(CNN) – El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, considerado en su día como un posible sucesor del líder supremo Ali Jamenei, murió mientras ocupaba el cargo, lo que deja al régimen de línea dura de la República Islámica ante un futuro incierto.
Raisi, presidente ultraconservador de 63 años, murió el domingo junto con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, y otros altos cargos en un accidente de helicóptero en el remoto noroeste de Irán. Su muerte se produce en un momento delicado para un país que se enfrenta a retos sin precedentes tanto en el interior como en el exterior.
La economía de la República Islámica sigue paralizada por las sanciones estadounidenses, su joven población se muestra cada vez más inquieta y el país se enfrenta a adversarios cada vez más beligerantes en el Medio Oriente y más allá.
La muerte de Raisi “desencadenará elecciones en un momento en el que la República Islámica de Irán se encuentra en el punto más bajo de su legitimidad y en el apogeo de sus políticas excluyentes”, declaró en X Ali Vaez, director del proyecto sobre Irán del grupo de expertos International Crisis Group.
Esto es lo que vendrá a continuación.
¿Quién asume la presidencia de Irán?
El poder pasó al vicepresidente Mohammad Mokhber, que este lunes fue aprobado como presidente en funciones por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, árbitro final de los asuntos internos y externos de la República Islámica. Por ley, el país debe celebrar elecciones en los próximos 50 días.
Según los expertos, es probable que las elecciones se organicen precipitadamente, con escasa participación de los votantes. En marzo, Irán registró la participación electoral más baja desde la fundación de la República Islámica en 1979, a pesar de los esfuerzos del gobierno por movilizar a los votantes antes de los comicios.
Esa votación —para los escaños del Parlamento, o Mayles, y de la Asamblea de Expertos, de 88 miembros, encargada de elegir al líder supremo— atrajo sobre todo a políticos de línea dura.
“La población ha perdido en gran medida la fe en la idea de que el cambio puede llegar a través de las urnas”, escribió el domingo en X Trita Parsi, cofundadora y vicepresidenta ejecutiva del Quincy Institute for Responsible Statecraft de la ciudad de Washington.
Las elecciones de marzo también impidieron que se presentaran políticos más moderados —incluido el expresidente Hassan Rouhani, antaño incondicional del régimen—, estrechando el pequeño círculo de los partidarios de línea dura para continuar el gobierno conservador del líder supremo tras su muerte.
“En las últimas elecciones, simplemente no se permitió que se presentaran alternativas reales a los partidarios de línea dura de Irán”, dijo Parsi en X, añadiendo que “esas alternativas han perdido credibilidad de todos modos a los ojos de la mayoría de la población, debido a la incapacidad de ofrecer un cambio”.
Sin embargo, hasta que se sustituya al líder supremo, se esperan pocos cambios tras la muerte de Raisi, sobre todo en política exterior.
“En realidad, son el líder supremo y la Guardia Revolucionaria quienes toman las decisiones finales, e incluso en la región aplican mayoritariamente la política regional de Irán”, afirmó Vaez, añadiendo que “en general, veremos más continuidad que cambio”.
¿Cuáles son las implicaciones a largo plazo de la muerte de Raisi?
La muerte de Raisi planteó interrogantes sobre quién sucederá al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, de 85 años, el hombre más poderoso del país.
El clero iraní había invertido mucho en Raisi durante su presidencia, considerándolo un posible sucesor de Jamenei. Según observadores, se le había preparado para ascender al puesto de líder supremo.
El difunto presidente mantuvo algunas de las políticas más duras del régimen, sofocando las protestas masivas de 2022 que pretendían desafiar leyes represivas, como el hiyab obligatorio.
Según la Constitución, la Asamblea de Expertos, compuesta por 88 miembros, elige al sucesor del líder supremo tras su muerte. Sin embargo, los miembros de la propia Asamblea son preseleccionados por el Consejo de Guardianes de Irán, un poderoso órgano de 12 miembros encargado de supervisar las elecciones y la legislación.
La Asamblea de Expertos se ha ido endureciendo con el paso de los años. En la votación de marzo, Raisi fue reelegido miembro de la Asamblea, y el Consejo de Guardianes impidió a Rouhani presentarse como candidato.
“La muerte de Ebrahim Raisi crearía una crisis de sucesión en Irán”, escribió en X Karim Sadjadpour, investigador principal de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, añadiendo que el único aspirante sería probablemente el hijo del actual líder supremo, Mojtaba Jamanei.
No obstante, permitir que Mojtaba sustituya a su padre podría alentar las teorías de que la muerte de Raisi no fue accidental, afirmó Sadjadpour.
También es probable que los rivales de Raisi intenten llenar el vacío que deja, señaló Vaez.
“(Esto) definitivamente tira por la ventana todos los planes que las oficinas del líder supremo probablemente tenían”, dijo Vaez a Paula Newton de CNN.
Añadió, sin embargo, que a Irán no le faltan actores políticos “serviles y pertenecientes a la vieja guardia de la República Islámica” que puedan sustituir a Raisi.
Tamara Qiblawi, de CNN, contribuyó a este artículo.