Sde Teiman, Israel (CNN) – En una base militar que ahora funciona como centro de detención en el desierto del Néguev, en Israel, un israelí que trabaja en las instalaciones tomó dos fotografías de una escena que, según dice, lo sigue atormentando.
Filas de hombres en ropa de gimnasia gris se ven sentados en colchonetas muy delgadas, cercadas por alambre de púas. Todos aparecen con los ojos vendados y la cabeza gacha bajo el resplandor de los reflectores.
Un hedor pútrido llenaba el aire y la habitación zumbaba con los murmullos de los hombres, según declaró a CNN el israelí que estuvo en las instalaciones. Los detenidos tenían prohibido hablar entre sí y murmuraban entre dientes.
“Nos dijeron que no podían moverse. Deben sentarse erguidos. No se les permite hablar. No se les permite mirar por debajo de la venda”.
A los guardias se les ordenó “gritar uskot” (cállate, en árabe) y se les dijo que “eligieran a las personas problemáticas y las castigaran”, añadió la fuente.
CNN habló con tres denunciantes israelíes que trabajaron en el campo del desierto de Sde Teiman, donde se encuentran los palestinos detenidos durante la invasión israelí de Gaza. Todos hablaron a riesgo de sufrir repercusiones legales y represalias por parte de grupos que apoyan las políticas de línea dura de Israel en Gaza.
Los relatos describen un centro en el que los médicos a veces amputaban miembros a los presos debido a las lesiones sufridas por estar esposados constantemente; en el que los procedimientos médicos a veces los realizaban médicos poco cualificados, lo que le ha valido la reputación de ser “un paraíso para los internos”; y en el que el aire huele a heridas descuidadas que se dejaron pudrir.
Según los relatos, el centro, situado a unos 29 kilómetros de la frontera de Gaza, está dividido en dos partes: recintos en los que unos 70 detenidos palestinos de Gaza están sometidos a restricciones físicas extremas, y un hospital de campaña en el que los detenidos heridos están atados a sus camas, llevan pañales y se alimentan a través de popotes.
“Los despojaban de cualquier cosa que se pareciera a un ser humano”, declaró un denunciante, que trabajaba como médico en el hospital de campaña del centro.
“(Las palizas) no se hacían para obtener información. Se hacían por venganza”, dijo otro informante. “Fue un castigo por lo que ellos (los palestinos) hicieron el 7 de octubre y un castigo por el comportamiento en el campo”.
En respuesta a la petición de CNN de comentarios sobre todas las acusaciones formuladas en este informe, el ejército israelí, conocido como las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), dijo en un comunicado: “Las FDI garantizan una conducta adecuada hacia los detenidos bajo custodia. Cualquier acusación de mala conducta por parte de soldados de las FDI se examina y se trata en consecuencia. En los casos apropiados, se abren investigaciones MPCID (División de Investigación Criminal de la Policía Militar) cuando hay sospechas de mala conducta que justifiquen tal acción.”
“Los detenidos son esposados en función de su nivel de riesgo y su estado de salud. Las autoridades no tienen conocimiento de incidentes de esposamiento ilegal”.
Los informes sobre malos tratos en Sde Teiman ya han aparecido en los medios de comunicación israelíes y árabes tras la protesta de grupos de derechos israelíes y palestinos por las condiciones que allí se dan. Pero este raro testimonio de israelíes que trabajan en el centro arroja más luz sobre la conducta de Israel en su guerra en Gaza, con nuevas denuncias de malos tratos. También arroja más dudas sobre las repetidas afirmaciones del gobierno israelí de que actúa de acuerdo con las prácticas y el derecho internacionales aceptados.
CNN ha solicitado permiso al ejército israelí para acceder a la base de Sde Teiman. El mes pasado, un equipo de CNN cubrió una pequeña protesta ante la puerta principal, organizada por activistas israelíes que exigían el cierre de las instalaciones. Las fuerzas de seguridad israelíes interrogaron al equipo durante unos 30 minutos, exigiendo ver las imágenes tomadas por el reportero gráfico de CNN. Israel suele someter a los reporteros, incluso a los extranjeros, a la censura militar en cuestiones de seguridad.
Detenidos en el desierto
El ejército israelí ha reconocido haber convertido parcialmente tres instalaciones militares diferentes en campos de detención para detenidos palestinos de Gaza desde el ataque del 7 de octubre dirigido por Hamas contra Israel, en el que según las autoridades israelíes murieron unas 1.200 personas y más de 250 fueron secuestradas, y la posterior ofensiva israelí en Gaza, en la que han muerto casi 35.000 personas, según el Ministerio de Sanidad gazatí. Estas instalaciones son Sde Teiman, en el desierto del Néguev, así como las bases militares de Anatot y Ofer, en la Ribera Occidental ocupada.
Los campos forman parte de la infraestructura de la Ley de Combatientes Ilegales de Israel, una enmienda legislativa aprobada por la Knesset el pasado diciembre que amplió la autoridad del ejército para detener a presuntos combatientes.
La ley permite a los militares detener a personas durante 45 días sin orden de detención, tras lo cual deben ser trasladadas al sistema penitenciario oficial de Israel (IPS), donde más de 9.000 palestinos están recluidos en condiciones que, según grupos de derechos humanos, se han deteriorado drásticamente desde el 7 de octubre. Dos asociaciones de presos palestinos afirmaron la semana pasada que 18 palestinos, entre ellos el destacado cirujano de Gaza Dr. Adnan al-Bursh, habían muerto bajo custodia israelí en el transcurso de la guerra.
Los campos de detención militar, en los que se desconoce el número de reclusos, sirven de punto de filtración durante el periodo de detención ordenado por la Ley de Combatientes Ilegales. Tras su detención en los campos, los sospechosos de tener vínculos con Hamas son trasladados al IPS, mientras que aquellos cuyos vínculos combatientes se hayan descartado son puestos en libertad y devueltos a Gaza.
CNN entrevistó a más de una docena de personas que habían estado detenidas en Gaza y que parecían haber sido liberadas de esos campos. Dijeron que no podían determinar dónde se encontraban recluidos porque la mayor parte del tiempo estuvieron con los ojos vendados y aislados del mundo exterior. Pero los detalles de sus relatos coinciden con los de los denunciantes.
“Esperábamos que llegara la noche para poder dormir. Luego esperábamos que llegara la mañana con la esperanza de que nuestra situación cambiara”, dijo el Dr. Mohammed al-Ran, recordando su detención en una instalación militar donde, según dijo, soportó las temperaturas del desierto, pasando del calor del día al frío de la noche. CNN lo entrevistó a las afueras de Gaza el mes pasado.
Al-Ran, palestino nacionalizado bosnio, dirigía la unidad quirúrgica del hospital Indonesio del norte de Gaza, uno de los primeros en ser cerrado y asaltado cuando Israel llevó a cabo su ofensiva aérea, terrestre y naval.
Según declaró, fue detenido el 18 de diciembre frente al hospital baptista Al-Ahli de la Ciudad de Gaza, donde llevaba tres días trabajando tras huir de su hospital en el norte, fuertemente bombardeado.
Lo desnudaron hasta quedar en ropa interior, le vendaron los ojos y le ataron las muñecas, y luego lo metieron en la parte trasera de un camión donde, según él, amontonaron a los detenidos casi desnudos mientras los trasladaban a un campo de detención en medio del desierto.
Los detalles de su relato coinciden con los de otras decenas de personas que CNN ha recogido sobre las condiciones de detención en Gaza. Su relato también está respaldado por numerosas imágenes de detenciones masivas publicadas en perfiles de redes sociales pertenecientes a soldados israelíes. Muchas de esas imágenes muestran a gazatíes cautivos, con las muñecas o los tobillos atados con cables, en ropa interior y con los ojos vendados.
Al-Ran estuvo recluido en un centro de detención militar durante 44 días, según declaró a CNN. “Nuestros días estaban llenos de oraciones, lágrimas y súplicas. Esto aliviaba nuestra agonía”, dijo Al-Ran.
“Llorábamos y llorábamos. Lloramos por nosotros mismos, lloramos por nuestra nación, lloramos por nuestra comunidad, lloramos por nuestros seres queridos. Lloramos por todo lo que se nos pasó por la cabeza”.
A la semana de su encarcelamiento, las autoridades del campo de detención le ordenaron que actuara como intermediario entre los guardias y los presos, función conocida como Shawish, “supervisor”, en árabe vernáculo.
Según los denunciantes israelíes, un Shawish es normalmente un preso que ha sido absuelto de sospechas de vínculos con Hamas tras ser interrogado.
El ejército israelí negó que retuviera a detenidos innecesariamente o que los utilizara con fines de traducción. “Si no hay motivos para que continúe la detención, los detenidos son puestos en libertad y devueltos a Gaza”, afirmaron en un comunicado.
Sin embargo, los relatos de denunciantes y detenidos, en particular los relativos a los Shawish, ponen en duda la descripción que hacen las FDI de su proceso de exculpación. Al-Ran afirma que sirvió como Shawish durante varias semanas después de que se le declararan libres de vínculos con Hamas. Los informantes también dijeron que los Shawish absueltos trabajaron como intermediarios durante algún tiempo.
Según los testigos, estas personas suelen dominar el hebreo, lo que les permite comunicar las órdenes de los guardias al resto de los presos en árabe.
Por ello, al-Ran dijo que le dieron un privilegio especial: le quitaron la venda de los ojos. Dijo que esto era otro tipo de infierno.
“Parte de mi tortura era poder ver cómo torturaban a la gente”, dijo. “Al principio no podías ver. No podías ver la tortura, la venganza, la opresión. Cuando me quitaron la venda de los ojos, pude ver el alcance de la humillación y la degradación… Pude ver hasta qué punto nos veían no como seres humanos, sino como animales”.
El relato de Al-Ran sobre las formas de castigo que vio fue corroborado por los denunciantes que hablaron con CNN. A un preso que cometía una infracción, como hablar con otro, se le ordenaba levantar los brazos por encima de la cabeza durante un máximo de una hora. En ocasiones, las manos del preso se ataban con una cremallera a una valla para asegurarse de que no abandonara la posición de tensión.
Para quienes infringían repetidamente la prohibición de hablar y moverse, el castigo se hacía más severo. En ocasiones, los guardias israelíes llevaban a un preso a una zona fuera del recinto y lo golpeaban agresivamente, según dos denunciantes y al-Ran. Un denunciante que trabajaba como guardia dijo que vio a un hombre salir de una paliza con los dientes, y algunos huesos, aparentemente rotos.
Ese informante y Al-Ran también describieron un registro rutinario en el que los guardias soltaban perros de gran tamaño contra los detenidos dormidos y lanzaban una granada de ruido contra el recinto mientras irrumpían los soldados. Al-Ran llamó a esto “la tortura nocturna”.
“Mientras estábamos atados con cables, soltaban a los perros que se movían entre nosotros y nos pisoteaban”, dijo al-Ran. “Te tumbaban boca abajo, con la cara pegada al suelo. No puedes moverte, y ellos se mueven por encima de ti”.
El mismo informante relató el registro con el mismo desgarrador detalle. “Fue una unidad especial de la policía militar la que hizo el supuesto registro”, dijo la fuente. “Pero en realidad era una excusa para golpearlos. Fue una situación aterradora”.
“Había muchos gritos y ladridos de perros”.
Atados a camas en un hospital de campaña
Los relatos de los informantes describen otro tipo de horror en el hospital de campaña de Sde Teiman.
“Lo que sentí al tratar con esos pacientes es una idea de vulnerabilidad total”, dijo un médico que trabajó en Sde Teiman.
“Si te imaginas a ti mismo sin poder moverte, sin poder ver lo que está pasando y estando completamente desnudo, eso te deja completamente expuesto”, dijo la fuente. “Creo que es algo que roza, si no cruza, la tortura psicológica”.
Otro denunciante dijo que le ordenaron realizar procedimientos médicos a los detenidos palestinos para los que no estaba cualificado.
“Me pidieron que aprendiera a hacer cosas en los pacientes, realizando procedimientos médicos menores que están totalmente fuera de mi experiencia”, dijo, añadiendo que esto se hacía frecuentemente sin anestesia.
“Si se quejaban de dolor, les daban paracetamol”, dijo, utilizando otro nombre para el paracetamol. “El mero hecho de estar allí me hacía sentir cómplice de un abuso”.
El mismo denunciante dijo también que presenció la amputación de un hombre que había sufrido lesiones causadas por el constante atado de sus muñecas con una cinta de cremallera. El relato coincidía con los detalles de una carta escrita por un médico que trabajaba en Sde Teiman publicada por Ha’aretz en abril.
“Desde los primeros días de funcionamiento del centro médico hasta hoy, me he enfrentado a graves dilemas éticos”, decía la carta dirigida al fiscal general de Israel y a sus ministerios de Sanidad y Defensa, según Ha’aretz. “Más que eso, les escribo (esta carta) para advertirles que las operaciones de las instalaciones no cumplen con una sola sección entre las que tratan de la salud en la Ley de Encarcelamiento de Combatientes Ilegales”.
Un portavoz de las FDI negó las acusaciones de las que informó Ha’aretz en una declaración escrita a CNN en aquel momento, afirmando que los procedimientos médicos se llevaban a cabo con “extremo cuidado” y de conformidad con la legislación israelí e internacional.
El portavoz añadió que el esposamiento de los detenidos se hizo “de acuerdo con los procedimientos, su estado de salud y el nivel de peligro que representaban”, y que se examinaría cualquier acusación de violencia.
Los denunciantes también afirmaron que se dijo al equipo médico que se abstuviera de firmar documentos médicos, lo que corrobora informes anteriores del grupo de derechos Médicos por los Derechos Humanos en Israel (PHRI).
El informe de PHRI publicado en abril advertía de “la grave preocupación de que se emplee el anonimato para impedir la posibilidad de investigaciones o denuncias sobre infracciones de la ética y la profesionalidad médicas”.
“No firmas nada y no hay verificación de autoridad”, dijo el mismo denunciante, que afirmó carecer de la formación adecuada para el tratamiento que se le pedía que administrara. “Es un paraíso para los internos porque es como si hicieras lo que quisieras”.
CNN también solicitó comentarios al Ministerio de Sanidad israelí sobre las acusaciones de este informe. El ministerio remitió de nuevo a CNN a las FDI.
Ocultos al mundo exterior
Sde Teiman y otros campos de detención militares han estado rodeados de secretismo desde su creación. Israel se ha negado en repetidas ocasiones a revelar el número de detenidos en las instalaciones, o a revelar el paradero de los prisioneros de Gaza.
El pasado miércoles, la Corte Suprema de Israel celebró una audiencia en respuesta a una petición presentada por el grupo de derechos israelí HaMoked para que se revelara el paradero de un técnico de rayos X palestino detenido en el Hospital Nasser, en el sur de Gaza, en febrero. Fue la primera sesión judicial de este tipo desde el 7 de octubre.
El más alto tribunal israelí había rechazado anteriormente recursos de hábeas corpus presentados en nombre de decenas de palestinos de Gaza detenidos en paradero desconocido.
Las desapariciones “permiten que se cometan las atrocidades de las que hemos estado oyendo hablar”, afirmó Tal Steiner, abogado israelí de derechos humanos y director ejecutivo de la Comisión Pública contra la Tortura en Israel.
“Las personas completamente desconectadas del mundo exterior son las más vulnerables a la tortura y los malos tratos”, afirmó Steiner en una entrevista con CNN.
Las imágenes satelitales proporcionan más información sobre las actividades en Sde Teiman, revelando que en los meses transcurridos desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamas el 7 de octubre, más de 100 nuevas estructuras, incluyendo grandes tiendas de campaña y hangares, se han construido en el campamento del desierto. Una comparación de fotografías aéreas del 10 de septiembre de 2023 y del 1 de marzo de este año también mostró un aumento significativo del número de vehículos en las instalaciones, lo que indica un repunte de la actividad. Las imágenes por satélite de dos fechas de principios de diciembre mostraban obras de construcción en curso.
CNN también geolocalizó las dos fotografías filtradas que mostraban el recinto en el que se encontraba el grupo de hombres con los ojos vendados y vestidos con pantalones de deporte grises. El patrón de los paneles que se veían en el techo coincidía con los de un gran hangar visible en imágenes satelitales. La estructura, que se asemeja a un corral de animales, está situada en la zona central del complejo de Sde Teiman. Se trata de una estructura antigua que se ve entre los nuevos edificios que han aparecido desde que comenzó la guerra.
CNN revisó las imágenes por satélite de otros dos campos de detención militares, las bases de Ofer y Anatot, en la Ribera Occidental ocupada, y no detectó ninguna ampliación en los terrenos desde el 7 de octubre. Varios grupos de derechos y expertos jurídicos creen que Sde Teiman, que es el más cercano a Gaza, alberga probablemente el mayor número de detenidos de los tres campos de detención militares.
“Estuve allí 23 días. Veintitrés días que me parecieron 100 años”, dijo Ibrahim Yassine, de 27 años, el día de su liberación de un campo de detención militar.
Estaba tumbado en una habitación abarrotada con más de una docena de hombres recién liberados; aún vestían los uniformes grises de chándal de la prisión. Algunos tenían heridas profundas en la piel, donde les habían quitado las esposas.
“Nos esposaron y nos vendaron los ojos”, dijo otro hombre, Sufyan Abu Salah, de 43 años. “Hoy es el primer día que puedo ver”.
Varios tenían la mirada vidriosa y parecían demacrados. Un anciano respiraba a través de una máquina de oxígeno mientras yacía en una camilla. Fuera del hospital, dos hombres liberados de la Media Luna Roja Palestina abrazaban a sus colegas.
Para el Dr. Al-Ran, el reencuentro con sus amigos fue todo menos alegre. La experiencia, dijo, le dejó mudo durante un mes mientras luchaba contra una “muerte emocional”.
“Fue muy doloroso. Cuando me soltaron, la gente esperaba que les echara de menos, que los abrazara. Pero había un vacío”, dijo al-Ran. “Las personas que estaban conmigo en el centro de detención se convirtieron en mi familia. Esas amistades eran lo único que nos pertenecía”.
Justo antes de su liberación, un compañero de prisión le había llamado, su voz apenas se elevaba por encima de un susurro, dijo al-Ran. Le pidió que buscara a su mujer y a sus hijos en Gaza. “Me pidió que les dijera que es mejor que sean mártires”, dijo al-Ran. “Es mejor para ellos morir que ser capturados y retenidos aquí”.
Créditos
Productora ejecutiva: Barbara Arvanitidis
Redactora jefe de investigación: Tamara Qiblawi
Corresponsal jefe de asuntos internacionales: Matthew Chance
Reportera OSINT: Allegra Goodwin
Reportera gráfica: Alex Platt
Reporteros: Abeer Salman, Ami Kaufman, Kareem Khadder, Mohammad Al Sawalhi y Tareq Al Hilou
Editores gráficos y visuales: Carlotta Dotto, Lou Robinson y Mark Oliver
Diseñador 3D: Tom James
Editora fotográfica: Sarah Tilotta
Editores de video: Mark Baron, Julie Zink y Augusta Anthony
Diseñadores de movimiento: Patrick Gallagher y Yukari Schrickel
Editores digitales: Laura Smith-Spark y Eliza Mackintosh
Editores ejecutivos: Dan Wright y Matt Wells
Tamara Qiblawi escribió e informó desde Londres. Matthew Chance, Barbara Arvanitidis y Alex Platt informaron desde Sde Teiman; Ami Kaufman y Allegra Goodwin informaron desde Londres; Abeer Salman y Kareem Khadder informaron desde Jerusalén; y los periodistas Mohammad Al Sawalhi y Tareq Al Hilou informaron desde Gaza.