto a las seis semanas de gestación entrará en vigor en Florida aunque irá a las urnas
04:57 - Fuente: CNN

(CNN) – Los presidentes de un solo mandato que no consiguen ganar un segundo suelen estar condenados por sus fracasos. Así que sería irónico que la candidatura de Donald Trump descarrilara por lo que probablemente sea su logro político más duradero: anular el derecho al aborto.

El expresidente logró construir una mayoría conservadora inexpugnable en la Corte Suprema, que anuló el derecho constitucional al aborto hace dos años y desencadenó una extraordinaria cascada de consecuencias que ahora amenaza su campaña de 2024 para ganar un segundo mandato no consecutivo.

Trump aún no ha presentado una política coherente sobre el aborto, mientras los estados conservadores intentan con entusiasmo desmantelar esos derechos. Su equívoco demuestra que sabe que las políticas restrictivas del aborto son profundamente impopulares y podrían debilitar su ya frágil atractivo para los votantes de los suburbios y las mujeres. Pero no puede renegar de su gran victoria al convertirse en el presidente republicano que hizo caer Roe vs. Wade.

El dilema del expresidente vuelve a estar en el candelero después de que la Corte Suprema de Florida dictara este lunes una sentencia que significa que la prohibición del aborto de seis semanas —una de las más restrictivas del país— entrará en vigor el mes que viene. Trump arremetió originalmente contra la disposición como un “terrible error” cuando vio la oportunidad de perjudicar a su entonces rival en las primarias, el gobernador Ron DeSantis, que firmó la ley. Pero este martes, Trump se negó a responder preguntas sobre el asunto, prometiendo en su lugar hacer una “declaración” la próxima semana.

Su postura no parece sostenible hasta las elecciones de noviembre.

¿Puede la campaña de Biden inmovilizar a Trump?

La Corte Suprema de Florida emitió este lunes otra sentencia que podría impulsar los esfuerzos de los demócratas por obligar a Trump a rendir cuentas sobre el aborto. Al autorizar la votación en noviembre de una propuesta de enmienda constitucional estatal que protegería el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, el tribunal garantizó que el aborto estará en el centro de las elecciones de este otoño en el estado natal de Trump.

Este martes, la campaña del virtual candidato del Partido Republicano trató de mantener las dos posturas, afirmando que Trump “apoya la preservación de la vida, pero ha dejado claro que apoya los derechos de los estados”. Pero sus vacilaciones sobre el aborto dejan entrever el riesgo que supone para él.

El mes pasado, el expresidente dejó claro que estaba avanzando hacia la adopción de una prohibición federal del procedimiento a las 15 semanas. “Ahora la gente está de acuerdo en 15 semanas, y yo estoy pensando en eso, y será algo muy razonable”, dijo.

Parece estar tratando de apaciguar a los conservadores de línea dura de su partido, al tiempo que espera evitar alienar a los votantes más moderados e independientes, que serán fundamentales para decidir las elecciones. Pero si Trump acoge formalmente la prohibición de las 15 semanas, el presidente Joe Biden —que está prometiendo consagrar el derecho al aborto en la ley— argumentaría que Trump busca prohibiciones nacionales del procedimiento.

Hay muchas posibilidades de que Trump se eche atrás incluso a este nivel de especificidad. Su reticencia brilló en una entrevista en el programa “Meet the Press” de NBC en septiembre, mucho antes de que se hubiera asegurado la candidatura del Partido Republicano. “Lo que va a pasar es que se te va a ocurrir un número de semanas o meses”, dijo Trump. “Lo que va a pasar es que vas a llegar a un número de semanas o meses”, dijo Trump. “Vas a llegar a un número que va a hacer feliz a la gente”, añadió, conjurando un escenario que ignoraba alegremente las posiciones profundamente sentidas, y a menudo irreconciliables, de los estadounidenses sobre el tema.

El expresidente lleva mucho tiempo mostrándose reacio a adoptar una postura definitiva contra el derecho al aborto. Por ejemplo, ha advertido que los republicanos corren el riesgo de alienar a posibles votantes con leyes antiaborto estrictas que no contemplen excepciones por violación, incesto o riesgos para la salud de la madre.

Esta postura puede ser una reliquia de su pasado más liberal, así como un signo de cálculo político. Se ha salido con la suya en el Partido Republicano en gran parte debido a su honrada promesa a los evangélicos de construir una mayoría conservadora en el tribunal hostil al aborto. Si es capaz de mantener una posición difusa durante el resto de la campaña para las elecciones generales, el expresidente podría capear la controversia, aunque los republicanos situados más abajo en la papeleta sufrieran el día de las elecciones.

Pero la campaña de Biden está tratando de inmovilizar al expresidente, tratando de revivir un tema que lleva a los votantes demócratas a las urnas. Este martes, la campaña atacó a Trump con fruición en relación con el aborto y publicó un nuevo anuncio que se emitirá en los estados indecisos. Comienza con un video del posible republicano diciendo: “Durante 54 años, intentaron acabar con Roe vs. Wade, y yo lo hice, y estoy orgulloso de haberlo hecho”.

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01:32 - Fuente: CNN

Los demócratas encuentran una oportunidad

Los demócratas se enfrentan a su propio sentido de la ironía. Mientras que el gran éxito de Trump en la Corte Suprema le ha creado un gran dolor de cabeza en las elecciones generales, los liberales están viendo ahora uno de los mayores fracasos políticos de su movimiento —la pérdida del derecho federal al aborto— como una oportunidad política que podría poner a Biden de vuelta en el Despacho Oval.

La anulación de Roe vs. Wade ha desatado un caos político en todo el país. Algunas legislaturas dirigidas por republicanos han aprobado duras prohibiciones del aborto, mientras que otros estados más moderados han tomado medidas para salvaguardar los derechos reproductivos. Las iniciativas electorales a nivel estatal han intentado que sean los votantes quienes decidan. Incluso en estados rojos como Kansas y Ohio, los votantes se han decantado por el derecho al aborto. Pero algunos republicanos están infringiendo el espíritu de la sentencia —que devolvió la cuestión a cada estado— al presionar a favor de una prohibición nacional.

La pérdida de Roe vs. Wade también ha desencadenado fuertes controversias sobre cuestiones relacionadas. Ha allanado el camino a decisiones de tribunales inferiores que, por ejemplo, han paralizado algunos tratamientos de fecundación in vitro en Alabama, y ha desencadenado una batalla sobre la disponibilidad de píldoras abortivas en todo el país que ha llegado hasta la Corte Suprema. El mosaico de políticas en todo el país tiene consecuencias humanas reales: muchas mujeres no tienen acceso al aborto o deben recorrer cientos de kilómetros para acudir a clínicas de otros estados. La prohibición de Florida significa en la práctica que no existe ningún tipo de aborto en el sureste de Estados Unidos.

En cierto modo, este caos nacional es sintomático del propio trumpismo: un credo político caracterizado sobre todo por la voluntad de anular precedentes, supuestos, comportamientos y derechos que se han dado por sentados durante mucho tiempo, sin poner nada concreto en su lugar. La confusión en torno a la política sobre el aborto podría ser, por tanto, un anticipo de la enorme agitación que podría acechar en un segundo mandato de Trump que se prevé aún más perturbador que el primero para la burocracia federal, el sistema jurídico y otras partes del sistema político.

Pero primero, Trump tiene que recuperar la Casa Blanca. Y los demócratas creen que tienen un tema, el derecho al aborto, que podría frustrarle, a pesar de la propia impopularidad de Biden. “Como hemos visto elección tras elección, la protección del derecho al aborto moviliza a un segmento diverso y creciente de votantes para ayudar a impulsar a los demócratas”, escribió la directora de campaña de Biden, Julie Chavez Rodriguez, en un memorando esta semana.

Optimistas en Florida

La perspectiva de que el derecho al aborto esté en la papeleta este otoño hizo que los demócratas hablaran este martes con optimismo de que el escurridizo premio de Florida —una vez un perenne estado indeciso, pero que Trump ganó en las dos últimas elecciones— podría volver a estar en juego en noviembre.

Los demócratas están encantados, ya que han tenido un éxito considerable en el uso de iniciativas electorales para proteger el derecho al aborto o rechazar más restricciones. En las elecciones de mitad de mandato consiguieron dar la vuelta a la situación, por ejemplo, en Michigan, Montana, California e incluso en la conservadora Kentucky. En algunos lugares, la potencia de la cuestión del aborto garantizó una participación demócrata vigorizada en las elecciones estatales. Incluso en Ohio, de mayoría republicana, los defensores del derecho al aborto lograron una notable victoria en 2023, cuando los votantes aprobaron una medida que consagraba el derecho al aborto en la Constitución del estado.

Las afirmaciones de que los demócratas pueden ganar Florida, que ha tendido hacia los republicanos, deben tomarse con pinzas en esta etapa. Trump ganó el estado por un punto en 2016 y aumentó su margen a tres puntos cuatro años después. Y DeSantis obtuvo una aplastante victoria en la reelección en 2022. Además, no hay garantía de que un votante que quiera preservar el derecho al aborto también elija a Biden en la papeleta presidencial. Se necesitarán algunos republicanos para aprobar la medida, ya que las enmiendas constitucionales estatales requieren un umbral del 60% en Florida. Y este es un estado en el que la falta de especificidad de Trump sobre el tema puede ayudarle.

Aun así, incluso si el temprano entusiasmo demócrata no se traduce en que Florida se vuelva más competitivo este otoño, podría obligar al expresidente a gastar algunos de sus limitados recursos de campaña allí, en lugar de utilizarlos para atacar a Biden en estados indecisos estrechamente disputados.

También hay indicios de que la medida electoral ha inyectado nuevas esperanzas en la candidatura demócrata para desbancar al senador republicano de Florida Rick Scott, quien ha dicho que, si siguiera siendo gobernador, firmaría la ley de las seis semanas.

Scott podría ser mucho más vulnerable que Trump en todo el estado. El republicano derrotó al senador demócrata Bill Nelson por menos de medio punto en 2018, y nunca se ha presentado en un año presidencial. La campaña de la favorita demócrata para enfrentarlo, la exrepresentante Debbie Mucarsel-Powell, calificó las decisiones de la Corte Suprema de Florida como un “cambio de juego” Y envió múltiples correos electrónicos de recaudación de fondos saludando la iniciativa electoral.

“Esta es una victoria ENORME en la lucha por la defensa de la libertad reproductiva, pero es sólo el principio. Ahora tenemos que conseguir que esta iniciativa llegue a la meta, derrotar a Rick Scott en las urnas y codificar el derecho al aborto”, decía en uno de los correos electrónicos.