Tokio (CNN) — Las crecientes tensiones geopolíticas han impulsado al mundo a un “punto de inflexión histórico” y están obligando a Japón a cambiar su postura de defensa, dijo el domingo a CNN el primer ministro japonés, Fumio Kishida, antes de una cumbre seguida de cerca con el presidente estadounidense Joe Biden, la próxima semana.
“Mientras somos testigos de la agresión rusa en Ucrania, la situación en Medio Oriente y la del este de Asia, nos enfrentamos a un punto de inflexión histórico”, dijo Kishida durante una entrevista en su residencia privada, en Tokio.
“Es por eso que Japón ha tomado la decisión de reforzar fundamentalmente sus capacidades de defensa y hemos cambiado, en gran medida, la política de seguridad de Japón en estos frentes”, dijo.
Frente a los crecientes desafíos de seguridad, subrayó el primer ministro, la alianza Japón-Estados Unidos se está volviendo “cada vez más importante”, una visión que espera que obtenga apoyo bipartidista en Washington.
Kishida hizo estas declaraciones días antes de su reunión del miércoles con Biden en Washington, donde también se dirigirá a una sesión conjunta del Congreso y participará en la primera cumbre trilateral entre Japón, Estados Unidos y Filipinas.
Washington ha caracterizado la cumbre Kishida-Biden como una oportunidad histórica para que los dos países modernicen su alianza, ya que ambos observan amenazas regionales, desde las pruebas de armas de Corea del Norte y las florecientes relaciones de Kim Jong Un con Rusia hasta la agresión de China en el Mar de China Meridional y la política de Beijing hacia Taiwan.
La alianza con Japón ha sido durante mucho tiempo fundamental para la estrategia de Estados Unidos en el Indo-Pacífico, pero la relación en materia de defensa se ha ampliado bajo Kishida, quien ha elevado el perfil de Japón en la seguridad global y regional.
Alejándose del pasado pacifista
Desde que asumió el cargo en 2021, el primer ministro ha supervisado un cambio radical en la postura de defensa de Tokio, alejándose de la constitución pacifista que le impuso Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, para impulsar el gasto en defensa a alrededor del 2% de su PIB para 2027 y adquirir insumos de capacidad militar de contraataque.
Esa medida no está exenta de controversia, especialmente en China y otras partes de Asia que sufrieron enormemente el militarismo de Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se le preguntó sobre ese cambio, Kishida aludió al “grave y complejo” entorno de seguridad que rodea a su nación del este de Asia, la cuarta economía más grande del mundo.
“En nuestro vecindario, hay países que están desarrollando misiles balísticos y armas nucleares, y otros que están aumentando su capacidad de defensa de manera opaca. También hay un intento unilateral de cambiar el statu quo, por la fuerza, tanto en el Mar de China Oriental como en el Mar de China Meridional” dijo, en una aparente referencia a la agresión marítima china relacionada con las disputas territoriales con Filipinas y Japón.
Desarrollar la capacidad de disuasión y respuesta de Japón también es “esencial” para la alianza con Estados Unidos, argumentó.
“Espero que Estados Unidos entienda esto y que podamos trabajar juntos para mejorar la paz y la estabilidad de la región. Creo que es importante mostrarle al resto del mundo que Estados Unidos y Japón harán evolucionar aún más su colaboración a partir de mi visita”, dijo Kishida.
Los eventos de la próxima semana también serán una plataforma para profundizar la relación entre Japón y otro socio regional clave de Estados Unidos y aliado del tratado de defensa mutua, Filipinas.
Esto se produce menos de un año después de una reunión innovadora entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, en la que ambas cumbres subrayaron la centralidad de Japón en la estrategia de seguridad de Estados Unidos en el Indo-Pacífico y el impulso para aumentar la coordinación con aliados y socios en medio de crecientes tensiones regionales.
“Más fuerte que nunca”
La visita de Kishida a Biden la próxima semana tiene lugar en un momento en el que ambos líderes enfrentan circunstancias inciertas en sus países.
El primer ministro japonés lidia con índices de aprobación bajos, principalmente a raíz de los escándalos que involucran a su partido, y las inminentes elecciones estadounidenses plantean la posibilidad de un cambio de política si el expresidente Donald Trump regresa a la Casa Blanca el próximo año.
Tanto durante su Gobierno como en años más recientes, Trump ha echado agua fría repetidamente sobre los tratados de defensa y seguridad de Washington, algo que ha inquietado a sus aliados tanto en Asia como en Europa.
Kishida se negó a comentar si estaba preocupado por el regreso del expresidente. En cambio, expresó su convicción de que la importancia de la alianza entre Estados Unidos y Japón era ampliamente reconocida “independientemente de la afiliación partidista”.
“La relación entre Japón y Estados Unidos se ha vuelto más fuerte que nunca. Independientemente del resultado de las elecciones presidenciales, creo que es importante asegurarse de que el pueblo estadounidense reconozca la importancia de la relación entre Japón y Estados Unidos”, dijo.
Desde que asumió el cargo, Kishida también ha posicionado a Japón como socio de Estados Unidos no sólo en Asia, sino a un nivel más global.
Ha defendido la opinión de que la seguridad en Europa y el Indo-Pacífico están inextricablemente vinculadas, al tiempo que emerge como un firme respaldo de Ucrania y se alinea estrechamente con los países del G7 en su posición sobre Rusia.
Esos vínculos han sido cercanos para Japón, ya que los ejércitos ruso y chino realizan ejercicios conjuntos en la región y Corea del Norte ha sido ahora acusada por las naciones del G7 de suministrar a Moscú armas para usar en su guerra en Ucrania, lo que genera una inquietud a nivel global acerca de un posible eje emergente entre los tres países que tienen relaciones tensas con Estados Unidos.
Kishida también señaló que su gobierno estaba realizando “acercamientos de alto nivel” para asegurar una reunión con el líder norcoreano Kim Jong Un para resolver “cuestiones pendientes” y promover relaciones estables entre los dos países.
Japón, junto con Corea del Sur, está en la primera línea del agresivo programa de pruebas de armas de Corea del Norte, y sus misiles de prueba caen periódicamente en aguas regionales. La cuestión de los ciudadanos japoneses secuestrados por Corea del Norte hace más de décadas también sigue siendo un punto de controversia especialmente sensible.
Kishida dijo que su gobierno estaba monitoreando los intercambios de equipos entre Pyongyang y Moscú y apuntó a los ejercicios militares conjuntos de China y Rusia, describiendo dicha cooperación como “preocupante, con respecto al orden y la estabilidad internacionales”.
“Al mismo tiempo, es fundamental transmitir un mensaje firme a Corea del Norte y China de que es importante para la paz, la estabilidad y la prosperidad de la comunidad internacional mantener un orden mundial libre y abierto, basado en el estado de derecho“, Kishida dijo.
“También debemos cooperar con ellos para promover una comunidad internacional fuerte, no una de división y confrontación”, añadió. “Creo que es importante cooperar con Estados Unidos y nuestros aliados para crear una atmósfera de cooperación, no de división y confrontación, para hacer avanzar a la comunidad internacional”.