(CNN) – Los antiguos romanos disfrutaban de algo más que la comida durante sus fiestas, o eso parece demostrar un nuevo descubrimiento en el sitio arqueológico de Pompeya.
Los arqueólogos que trabajan en este sitio mundialmente conocido descubrieron una sala de banquetes con paredes pintadas de negro y cubiertas con frescos de personajes mitológicos asociados con la guerra de Troya.
La sala, ricamente decorada, ofrecía un ambiente elegante para el entretenimiento o la conversación durante los banquetes, dijo el Parque Arqueológico de Pompeya, que supervisa el sitio.
“Las paredes fueron pintadas de negro para evitar que se viera el humo de las lámparas de aceite”, dijo este jueves Gabriel Zuchtriegel, director del parque arqueológico, en un comunicado de prensa.
“La gente se reunía para cenar después del atardecer; la luz parpadeante de las lámparas tenía el efecto de hacer que las imágenes parecieran moverse, especialmente después de unas copas de buen vino de Campania”, continuó.
Uno de los frescos representa un encuentro entre Helena y Paris, hijo del rey troyano Príamo, identificado por una inscripción griega de su otro nombre, “Alejandros”. En la mitología griega, el rapto de Helena, por parte de Paris, de su marido griego, Menelao, condujo a la Guerra de Troya.
Otro muestra a Casandra, hija de Príamo, abatida, con el dios Apolo.
Según cuenta la leyenda, Apolo le prometió a Casandra el don de profecía pero, como ella no cedió a sus deseos, la castigó ordenando también que sus profecías nunca fueran creídas. Su advertencia sobre la caída de Troya, por ejemplo, no fue escuchada.
El comedor recién revelado tiene unos 15 metros de largo y seis metros de ancho, y se abre a un patio con una larga escalera que conduce al segundo piso, según el comunicado.
Sobre el yeso fresco de los arcos de la escalera, alguien dibujó con carbón dos parejas de gladiadores y lo que parece ser un phallus enorme y estilizado.
Debajo de los arcos se encontró una gran pila de materiales de construcción.
La antigua ciudad grecorromana de Pompeya quedó enterrada bajo cenizas y vidrio volcánico durante la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C. y, desde el siglo XVIII, los arqueólogos han estado desenterrando la ciudad que parece congelada en el tiempo.
El sitio contiene 1.070 viviendas con más de 13.000 habitaciones, así como espacios públicos y sagrados, según el parque arqueológico. Este último descubrimiento se realizó durante una gran excavación en curso.
Otros hallazgos revelados hasta ahora en el área de excavación incluyen dos casas interconectadas, una panadería, un lavadero y una sala de estar decorada con frescos.