(CNN) – Europa lleva mucho tiempo bregando por Medio Oriente.
La decisión de Irlanda, España y Noruega de reconocer un Estado palestino nos dice más sobre la política interna de esos países que sobre cualquier otra cosa.
Obviamente, la decisión de tres naciones europeas de dar este paso es noticia y tendrá repercusiones diplomáticas, quizá presionando a sus aliados para que adopten una postura más firme en el conflicto entre Israel y Hamas.
Sin embargo, también es razonable decir que, hasta ahora, ninguna presión, ni siquiera de Estados Unidos, ha tenido un impacto importante en la forma de pensar del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Israel respondió retirando a los embajadores de Irlanda y Noruega, acusándoles de apoyar el terrorismo.
Las conversaciones sobre lo que significa en la práctica el reconocimiento de la condición de Estado y lo útil que resulta a largo plazo para la causa palestina son totalmente válidas. Pero la realidad es que lo que está en juego es bastante poco para la mayoría de los países europeos cuando se trata de cuestiones relacionadas con Israel y los palestinos.
En Irlanda, España y Noruega, el apoyo a un Estado palestino está en sintonía con el electorado en general y es poco probable que reciba algún contragolpe político. No ocurre necesariamente lo mismo en otros países europeos. Aunque apoya una solución pacífica de dos Estados a largo plazo, Alemania ha sido coherente en su apoyo a Israel, al igual que Hungría, Polonia, el Reino Unido y otros países.
La principal consecuencia de ello es el apoyo militar, que inevitablemente plantea interrogantes sobre la complicidad en la guerra contra Hamas, es decir, el uso de armas para matar civiles. El Gobierno del Reino Unido está siendo presionado para que publique un dictamen jurídico sobre si la venta de armas a Israel infringe o no el derecho internacional.
Pero se trata en gran medida de cuestiones internas. Durante mucho tiempo, los gobiernos europeos han considerado Medio Oriente –especialmente Israel– como algo de lo que se ocupa Estados Unidos, en parte debido a las operaciones militares estadounidenses en la región.
Los países europeos simplemente no tienen una gran influencia en esta zona. El Medio Oriente no era algo que dominara el pensamiento europeo de manera importante hasta que las secuelas de la Primavera Árabe provocaron una enorme afluencia de migrantes a Europa continental. Aparte de las implicaciones prácticas de la migración masiva, también suponía un riesgo para la seguridad, ya que los grupos terroristas se escondían entre los refugiados y cometían atrocidades en todo el continente.
Esto no quiere decir que los europeos no se preocuparan por Medio Oriente, en concreto por la causa palestina. Amplios sectores de Irlanda apoyan a Palestina debido a su propia historia de ocupación, mientras que Noruega medió en los famosos acuerdos de Oslo.
Históricamente, la Unión Europea ha enviado enormes cantidades de ayuda humanitaria a los territorios palestinos y ha apoyado una solución de dos Estados. De hecho, la Comisión Europea respondió a las noticias de este miércoles: “La Unión Europea tiene un compromiso de larga data con la visión de un Estado independiente y soberano de Palestina, que conviva con Israel en paz y seguridad”.
Queda por ver si esto impulsa o no algún tipo de proceso de paz. No se trata de un esfuerzo europeo coordinado. Noruega no es miembro de la Unión Europea y la idea de que 27 Estados miembros estén dispuestos a ir tan lejos como Irlanda y España parece muy poco probable. Sí, podría presionar a los grandes para que adopten una postura. Pero Europa no habla con una sola voz y es poco probable que lo haga pronto.