(CNN) – Puede que la temporada de premios haya terminado este año para los actores humanos, pero no hay descanso para algunos de los actores más audaces de la naturaleza.
Las serpientes dados pueden fingir su propia muerte cuando son atacadas por depredadores, montando un espectáculo teatral que incluye embadurnarse con su propia caca y dejar que la sangre rezume de sus bocas.
Según un estudio publicado este miércoles en la revista Biology Letters, las serpientes que utilizan estos efectos dramáticos adicionales pasan menos tiempo fingiendo su propia muerte y, en consecuencia, menos tiempo en una situación peligrosa que sus congéneres que no utilizan esta estrategia.
Muchos animales fingen su propia muerte como mecanismo de defensa contra los depredadores, con ejemplos en insectos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, pero aún no está claro cómo y hasta qué punto funciona.
Vukašin Bjelica, investigador asociado de la Universidad de Belgrado (Serbia) y uno de los autores del estudio, explica a CNN por correo electrónico: “Hay teorías contradictorias sobre el origen de la simulación de la muerte”.
“Algunos dicen que se trata de una respuesta consciente, mientras que otros insisten en que no lo es. Una teoría es que se trata de la respuesta de defensa ‘más primitiva’, similar a la congelación en una situación de mucho estrés”, explica.
Permanecer inmóvil y exponer partes vulnerables del cuerpo a un depredador es arriesgado, por lo que los investigadores de la Universidad de Belgrado plantearon la hipótesis de que cuanto más dramático fuera el espectáculo, menos tiempo tendrían que pasar las serpientes en peligro.
Para comprobarlo, los investigadores viajaron a Golem Grad, una isla en un lago del norte de Macedonia, donde las serpientes son comunes.
Allí agarraron a 263 de las serpientes de dados no venenosas y las pellizcaron con los dedos para simular las acciones de un depredador, antes de soltar a cada serpiente y cronometrar su comportamiento posterior mientras fingía la muerte.
Observaron que algunas serpientes se hacían las muertas dejando la boca abierta, otras se embadurnaban de caca y otras también rezumaban sangre por la boca.
Según el estudio, las 28 serpientes que sangraban por la boca tardaban una media de dos segundos menos en fingir su muerte, aunque algunas serpientes que no desplegaban toda su teatralidad también pasaban menos tiempo haciéndose las muertas, quizá debido a otros factores como la temperatura, el sexo o el tamaño.
En general, las serpientes pasaron entre seis y 24 segundos haciéndose las muertas.
El sangrado por la boca fue un comportamiento relativamente infrecuente y solo se observó en 28 de las serpientes analizadas, mientras que el embadurnamiento se produjo en 124 de los casos.
No todas las serpientes analizadas fingieron su propia muerte. Las serpientes juveniles capturadas fingieron su muerte durante un periodo de tiempo mucho más corto y sangraron por la boca mucho menos, y estos comportamientos estuvieron completamente ausentes en serpientes recién nacidas de una especie similar, según el estudio, quizá debido a los peligros asociados a ello.
El comportamiento antidepredador depende de muchas cosas diferentes, como el sexo del individuo, la temperatura corporal, el tamaño, la edad, la presencia de alimento en el intestino, la presencia de huevos en las hembras, la experiencia previa con un depredador y las lesiones preexistentes, dijo Bjelica.
“Todavía no está claro exactamente cómo cada individuo ‘adapta’ su respuesta antidepredadora y nuestras observaciones son sobre todo limitadas, ya que la mayoría proceden de interacciones con investigadores humanos y no de observaciones de encuentros en la vida real con depredadores naturales”, añadió.
Untarse de caca hace que la serpiente sea menos apetecible para su depredador, lo que, según los investigadores, explica por qué las serpientes que hacen esto antes de hacerse las muertas pasan menos tiempo en esta situación.
Aunque las serpientes no lanzan chorros de sangre directamente a sus depredadores, como hacen los lagartos cornudos, el sangrado de la boca señala su aparente muerte al depredador. Los investigadores creen que la hemorragia se debe a un aumento de la presión sanguínea, provocado por altos niveles de hormonas del estrés, explica Bjelica.
Los investigadores señalan que los resultados del estudio deben repetirse ahora en otras especies y ecosistemas, y añaden que las investigaciones futuras deberán centrarse en la secuencia precisa de los comportamientos mostrados.