Derrick Dearman, asesino de cinco personas en el corredor de la muerte de Alabama, retiró sus apelaciones y pidió al estado que fuera ejecutado. Crédito: WALA.

(CNN) – Derrick Dearman dice que quiere vivir.

Este hombre de 35 años condenado a muerte en Alabama ha pasado casi seis años luchando contra su sentencia, luego de que lo declararan culpable de matar a cinco personas, incluida una mujer que estaba embarazada. Pero ahora dice que le ha pedido al Estado que lo ejecute. Es hora, dice, de que “se haga justicia”, “es lo correcto”.

“No quiero morir”, dijo Dearman a CNN en una entrevista telefónica este viernes desde una prisión en Atmore, Alabama. “Pero siento en mi corazón que esta es la única opción que ayudaría a las familias de las víctimas a lograr el cierre que necesitan para seguir adelante”.

“Hice las paces con mi decisión”.

En las primeras horas de la mañana del 20 de agosto de 2016, Dearman irrumpió en una casa en la pequeña ciudad de Citronelle, Alabama, según una orden de sentencia presentada en el caso. Cruzó la casa, y atacó a cinco de los ocupantes uno por uno, usando un hacha, una pistola .45 y una escopeta.

Shannon Melissa Randall, Robert Lee Brown, Justin Kaleb Reed, Joseph Adam Turner y Chelsea Marie Reed, que estaba embarazada de cinco meses, murieron. Dearman huyó de la escena, y se llevó consigo a su novia del momento y al hijo pequeño de dos víctimas.

Dearman, que nació en el condado de Greene, Mississippi, se entregó más tarde a las autoridades de ese lugar.

Se declaró culpable de cargos de asesinato el 31 de agosto de 2018; un jurado recomendó la pena de muerte. Los padres de Dearman testificaron que “el abuso de drogas a largo plazo era el problema central en la vida de su hijo”, según su orden de sentencia.

Dearborn dijo que intentó apelar la sentencia, pero solo por el bien de su familia, quien, según dijo, quería que luchara por su vida. “Tienen derecho, como mi familia, a tratar de que se les presente la oportunidad de buscar alivio de la sentencia que me impusieron, porque ningún padre quiere que su hijo muera”, dijo a CNN.

“Lo que vieron fue a un drogadicto, lo que vieron fue a un hombre que literalmente no estaba en su propia mente, estaba en una posición mental fetal”, dijo Dearman. Su primera apelación se presentó en octubre de 2018, y le dijo a su familia que permitiría algunos años de intentos de apelación. En febrero, la Corte Suprema de Alabama denegó una moción para apelar su sentencia y confirmó sus condenas.

Ahora, unos cinco años y medio después de su sentencia, Dearman dice que la lucha ha terminado.

“Es hora de hacer lo que sé que es correcto y lo que sé que debo hacer”, dijo. “El derecho de mi familia quedó garantizado; ahora es el momento de que las víctimas y sus familias obtengan lo que les corresponde y lo que merecen, y eso es que se haga justicia”.

El 4 de abril, dijo Dearman, despidió a sus abogados de Equal Justice Initiative que lo representaban durante el proceso de apelación. Dearman le dijo a CNN que les escribió cartas a la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, y al fiscal general del estado, pidiéndoles que ejecutaran su sentencia de muerte.

La oficina del fiscal general de Alabama, Steve Marshall, recibió la carta, dijo a CNN la portavoz Amanda Priest. CNN también se puso en contacto con Angela Setzer, exabogada de Dearman en Equal Justice Initiative, para solicitar comentarios, pero no recibió respuesta.

Se desconoce si se cumplirá la solicitud de Dearborn y cuándo será.

Un ataque “atroz” despertó a la mayoría de las víctimas

Dearman había estado en la casa el 17 de agosto, tres días antes de los asesinatos, ayudando a desguazar un remolque de metal, pero su comportamiento hizo que menos a una persona en la casa de Citronelle, a unas 48 kilómetros (30 millas) al norte de la ciudad de Mobile, en la costa del Golfo, se sintiera “ incómoda”, según la orden de sentencia.

Shannon Randall, quien tenía un hijo de 3 meses, finalmente dijo que no quería que Dearman se quedara “en la misma casa que su bebé”, pero que aún podía trabajar allí.

Se fue y regresó a una casa que compartía con su novia en el condado de George, Mississippi, a unos 15 minutos de la frontera estatal. Los registros judiciales muestran que se inyectó metanfetamina esa noche y abusó de su novia.

Al día siguiente, ella huyó.

Dearman regresó a la casa en Citronelle con la esperanza de hablar con su novia, y le dijeron que se fuera. Volvió tres veces más esa noche, lo que provocó que el marido de Randall, Joseph Adam Turner, llamara a las autoridades.

La policía patrullaba fuera de la casa pero se marchó alrededor de las 3 de la mañana cuando hubo un cambio de turno, señala el documento de sentencia.

En algún momento de las primeras horas de la mañana, Dearman regresó a pie por última vez. Más tarde dijo a los investigadores que había consumido metanfetamina en algún momento antes de entrar a la casa.

Entró en la casa, despertó a su novia dormida y habló con ella afuera. Dearman, cada vez más frustrado, se negó a irse y “le exigió que se quedara y hablara con él”, dice la orden de sentencia.

Salió de la casa y regresó más tarde con un hacha, que había arrancado de un árbol cercano.

Dearman atravesó la casa y apuntó con el arma a varios ocupantes dormidos que se alojaban allí. Lo usó con Turner y Randall, que habían estado durmiendo en la cama con su hijo. Luego, Dearman logró quitarle una pistola .45 a una de las víctimas y le disparó. También utilizó una escopeta en el ataque, dice la orden de sentencia.

Los registros judiciales señalan que “después de que se completó el ataque inicial, el acusado disparó meticulosamente a cada víctima para asegurar su muerte”.

Luego se fue y ordenó a su novia que lo acompañara, llevándose al bebé con ellos, dice la orden de sentencia.

La orden calificó el ataque como “especialmente nefasto” y “atroz”, y señaló que cada víctima estuvo consciente durante un período de tiempo después de haber sido brutalmente atacada.

Más tarde ese día, Dearman le contó a su padre lo sucedido y su padre lo convenció de que se entregara a las autoridades.

La realidad de los crímenes que Dearman cometió comenzó a asentarse una vez que estuvo tras las rejas y pudo dormir, comer y sacar las drogas de su organismo, le dijo a CNN este viernes. A partir de ese momento, dijo que comenzó a “hablar con Dios” y supo que su vida era el precio que tenía que pagar.

Dearman enfatizó que su decisión “no es para mi propio beneficio” y dijo que ha luchado con la idea de acercarse a las familias de las víctimas, pero dice que no quería causar más dolor. CNN intentó llegar a las familias de cada una de las víctimas.

“Desde mi punto de vista, no hay nada que pueda decir o hacer para corregir esto. Siento que personalmente tengo una deuda por los crímenes que cometí”, dijo Dearman a CNN. “Esa es la única manera en que podría demostrar que estoy realmente arrepentido, que realmente tengo conciencia”.

“¿Quién quiere mirar la muerte y decir: ‘Ven aquí’?”

Alabama se ha enfrentado a un escrutinio por sus ejecuciones de condenados a muerte después de que múltiples inyecciones letales fallidas provocaran una revisión interna del sistema de pena capital del estado en 2022.

El gobernador Ivey pidió al Departamento Correccional del estado que llevara a cabo una “revisión de arriba a abajo del proceso de ejecución del estado” después de que los problemas con múltiples inyecciones letales aparecieran en el centro de atención nacional, informó anteriormente CNN. El estado reanudó las ejecuciones la primavera pasada después de completar la revisión.

Dearman reconoció que algunas personas podrían cuestionar si él es completamente competente para tomar la decisión de ser ejecutado: “Sí, estoy seguro de que estoy en mi sano juicio. Si no lo fuera, no estaría tratando de pensar en las familias de las víctimas y sus sentimientos, mi familia y sus sentimientos. No estaría tratando de pensar en cómo la gente podría ver la pena de muerte”.

El reverendo Dr. Jeff Hood, asesor espiritual de Dearman, dijo a CNN que se mostró escéptico cuando Dearman le informó por primera vez de su decisión y dijo que tenía “emociones encontradas” acerca de involucrarse en su caso.

“Derrick ha expresado consistentemente que esta es una decisión espiritual para él y no una decisión política o una decisión activista”, dijo Hood. “Ha sido una dinámica interesante en nuestras conversaciones. Esto es increíblemente espiritual para él”.

El asesino convicto dijo que está en contra de la pena de muerte “en nueve de cada 10 casos” y cree que se hace un uso indebido de manera generalizada, pero dice que está justificada en su caso.

“¿Me asusta? Por supuesto”, dijo Dearman a CNN. “Quiero decir, ¿quién quiere mirar la muerte y decir: ‘Ven aquí’?”

“Pero siento en mi corazón que esta es la única opción que ayudaría a las familias de las víctimas a lograr el cierre que necesitan para seguir adelante”.