(CNN) – Puede que Xi Jinping haya comenzado su reciente viaje a Europa respondiendo preguntas difíciles en Francia sobre el comercio y la guerra de Rusia en Ucrania, pero el líder chino finalizó su estancia a fines de la semana pasada proyectando un mensaje crudo: que a pesar de las fricciones con gran parte del continente, China todavía tiene seguidores en algunas capitales europeas.
El poder de atracción de Beijing quedó demostrado en Belgrado y Budapest, donde las calles estaban adornadas con banderas chinas. Cuando Xi y su esposa Peng Liyuan aterrizaron en los aeropuertos de ambas ciudades, bailarines folclóricos actuaron en la pista y, en contraste con la discreta bienvenida que recibió la pareja en París, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, y el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, estuvieron presentes para saludarlos.
Los medios estatales chinos resaltaron la cálida diplomacia, con titulares que proclamaban el vínculo “férreo” de China con Serbia y la “amistad dorada” con Hungría. Ambos países, principales receptores de inversiones chinas, anunciaron mejoras en sus relaciones con China durante las visitas, una victoria simbólica para Xi que, según los analistas, podría contribuir a suavizar la política europea hacia China en áreas tensas como el comercio, la seguridad y los derechos humanos.
Pero en el resto de Europa, la bienvenida de alfombra roja brindada a Xi por parte de Vucic y Orban (ambos considerados ampliamente antiliberales y favorables a Rusia) puede no funcionar tan bien, dicen los analistas, e ilustra el número cada vez menor de capitales europeas donde Xi podría ser recibido de manera cálida.
Las relaciones entre China y Europa se vieron desgastadas por la creciente lista de quejas económicas de la Unión Europea con China, que aún podría derivar en una guerra comercial en toda regla. También, en la mezcla están las sospechas en toda Europa sobre las ambiciones e influencia globales de Beijing, especialmente sobre su apoyo a Rusia, incluidas acusaciones de que está suministrando piezas de doble uso que ayudan en la guerra del Kremlin contra Ucrania.
En su primera visita a Europa en cinco años, Xi fue presionado sobre estas cuestiones a principios de la semana pasada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Seguramente ambos seguirán de cerca cualquier cumbre entre Xi y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en China, que se espera tenga lugar pronto.
En París, Xi enfatizó que China no estaba desempeñando otro papel que el de “contribuir a alcanzar la paz ” en Ucrania, y negó que hubiera “sobrecapacidad” industrial en China de forma que inundara el mercado europeo.
Esas tensiones desaparecieron cuando Xi se reunió con Vucic y Orban.
Sus visitas a Serbia y Hungría “envían un muy buen mensaje a la audiencia (nacional) china de que ‘tenemos amigos cercanos en Europa (…) Hungría y Serbia son verdaderos amigos con los que podemos hacer negocios’”, dijo Philippe Le Corre, un alto funcionario miembro del Centro de Análisis de China del Instituto de Política de la Sociedad Asiática, cuando habló en un evento organizado por el centro cuando comenzó la gira de Xi la semana pasada.
Pero la inclusión de estos países en su itinerario fue “vergonzoso” para París, porque tanto Orban como Vucic asistieron a la Iniciativa de la Franja y la Ruta en Beijing en octubre pasado junto con Putin, añadió Le Corre.
“Futuro compartido”
Las visitas de Xi a Serbia y Hungría lo ayudaron a alcanzar otro objetivo: socavar un orden mundial que considera dominado por Estados Unidos.
Con la firma de una declaración conjunta, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, se convirtió en el primer líder europeo en comprometerse a unirse a China en la construcción de una “comunidad de futuro compartido”. El concepto, vagamente formulado, exige una colaboración en torno a intereses compartidos, y sugiere que los países no deberían interactuar basándose en alianzas ni ser juzgados por su política interna y su historial de derechos humanos.
“Ese es el nivel más alto de cooperación entre dos países y estoy orgulloso de que, como presidente de Serbia, tuve la oportunidad de firmar esa declaración con el presidente Xi”, dijo Vucic este miércoles sobre el acuerdo, que se produjo junto con un tratado de libre comercio y otras promesas de Xi sobre la expansión de las importaciones agrícolas y los vuelos directos.
Xi también promocionó una visión del mundo compartida durante su reunión con Orban en Hungría, que es miembro tanto de la Unión Europea como de la OTAN. Orban, cuyo Gobierno cada vez más autoritario ha generado alarma dentro de la UE, desafió las crecientes preocupaciones dentro de ambos bloques para mejorar las relaciones de su país a una “asociación estratégica integral para todo clima”.
Además de ser otra victoria simbólica para Xi, esto podría alentar a Orban a rechazar los esfuerzos dentro de la UE para “eliminar el riesgo” de las cadenas de suministro e imponer aranceles a los productos chinos, dicen los analistas. Cuando habló en Budapest este jueves junto a Orban, Xi pareció aludir a eso, y dijo que esperaba que Hungría utilizara su presidencia rotatoria de la UE a partir de julio para “promover el desarrollo estable y saludable de las relaciones entre China y la UE”.
Los dos líderes también firmaron unos 18 acuerdos de cooperación que, según Orban, cubrían sectores como el ferrocarril, la tecnología de la información y la energía nuclear. Xi declaró que los dos países “profundizarían la cooperación económica, comercial, de inversión y financiera” y avanzarían en “proyectos clave”, incluido el ferrocarril Budapest-Belgrado.
Tanto Serbia como Hungría ya son destinos clave para la inversión china, y Hungría emerge como un centro de producción cada vez más importante en Europa para los proveedores automotrices chinos, incluidos los fabricantes de vehículos eléctricos (VE). En Francia, a principios de esta semana, el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, dijo a los periodistas que la empresa china BYD era “bienvenida” para abrir una fábrica en Francia; pero el gigante de los vehículos eléctricos parece haber elegido ya su primer punto de apoyo para la producción de automóviles en Europa, y prometió a finales del año pasado abrir una planta en Hungría.
Beijing también puede estar esperando que otros países del continente tomen nota, y los analistas dicen que todo esto influye en los esfuerzos de Xi por presentar partes de Europa como si se beneficiaran de puntos de vista lúcidos sobre China, frente a otros que imitan los esfuerzos estadounidenses para contenerla.
“Estar cerca de estos países encaja con la narrativa interna de China de que hay ‘países inteligentes’ en Europa que realmente entienden a China y no apoyan a Estados Unidos, y China está trabajando con estos países por el bien de Europa”, dijo Liu Dongshu, un profesor asistente de asuntos públicos e internacionales en la City University de Hong Kong.
Puertas de entrada a Europa
Pero el itinerario de Xi también exhibe sus limitaciones dentro de Europa, dicen otros, incluso en Europa Central y del Este, donde Beijing previamente hizo grandes esfuerzos para profundizar las conexiones y ganar buena voluntad, incluso a través de la emblemática iniciativa de infraestructura de la Franja y la Ruta de Xi.
Un esfuerzo chino para reforzar las relaciones con 16 naciones de Europa central y oriental ha ido perdiendo apoyo lentamente, en parte porque las inversiones no se materializaron en la escala esperada y también porque el apoyo de China a Rusia complicó las relaciones en una región con una historia reciente de dominación soviética.
“La asociación ilimitada y el apoyo moral y material de Beijing a Moscú enfureció a los líderes y a la población de muchos países (de Europa Central y del Este)”, dijo Tamas Matura, investigador principal del Centro de Análisis de Políticas Europeas. “Esto definitivamente debilitó la posición de China en Europa”.
Mientras tanto, las tensiones de larga data con los países nórdicos y la salida de Italia a principios de este año de la iniciativa de la Franja y la Ruta, así como las recientes visitas a China del primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, y el canciller de Alemania, Olaf Scholz, significaron que ninguno de esos países era ideal para que Xi los visitara, añadió Matura. Dijo que Beijing probablemente consideraba que Francia creaba un potencial para una apertura diplomática dada su defensa de la autonomía estratégica de Europa respecto de Estados Unidos.
Pero hubo pocas señales tangibles del viaje de que las fricciones con los países de Europa occidental y la UE disminuirán, a pesar de que tanto Macron como Von der Leyen enfatizaron la importancia del diálogo y la visita de dos días de Xi al presidente francés, que incluyó un viaje más personal a los Pirineos y la firma de 18 acuerdos de cooperación.
A pesar de su peso económico limitado (con 16 millones de personas entre ellos y un PIB combinado de aproximadamente una décima parte del de Francia, según cifras del FMI), Serbia y Hungría, miembro de la UE, pueden volverse cada vez más valiosas para Beijing a medida que continúan las tensiones con el bloque y se avecina la amenaza una guerra comercial.
“Orban y Vucic son el tipo de líderes antiliberales que están posicionando a sus países entre bloques geopolíticos rivales, con la esperanza de evitar una dependencia demasiado fuerte de cualquiera de ellos”, dijo el exparlamentario húngaro Gabor Scheiring, profesor asistente de Política comparada en la Universidad de Georgetown en Qatar. “No les importa la democracia ni los derechos humanos. Para ellos, la política exterior se trata estrictamente de intereses económicos”.
Y eso podría ser una bendición para China.
“Hungría y Serbia son puertas de entrada estratégicas de Beijing hacia Europa (…) el valor de los dos países como puertas de entrada a Europa aumentará a medida que se intensifique la guerra comercial”, dijo.
– Xiaofei Xu de CNN contribuyó a este informe.