CNNE 1484303 - "el seguro de salud ha aumentado un 7%", dice experto
¿Por qué los seguros de salud han aumentado en Estados Unidos? Responde experto
01:17 - Fuente: CNN

(CNN) – Justin Gibbs había conseguido por fin controlar su hipertensión con una combinación de tres medicamentos, pero después de que le suspendieran la cobertura de Medicaid, en diciembre, en medio de una revisión de la elegibilidad a escala nacional, tuvo que prescindir de un medicamento durante una semana y de otro durante varios días, lo que desató temores de que se rompiera el delicado equilibrio.

“Me preocupaba que se me disparara la presión y no tuviera forma de regularla”, afirma Gibbs, de 53 años, casado y padre de cuatro hijos, con varios trabajos a tiempo parcial.

Justin Gibbs es proactivo con respecto a su salud para poder ver a su hijo de 1 año casarse y tener hijos. (Foto: cortesía de Justin Gibbs).

Afortunadamente, este residente de Miamisburg, Ohio, no tuvo ningún efecto negativo y pudo recoger nuevas recetas cuando su póliza de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible entró en vigor en enero. Pronto empezará a trabajar con la cobertura de su empresa.

Pero una parte considerable de los otros 20,1 millones de estadounidenses que fueron dados de baja de Medicaid, en la llamada cancelación del año pasado, no tienen tanta suerte.

Casi una cuarta parte de los adultos que dicen haber sido dados de baja afirman no tener seguro ahora, según una encuesta publicada este viernes por KFF, que ha contabilizado las bajas desde que comenzaron, en abril de 2023. La encuesta arroja luz sobre los efectos del proceso en los afiliados y las consecuencias, que no son bien rastreados por los estados y el Gobierno federal.

Alrededor de la mitad de los dados de baja recuperaron posteriormente su cobertura de Medicaid, y más de una cuarta parte están ahora cubiertos a través de un empleador, Medicare, un intercambio de la Ley de Asistencia Asequible u otra fuente, encontró KFF.

Sin embargo, 7 de cada 10 de los que se dieron de baja se quedaron sin seguro en algún momento, y más de la mitad de ellos dijeron que tuvieron que omitir o retrasar la obtención de atención o medicamentos durante ese período, según la encuesta. La pérdida de cobertura también llevó a tres cuartas partes de ellos a preocuparse por su salud física y al 60% a temer por su salud mental.

“Fue un trastorno para la vida de la gente”, dijo Ashley Kirzinger, directora de Metodología de Encuestas de KFF.

En general, el 81% de los adultos inscritos en Medicaid antes de la cancelación afirmaron no haber sido dados de baja durante el último año, según la encuesta.

Años de cobertura continua

Decenas de millones de estadounidenses no tuvieron que preocuparse por renovar o perder su cobertura de Medicaid durante los tres primeros años de la pandemia de covid-19, gracias a un paquete de medidas de alivio del Congreso para 2020, que prohibía a los estados dar de baja a los residentes que considerasen que ya no cumplían los requisitos a cambio de una mayor financiación federal. Cuando esta disposición expiró en la primavera pasada, la inscripción se había disparado casi un tercio, hasta superar los 94 millones de personas.

Desde que se reanudaron las revisiones y cancelaciones, se ha renovado la cobertura a casi 44 millones de personas (el 46%), según una recopilación de datos estatales y federales realizada por KFF. Más de 30 millones de personas, es decir, el 32%, tienen renovaciones pendientes. Los porcentajes varían mucho de un estado a otro.

Aproximadamente 1 de cada 5 personas con Medicaid ha sido dada de baja. De este grupo, el 69% fue dado de baja por las llamadas razones de procedimiento, según KFF. Esto suele ocurrir cuando los afiliados no cumplimentan el formulario de renovación, a menudo porque se les ha enviado a una dirección antigua, era difícil de entender o no se devolvió en el plazo establecido.

Sin embargo, algunas personas no devuelven sus formularios porque saben que ganan demasiado para tener derecho a la cobertura o porque han obtenido cobertura en otra parte, por ejemplo, de un empleador.

El alto índice de cancelaciones ha hecho encender las alarmas de funcionarios federales y defensores de los derechos humanos, ya que es probable que al menos algunas de estas personas sigan teniendo derecho a Medicaid, pero podrían quedarse sin seguro.

Proceso difícil para algunos

Más de la mitad de los afiliados a Medicaid que mantuvieron la cobertura no tuvieron que llenar un paquete de renovación porque sus estados verificaron su elegibilidad continua a través de otras fuentes de datos, como las bases de datos salariales estatales, según la recopilación de KFF.

Pero entre los encuestados, dos tercios tomaron medidas para renovar su cobertura. Alrededor del 58% de los que intentaron volver a inscribirse tuvieron al menos un problema durante el proceso, sobre todo largas esperas en el teléfono para obtener ayuda.

Gibbs recuerda un día que estuvo 6 horas y media en espera antes de tener que colgar para ir a trabajar. Tenía preguntas sobre la documentación que necesitaba y quería asegurarse de que habían recibido lo que había enviado por internet, ya que no recibió ningún aviso de confirmación.

“Creo que es difícil a propósito”, dijo Gibbs, quien tenía un estudio de danza con su mujer hasta que tuvieron que cerrarlo durante la pandemia.

Aunque muchas de las personas encuestadas por la KFF pensaban que el proceso era fácil, alrededor de 3 de cada 10 dijeron que averiguar qué documentos se necesitaban y luego reunir y presentar esa documentación era muy o algo difícil. Algunos dijeron que no disponían de un servicio de internet fiable para cumplimentar los formularios, por lo que tuvieron que hacerlo por correo, lo que resultaba más complicado.

“Estaban muy confusos sobre los documentos que debían presentar”, explica Kirzinger.

Los que vivían en estados que no ampliaron Medicaid –10 estados hasta diciembre– dijeron que tenían que presentar documentación, como prueba de ciudadanía, que KFF no esperaba, dijo. No está claro si los estados exigían realmente esos documentos o si los afiliados simplemente pensaban que eran necesarios.

Poco más de una cuarta parte de los afiliados recibieron ayuda para renovar, mientras que otro 17% quería ayuda, pero no la recibió.

Cuando JP Peters se enteró el año pasado de que tenía que renovar su cobertura, le entró el pánico, temiendo quedarse sin seguro.

“No puedo permitírmelo: incluso una pequeña visita al médico es cara”, afirma Peters, de 57 años, que se dedicaba al mantenimiento de sistemas de riego y bombeo antes de quedar discapacitado, en 2022. “Las facturas médicas pueden sumarse como una avalancha”.

El residente de Punta Gorda, Florida, tuvo la suerte de poder apoyarse en una amiga, enfermera jubilada, para que le ayudara a inscribirse en Medicare. Aun así, el proceso no estuvo exento de contratiempos. Al principio, la fecha de inicio de su nueva cobertura era errónea y tuvo que actualizarla en la oficina local de la Seguridad Social. Debido a la incertidumbre, tuvo que posponer durante unos meses algunos tratamientos dentales y pruebas de un problema respiratorio.

Ahora, que tiene cobertura y un nuevo inhalador, respira mejor.

El desenlace fue “un inconveniente agravante”, dijo.