(CNN) – Cada vez más personas pasan hambre en Haití, advierten con creciente urgencia trabajadores humanitarios, médicos y misioneros, mientras la nación caribeña lucha por encontrar una salida al estancamiento político y a una epidemia de violencia mortal de pandillas.
Un misionero estadounidense cuya organización entrega alimentos y agua a los necesitados en áreas controladas por pandillas en la capital, Puerto Príncipe, dijo a CNN que conoció a personas que no habían comido en una semana.
En algunas zonas de la ciudad no hay alimentos para comprar ni para llevar al mercado a aquellos cuyo sustento depende del comercio a pequeña escala, dijo el misionero, que pidió el anonimato por su propia seguridad. “Uno a uno, los objetos desaparecen para siempre. No hay cadena de suministro, así que cuando se acaba la harina, el azúcar, la sal, el arroz, etc., se acaban”.
Tras el anuncio de la dimisión del primer ministro Ariel Henry el mes pasado, los líderes políticos del país aún no han formado un nuevo gobierno y una tan esperada misión de seguridad multinacional se estancó en medio de la confusión. Mientras tanto, las pandillas han aislado a Puerto Príncipe del resto del mundo, lo que hace “prácticamente imposible” que la ayuda llegue a por lo menos 58.000 niños que sufren los niveles más peligrosos de desnutrición, según Unicef.
La crisis de la capital se puede sentir en todo el país, que depende en gran medida de las importaciones que llegan a través de Puerto Príncipe. Según las Naciones Unidas, casi 5 millones de personas en Haití sufren de inseguridad alimentaria aguda, definida como cuando la incapacidad de una persona para consumir alimentos adecuados representa un peligro inmediato para sus vidas o sus medios de subsistencia.
“Ésta es la peor crisis humanitaria en Haití desde el terremoto de 2010. No creo que eso se haya asimilado”, dijo a CNN la semana pasada Jean-Martin Bauer, director nacional del Programa Mundial de Alimentos para Haití.
“Una crisis de desnutrición causada por el hombre”
Durante los últimos dos meses, Puerto Príncipe quedó se aisló del mundo y sus recursos se reducen. Las pandillas bloquearon las carreteras que entran y salen de la ciudad, y el aeropuerto y el puerto internacionales de la ciudad también cerraron. Se han destrozado hospitales y en las últimas semanas asaltado almacenes y contenedores que guardan alimentos y suministros esenciales en toda la ciudad a medida que se desintegra el tejido social.
El mes pasado, una terminal de contenedores clave –vital para la cadena de suministro de importación de alimentos de Haití– fue atacada y saqueada. Un contenedor de Unicef que transportaba artículos esenciales para la supervivencia de los recién nacidos y sus madres, incluidos resucitadores y otros suministros clave, así como equipos de agua, también fue asaltado, dijo la agencia para la infancia.
“Miles de niños están al borde del abismo, mientras que los suministros vitales están listos para ser entregados si cesa la violencia y se abren carreteras y hospitales. Esta crisis de desnutrición es enteramente causada por el hombre”, afirmó en marzo Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
El Dr. Ralph Ternier, director médico de la organización médica Zanmi Lasante, dice que recientemente vio algunos de los peores casos de hambre infantil en su carrera mientras trabajaba en el centro médico de la organización en Mirebalais, aproximadamente a una hora en auto al noreste de la capital.
Sabe que el problema es mucho peor en Puerto Príncipe, pero lamenta que no haya manera de llegar a esos niños. Ternier comparó la situación en la capital como si se tratara de otro país y explicó que es casi imposible que alguien como él ingrese al área, y que los ataques rampantes de pandillas y los secuestros significan que muchos padres de Puerto Príncipe no pueden encontrar atención médica para sus hijos.
“Si tienes un niño desnutrido y estás en Puerto Príncipe, no puedes hacer mucho. Es difícil encontrar un hospital decente al que acudir porque muchos de ellos han sido destruidos”, afirma Ternier.
“Completamente aislados de todo suministro”
En el valle rural del bajo Artibonito de Haití, al norte de la capital, el Hospital Albert Schweitzer reporta un número sin precedentes de casos de desnutrición aguda, especialmente entre niños.
El departamento de Artibonito, que ocupa el segundo lugar cercano a la capital del país en términos de violencia de pandillas, también enfrenta una falta de acceso a suministros esenciales, dijo a CNN el director ejecutivo del hospital, Jean Marc deMatteis. “Estamos completamente aislados de todos los suministros, alimentos, suministros médicos, lo que sea”, comentó.
El hospital normalmente ve picos estacionales en los casos de desnutrición, pero ahora, los trabajadores comunitarios de atención médica reportan desnutrición en cantidades mucho mayores, especialmente entre los niños, durante las visitas clínicas regulares, dijo.
Para incrementar aún más los temores de hambruna en el país, los agricultores de Artibonito –conocido como el granero de Haití debido a sus tierras fértiles y campos de arroz– luchan por cultivar y vender sus cosechas en medio de la inseguridad. Un análisis del 15 de marzo realizado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) encontró una reducción en la producción de alimentos, y los agricultores dicen que tienen miedo de ir a los campos porque los bandidos roban sus cosechas.
Sólo en el departamento de Artibonito se han producido aproximadamente 100 ataques armados en los últimos dos años, el segundo mayor número de incidentes de violencia de este tipo en el país, después de Puerto Príncipe.
“El conflicto y el hambre están estrechamente relacionados”, afirmó Laure Boudinaud, Oficial de Análisis y Cartografía de la Vulnerabilidad del PMA en Haití. “En un país esencialmente agrícola como Haití, cuando se abandonan las zonas de producción, la población sufre de una forma u otra”.
“La correlación entre los campos agrícolas abandonados y la presencia de grupos armados y la violencia es claramente evidente”, añadió.
Las reservas de alimentos se dirigen a “cero” en medio de la escasez de financiación de los donantes
Los trabajadores humanitarios se apresuran a llenar los vacíos en Haití en condiciones difíciles. Bauer, director del PMA, dijo que su agencia llegó a alrededor de medio millón de personas en el país con asistencia alimentaria el mes pasado.
“Nos gustaría hacer más para algunos de nuestros programas, pero en general, hemos tenido éxito en llegar a las personas más necesitadas, hemos priorizado y eso nos ha funcionado”, afirmó.
Sin embargo, el PMA no podrá continuar sus programas de alimentación en Puerto Príncipe por mucho tiempo debido a los problemas actuales en la cadena de suministro: a la agencia solo le quedan alimentos para unas pocas semanas en la ciudad, según Bauer.
“Lo que hacemos en este momento es agotar nuestras reservas de alimentos existentes. Estas son las existencias que distribuimos a los barrios vulnerables y comidas calientes a los desplazados”, explicó.
“Durará algunas semanas y llegaremos a cero si no reabrimos el puerto y conseguimos más importaciones”.
La escasez de financiación de los donantes también complica los esfuerzos para ayudar a los más vulnerables del país. El Plan de Respuesta Humanitaria de las Naciones Unidas para 2024 solo ha recibido el 6,5% de la financiación necesaria. Según Bauer, la financiación actual del PMA en Haití también tiene un largo camino por recorrer.
“Desde ahora y durante los próximos seis meses, necesitamos US$ 100 millones para mantener nuestro programa en marcha y esta es una de las razones por las que no vemos un mayor número (de beneficiarios de ayuda alcanzados): la financiación no está ahí”, afirmó.
“La gente se ha enfocado en otras cuestiones en este momento, y eso es comprensible”, añadió Bauer. “Pero no vamos a tener un Haití en paz con la mitad de su población sin saber de dónde vendrá su próxima comida”.