(CNN Español) – Ebrahim Raisi, clérigo ultraconservador y exjefe judicial de Irán, fue electo presidente el 18 de junio de 2021 luego de que el Consejo de Guardianes vetara la participación de los principales candidatos reformistas y centristas. Murió a los 63 años en un accidente de helicóptero el 19 de mayo en una ladera escarpada y boscosa en la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental.
Prácticamente sin oposición, Raisi obtuvo casi 18 millones de votos —o cerca del 62% del total—, de acuerdo a la agencia estatal iraní IRNA y juró el 5 de agosto de 2021. En tanto la participación fue del 48%, muy por debajo del 72% de las elecciones anteriores y una posible señal del desencanto del electorado (aunque las autoridades iraníes sostuvieron en ese momento que esto se debió exclusivamente debido a la pandemia de covid-19 de ese entonces).
Reemplazó de esta manera al moderado Hassan Rouhani, dos veces presidente de Irán.
Raisi, exjefe judicial de Irán, centró su campaña en una plataforma anticorrupción, en un aparente intento de apaciguar las frustraciones de los votantes frente a una economía en crisis (40% de inflación, 11% de desempleo y caída del 6% del PIB dos años consecutivos), atribuida a las sanciones de Estados Unidos para frenar el programa nuclear iraní.
A Raisi también se lo recuerda por su brutal historial en materia de derechos humanos y su rol en la represión de la oposición.
Tanto el Centro de Derechos Humanos de Irán (CHRI, por sus siglas en inglés) como la organización Human Rights Watch y Amnistía Internacional lo habían acusado formar parte de un “comité de la muerte” que en 1988 habría supervisado la ejecución de miles de personas.
Sus dos años como presidente del Tribunal Supremo de Irán estuvieron marcados por la intensificación de la represión de la disidencia y los abusos de los derechos humanos, según la CHRI. Entre las muchas medidas de línea dura de su mandato se encuentra la primera ejecución en décadas de un hombre por consumo de alcohol.
Raisi, un clérigo musulmán que muchos consideraban posible sucesor del actual líder supremo, Ali Jamenei, no respondió públicamente a estas acusaciones.
En los inicios de la Revolución islámica
Raisi nació en 1960 en Mashhad, unos 740 kilómetros al este de Teherán, dentro de una familia clerical, y recibió una formación religiosa en la ciudad de Qom, uno de los sitios centrales del islam chiita.
Raisi entró en contacto con las ideas de Ruhollah Khomeini, líder de la Revolución islámica, tras su arribo a Qom en 1975, de acuerdo a su biografía oficial. Rápidamente se hizo militante de la causa que promulgaba el control del clero sobre el Estado, un concepto conocido como “Velāyat-e faqīh”, o gobierno del jurista islámico.
El éxito de la Revolución en 1979 llevó al monarca Mohammad Reza Shah Pahlavi al exilio y la instauración de un gobierno bajo este sistema de república islámica, con Khomeini como primer líder supremo.
Raisi, miembro del orden religioso, se convirtió también en fiscal en los inicios de este nuevo régimen y contribuyó al apuntalamiento del gobierno frente a la oposición.
En 1985 se convirtió en vicefiscal general de Teherán desde 1985, en medio de la brutal guerra con Iraq que duró entre 1980 y 1988
En 1988, el año en que terminó la guerra, habría integrado el “comité de la muerte” y un año después se convirtió en fiscal de Teherán, cargo que ocupó hasta 1994.
Una larga carrera hacia la presidencia de Irán
Tras el ascenso de Ali Jamenei, actual líder supremo tras la muerte de Ruhollah Khomenei en 1989, Raisi continuó avanzando en su carrera: dirigió la Organización General de Inspección entre 1994 y 2004, se convirtió en fiscal general de la Tribunal Clerical Especial (2012) y fue vicejefe de justicia entre 2004 y 2014, largo en el cual contribuyó a la represión de las protestas de 2009 tras unas elecciones presidenciales empañadas por denuncias de presunto fraude.
Su perfil público comenzó a crecer en 2016 cuando Raisi se convirtió en custodio del santuario del imam Alī al-Riḍā en Mashhad, lo que significó estar al frente de activos valuados en miles de millones de dólares y uno de los fondos de caridad más importantes de Irán.
Raisi mantuvo este cargo hasta el 2019, cuando fue designado jefe judicial de la República Islámica de Irán, su ocupación actual.
Sus aspiraciones políticas quedaron claras en 2017, cuando cobró notoriedad compitiendo en las elecciones presidenciales bajo su plataforma contra la corrupción. En esta última ocasión fue derrotado por el moderado Hassan Rouhani, que logró la reelección.
Pero con los principales candidatos descalificados por el Consejo de Guardianes, y una participación mucho más baja que en 2017, Raisi al parecer tuvo su revancha en 2021.
Un gobierno marcado por tensiones con Occidente y la guerra en Gaza
En junio de 2021, en su primera conferencia de prensa internacional desde que fue elegido presidente, Raisi afirmó que no se reuniría con el presidente estadounidense Joe Biden, incluso si ambas partes accordaban los términos para reactivar el acuerdo nuclear de 2015, en virtud del cual Irán se había comprometido a detener el enriquecimiento de uranio a cambio del levantamiento de las paralizantes sanciones estadounidenses.
Respondiendo a una pregunta de CNN, Raisi acusó en ese momento a Estados Unidos y a la Unión Europea de violar el acuerdo y pidió a Biden que levante todas las sanciones, antes de añadir que el programa de misiles balísticos de Irán “no está sujeto a negociación”.
Mientras que en noviembre de 2023, Raisi asistió a una cumbre en Arabia Saudita en la que líderes árabes y musulmanes condenaron los “crímenes de guerra” israelíes en Gaza. En su intervención en la cumbre, Raisi dijo que “nos hemos reunido hoy aquí para discutir el centro de atención del mundo islámico, que es la causa palestina, donde hemos sido testigos de los peores crímenes de la historia”.