(CNN Español) – El número de niños migrantes que cruzan el peligroso Tapón del Darién ha aumentado un 40% en lo que va de año, según informó el miércoles el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), lo que sitúa a esta ruta en camino de alcanzar por quinto año consecutivo niveles récord de migración infantil.
UNICEF indicó en un comunicado que, en los primeros cuatro meses de 2024, más de 30.000 niños atravesaron el Darién, una región de selva densa que separa a Colombia y Panamá.
De ese total, según los datos del organismo de la ONU, 2.000 niños iban sin compañía o habían sido separados de sus familias.
“Además, el número de niños en tránsito creció cinco veces más rápido que el número de adultos”, indicó el UNICEF.
Las estimaciones del organismo, “basadas en tendencias actuales”, señalan que en todo 2024 podrían atravesar el Darién alrededor de 800.000 personas, incluidos 160.000 niños y adolescentes.
En 2023, más de 500.000 personas llegaron a Panamá por la selva, la mayoría con planes de seguir su camino hasta Estados Unidos
“El Tapón del Darién no es lugar para niños. Muchos niños han muerto en este arduo y peligroso viaje. Algunas mujeres han dado a luz durante el trayecto, trayendo una nueva vida al mundo en las circunstancias más difíciles. Muchos de los que sobreviven al viaje llegan enfermos, hambrientos y deshidratados, a menudo con heridas o infecciones y en desesperada necesidad de apoyo”, dijo Ted Chaiban, director ejecutivo adjunto del UNICEF, en el comunicado.
¿Es posible frenar la migración por la ruta del Darién?
Los planes del presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, para frenar la migración irregular en la selva del Darién, una inhóspita región que hace de frontera natural con Colombia, despiertan más interrogantes que certezas.
En un mensaje la semana pasada, Mulino explicó que propone iniciar “un proceso de repatriación con todo el apego a los derechos humanos” para los cientos de miles de migrantes que atraviesan la zona cada año.
“Para que sepan los de allá y los que quisieran venir, que aquí el que llega se va a devolver a su país de origen”, advirtió el ganador de las elecciones de abril.
Aunque el tapón del Darién era visto hace una década como una barrera prácticamente infranqueable, cada vez más migrantes se arriesgan a cruzar la zona durante unos cinco a siete días de peligrosa caminata.
Con una frontera de 266 kilómetros, “cerrar” la selva sonaba inviable, y también es todo un desafío desalentar a los migrantes, muchos de los cuales pagan a traficantes de personas que operan en ambos lados de la frontera.
“En términos prácticos, intentar reducir la migración que pasa por el Darién es una tarea difícil, la complejidad no solo abarca los puntos de entrada, sino cómo manejar y tener mejor información de quiénes son los que están ayudando a pasar los migrantes”, dice a CNN Ariel Ruiz, analista de políticas del Instituto de Política Migratoria, con sede en Washington.
“En el corto plazo, veo muy difícil llegar a resultados específicos. Lo que puede causar es más extorsiones por parte de coyotes o traficantes”, advierte.
En cuanto a mayores controles migratorios por parte de las autoridades panameñas, Ruiz señala que es posible un aumento, aunque con limitaciones. “No será un número grande, será un punto de control. Pero aún en ese tipo de medidas se requiere una estrategia de inversión de infraestructura y de repatriación, o integración a los migrantes que puedan quedarse”, apunta.
Agrega que se necesitan mayores controles del lado colombiano y considera que, a menos que Costa Rica adopte una estrategia similar en su frontera sur, continuará el interés migratorio en cruzar Panamá. Caso contrario, si solo el entrante gobierno de Mulino toma medidas, creará un cuello de botella. “La consecuencia más importante es que haría que más personas estén estancadas en Panamá por más tiempo”, adelanta Ruiz.
Por su parte, Rachel Schmidtke, encargada para América Latina de la organización sin fines de lucro Refugees International, resalta que las autoridades de Panamá y Colombia tienen escaso control sobre lo que sucede en la selva. “Están manejadas (las rutas) por grupos armados, son ellos los que tienen el poder de frenar a los migrantes. Lo que se puede hacer es, una vez que cruzaron el Darién, aumentar las deportaciones”, indica en diálogo con CNN.
No obstante, subraya los riesgos de esta estrategia. “Si se aumenta la contención ante la migración, las personas van a seguir cruzando buscando rutas más irregulares. Esto sucede en todo el mundo: cuando quitas el poder de acceder a rutas regulares, buscan rutas irregulares, dando el poder a traficantes. Suben los asaltos, las violaciones, los robos, la trata de personas”, advierte Schmidtke, quien en 2022 pasó meses en el Darién documentando la situación en varias partes del trayecto.
Con información de Gonzalo Zegarra, de CNN.