(CNN Español) – Los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) están en “el corazón” de la “más peligrosa y mortal crisis de drogas que Estados Unidos haya enfrentado” por el tráfico de fentanilo y anfetaminas, los símbolos del cambio de drogas de origen vegetal, como la cocaína y la heroína, a las sintéticas, de acuerdo con la evaluación anual de la Administración de Control de Drogas (DEA).
La DEA describe en su informe, presentado este jueves, la metodología en la que los carteles operan laboratorios clandestinos en México donde fabrican estas drogas y luego distribuyen a Estados Unidos, así como de la logística que usan para abastecerse de precursores químicos, en particular de China, y de cómo el control de puertos mexicanos en el Pacífico y en el Golfo de México son clave para sus operaciones.
Basada en reportes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la Evaluación señala que el fentanilo es la droga más letal, con una cifra provisional de 59.019 personas muertas murieron en 2023; 74.225 en 2022 y 70.061 en 2021, solo por efectos de esa sustancia.
Con ambos carteles como “la principal prioridad operativa de la DEA”, el análisis menciona que el liderazgo del Cartel de Sinaloa se encuentra en situación fluida desde del arresto y condena en EE.UIU. de Joaquín “El Chapo” Guzmán, mientras estaría en cuestión el papel de Ismael “El Mayo” Zambada, quien por 30 años fue uno de los jefes máximos del grupo, en medio de reportes sobre problemas de salud.
Sin un líder, el Cartel de Sinaloa cubre cuatro organizaciones criminales que cooperan entre sí, el informe los identifica como los grupos dirigidos por “Los Chapitos”, formado por los hijos del Chapo, el del Mayo Zambada, el de Aureliano “El Guano” Guzman-Loera (hermano del Chapo) y Rafael Caro-Quintero, uno de los cofundadores del extinto Cartel de Guadalajara y actualmente encarcelado en México. El CJNG “está supervisado por Rubén “El Mencho” Oseguera-Cervantes”, y funciona, según la DEA, como un modelo de franquicia.
Los carteles mexicanos dirigen una “compleja red de conspiradores” que, de acuerdo con el análisis, incluye transportistas internacionales y transfronterizos, funcionarios corruptos, constructores de túneles, empresas fantasma y lavadores de dinero, aunque para este último fin, según la DEA, estos grupos criminales usarían en forma creciente el servicio de organizaciones de lavado de dinero de origen chino.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reveló durante su entrevista con la cadena estadounidense CBS que “el fentanilo se produce en Estados Unidos, Canadá y en México en menos proporción”.
López Obrador reiteró recientemente que México no es el principal productor de fentanilo luego de que el titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de su gobierno dijo que el país era el “campeón” de la producción de fentanilo, en discordancia con las declaraciones del mandatario. El organismo emitió luego una disculpa en nombre del funcionario excusando que uso “una palabra inadecuada”.
“El fentanilo entra a Estados Unidos por Estados Unidos, entra por Canadá y también por México donde se elabora con sustancias químicas que se introducen por contrabando, pero la cantidad no es precisa”, señaló López Obrador durante su conferencia de prensa matutina del 25 de abril.
El informe de la DEA subraya que, debido al menor volumen de los insumos requeridos para su producción, los grupos que operan con fentanilo también usan servicios de correo que entregan estos suministros en EE.UU., desde donde luego son reenviados a México.
El informe señala que la facilidad y el bajo costo de producir drogas sintéticas a gran escala en México hace que los carteles sean altamente rentables, aunque a la vez los carteles, en particular el de Sinaloa, se mantienen activos en los negocios más tradicionales de la cocaína, la heroína y la marihuana. La DEA reconoce los esfuerzos que han hecho los gobiernos mexicano y chino para controlar el tráfico ilegal de precursores e ingredientes químicos con los que se fabrican el fentanilo y las anfetaminas, pero que ese flujo “hacia México continúa sin disminuir”.