(CNN) – La candidata presidencial oficialista de México Claudia Sheinbaum aseguró durante el segundo debate de este 28 de abril que, de ganar la presidencia de México en las elecciones del 2 de junio, elevará el salario mínimo a 2,5 canastas básicas. Esto quiere decir que lo aumentaría a 11.287 pesos al mes (US$ 665), pero varios analistas dudan de la viabilidad de esta propuesta.
Tras el aumento que anunció el presidente, Andrés Manuel López Obrador, el 1 de enero, el salario mínimo diario en vigor en la zona libre de la frontera norte (Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California y Sonora) es de 374,89 pesos (US$ 22,1) lo que equivale a 11.403 pesos mensuales (US$ 671), pero en el resto del país es de 248,93 pesos (US$14,6 dólares), unos 7.508 pesos mensuales (US$ 442,3).
Mientras tanto en marzo de 2024, la canasta básica alimentaria y no alimentaria que incluye alimentos y servicios básicos para una familia (vestido, calzado, gasto en vivienda, medicinas) se ubicó en 4.514,97 pesos mensuales en zonas urbanas (US$ 266) y 3.252,32 en zonas rurales (US$ 191,6).
Esto quiere decir que si Sheinbaum pretende subir el salario mínimo a 2,5 veces la canasta básica, este tendría que elevarse hasta 11.287 pesos al mes, por debajo de lo que gana un trabajador en la zona libre de la frontera norte, pero son 3.779 pesos (US$ 222,6) más al mes para los trabajadores con salario mínimo del resto del país.
Según los últimos datos oficiales disponibles, el 37% de la población se encontraba en pobreza laboral en el cuarto trimestre de 2023, lo que equivale a 48 millones de mexicanos a los que el ingreso del hogar no les alcanza para adquirir la canasta básica alimentaria (solo 44 comestibles) para todos sus integrantes. Menos les alcanza para adquirir la ampliada o no alimentaria.
Aunque ese porcentaje representa una disminución respecto al 38,5% del cuarto trimestre de 2022 y del 40,3% del mismo periodo de 2021, todavía supera al 33,1% de 2007, antes de la crisis financiera.
Sofía Ramírez es la directora de la organización no gubernamental México ¿cómo vamos?, especializada en economía y otras ciencias sociales. Dice que subió la pobreza laboral y que a partir de 2015 empezó a bajar. “Esto se debe sobre todo al crecimiento económico. Quienes están a favor de la cuatro T dirán que es porque subió el salario mínimo, pero en un país donde 55 de cada 100 empleos son informales, realmente lo que tienes es un impacto moderado o contenido de este salario”.
Otros dicen, continúa Ramírez, que esta baja en quienes no pueden comprar la canasta básica se debe al “efecto faro” (impacto del aumento del salario mínimo en el resto de los trabajadores formales que ganan más de eso y de los informales), “pero más bien esto se debe al crecimiento económico de Estados Unidos, la integración de ambas economías.
El punto es que 37% de los mexicanos (alrededor de 48 millones) aún no pueden comprar la canasta básica alimentaria y que esto impacta más fuerte a las mujeres que a los hombres. Entre ellas, el porcentaje de pobreza laboral es de 39%, mientras que entre ellos es de 34,9%.
El reto de la propuesta de Claudia Sheinbaum sería lograr que todos estos mexicanos puedan comprar la canasta alimentaria y no alimentaria con su salario, pero muchas de estas personas están en la informalidad y no les impactará el incremento que propone la candidata, si es que ella gana y logra implementarlo.
Sofía Ramírez dice que la propuesta podría incluso incentivar la informalidad. “El salario promedio informal de un hombre es de 7.487 pesos, es decir, está muy cercano al salario mínimo, pero si este sube por arriba del promedio del empleo informal, que es el preponderante en el mercado laboral mexicano, puedes empezar a generar un mayor incentivo (para los negocios) a no convertirse en formales o incluso un incentivo muy claro para contratar de manera informal”.
La realidad de la propuesta de Sheinbaum, señala Ramírez, “es que prometer no empobrece, pero en estos casos es jugar con la ilusión de las personas, porque aunque suban el salario mínimo de todas maneras no se va a traducir en una disminución de la informalidad, sobre todo de las mujeres, ni se va a traducir en una realidad para ese segmento de la población”.
Además de que con la propuesta solo se estaría beneficiando a quienes trabajan en la formalidad, Ramírez asegura que se generarían presiones inflacionarias en los servicios, “porque está aumentando la cantidad de gente que gana salario mínimo y eso genera incremento de costos para todos los servicios”.
Coincide con ella, Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), quien critica que la propuesta de la candidata oficialista “no tiene ningún análisis respecto a cuál sería el efecto sobre las empresas, si habría más desempleo y si esto se traduciría en informalidad o en inflación”.
De la Torre agrega que “la propuesta no reconoce hasta qué punto se puede aumentar el salario mínimo, simplemente lanza una cifra, pero no hay detrás solidez en cuanto a los efectos que causaría”.
El especialista señala que un análisis riguroso de la propuesta tendría que examinar al menos esos tres efectos: qué tanto genera desempleo, informalidad e inflación. “Y para eso tendría que examinarse en el pasado, en qué niveles el salario mínimo comenzó a traducirse, ya sea en inflación o en aumento en la informalidad o incluso en el desempleo y todo parece indicar que estamos cerca de ese nivel en donde ya se generan efectos adversos en la economía”.
Pero no hay un análisis, prosigue, “que nos diga exactamente dónde se encuentra ese nivel ni qué tanto podríamos rebasarlo aún con estos efectos negativos, para todavía beneficiar un poco a los trabajadores de menos ingresos del sector formal”.