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Análisis

ANÁLISIS | Algunos en Irán afirman que las sanciones de EE.UU. causaron el accidente de helicóptero en el que murió Raisi. La verdad puede ser más complicada

Por Nic Robertson

(CNN) -- Incluso antes de que el jefe del ejército de Irán, Mohammad Bagheri, ordenara una investigación sobre el accidente de helicóptero que costó a la República Islámica la vida de dos de sus principales políticos, ya se estaba culpando a Estados Unidos.

El cuerpo del presidente Ebrahim Raisi era sacado cuidadosamente del lugar del accidente mientras el ex ministro de Asuntos Exteriores Javad Zarif declaraba ácidamente a la televisión estatal iraní que "una de las causas de este desgarrador incidente es Estados Unidos, que al sancionar la venta de la industria aeronáutica a Irán provocó el martirio del presidente y sus acompañantes. El crimen de Estados Unidos quedará grabado en la mente del pueblo iraní y en la historia". Funcionarios estadounidenses rechazaron rápidamente las acusaciones calificándolas de "infundadas".

Hay muchas razones por las que el envejecido helicóptero Bell 212, de fabricación estadounidense y de la época de la guerra de Vietnam, pudo estrellarse. Un mantenimiento deficiente o un error humano en la densa niebla son algunas de ellas. El ministro de Transporte de Turquía, Abdulkadir Uraloglu, declaró que es demasiado pronto para pronunciarse sobre la causa del accidente, pero los primeros indicios apuntan a que fue un accidente debido a la niebla.

Pero, ¿por qué Irán arriesgó tanto al presidente como al ministro de Asuntos Exteriores en el mismo helicóptero, cuando ese día se utilizaron tres para llevar a la delegación a la inauguración de la presa en la frontera con Azerbaiyán?

Cuando Raisi -acompañado por su ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, el gobernador provincial, Malek Rahmati, y el influyente imán de las oraciones del viernes en Tabriz, Mohammed Ali Alehashem- bajó del helicóptero en la presa de Qiz Ghal'e el domingo por la mañana, la visibilidad era buena.

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El sol brillaba mientras Raisi estrechaba la mano de su homólogo azerí Ilham Aliyav en la frontera, en el puente sobre las tranquilas aguas del río Aras, en medio de la presa. El día había empezado aparentemente bien. Las relaciones entre las dos naciones, hasta entonces frías, parecían calentarse.

En la ruta elegida por la tripulación para su viaje al centro regional de Tabriz, donde esperaba el avión del presidente, el tiempo empeoraba.

Aunque las lluvias estacionales habían ido disminuyendo, se acercaba otro frente meteorológico. Frío y húmedo. La niebla se espesaba alrededor de los escarpados, remotos e implacables picos de 1.800 metros en la ruta de vuelo directa.

Personas lamentan la muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y del ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, en un accidente de helicóptero el día anterior, en la plaza Valiasr, el 20 de mayo de 2024 en Teherán, Irán. (Crédito: Majid Saeedi/Getty Images)

Personas lamentan la muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y del ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, en un accidente de helicóptero el día anterior, en la plaza Valiasr, el 20 de mayo de 2024 en Teherán, Irán. (Crédito: Majid Saeedi/Getty Images)

Así pues, primera pregunta: ¿por qué volar a través de las montañas cuando un desvío alrededor de la cordillera o hacia otro destino podría haber sido más seguro?

La siguiente pregunta podría ser, sabiendo que el tiempo era malo y teniendo tres helicópteros en el viaje, ¿por qué poner al presidente y al ministro de Asuntos Exteriores en el mismo avión?

El accidente también reveló la falta de preparación de Irán para hacer frente a una calamidad de esta naturaleza.

Parecía que no había escasez de personal, pero carecían de la tecnología adecuada.

En mitad de la noche, mientras cientos, si no miles, de médicos, montañeses, soldados, policías e incluso el Cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria rastreaban las escarpadas cumbres y los profundos barrancos, fue el dron turco AKINCI, que volaba en bucle por encima de las nubes, el primero en localizar rastros del helicóptero.

Para una nación que fabrica, utiliza y exporta drones asesinos de largo alcance a países como Rusia para su guerra en Ucrania, y a actores no estatales como las milicias iraquíes y los hutíes en Yemen -que en la actualidad tienen en jaque al comercio marítimo mundial atacando barcos en el Mar Rojo- no parecía tener un simple dron de vigilancia capaz de realizar esta tarea.

Poco antes de que AKINCI comenzara a grabar su patrón de vigilancia sistemática en el cielo nocturno, Irán también había pedido a Turquía y Rusia helicópteros con capacidad de visión nocturna. Implícitamente, si los tenían, no podían hacerlos llegar lo suficientemente rápido.

Esta noche, de importancia aparentemente vital para Irán y su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, la proeza militar de Irán -proyectada a través de su eje de apoderados en Medio Oriente y su aliado Rusia- parecía vacía.

Al exministro de Asuntos Exteriores Zarif le gustaría que el mundo creyera que el núcleo tecnológico de Irán ha sido vaciado por las sanciones estadounidenses, pero esa alegación también está contaminada por la arrogancia.

Si, como afirma, el helicóptero del presidente fue víctima de la escasez de piezas de repuesto de calidad debido a las sanciones de EE.UU., ¿por qué arriesgar la vida del presidente y del ministro de Asuntos Exteriores en una aeronave considerada potencialmente poco fiable? Qué otras posibilidades de transporte aéreo había, y si no había ninguna eso plantea la misma pregunta, por partida doble.

Los presidentes de Irán no están ociosos, necesitan ir a sitios. La planificación de mejores opciones podría haberse convertido en una prioridad mayor. ¿Acaso la arrogancia entre el personal del presidente o en los escalones superiores del ejército optó por confiar en el azar? Según Zarif, el mantenimiento del Bell 212 era un problema previsible.

No sería la primera vez que la arrogancia ahueca la lógica, pero sin duda es la más trágica para los implicados.

La ironía implícita es que el propio Raisi fue uno de los artífices del aura de poder de Irán, sólo para descubrir que estaba vacía cuando más la necesitaba.