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El Yunque, joya de la biodiversidad en Puerto Rico y protector de los bosques tropicales
05:01 - Fuente: CNN

Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con reportar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos retos. La Iniciativa Perpetual Planet, de Rolex, se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas.

(CNN Español) – En el noreste de Puerto Rico, un bosque tropical lluvioso pleno de exuberante vegetación se ha convertido, desde hace décadas, en un verdadero laboratorio a cielo abierto: se trata de El Yunque, donde científicos intentan descifrar cómo afecta a estos ecosistemas el aumento de temperaturas resultado del cambio climático.

Los taínos, habitantes originarios de esta isla del Caribe, bautizaron a este bosque como Yuké, o tierra blanca, por su cumbre eternamente cubierta de nubes. El Yunque “es parte de nuestra cultura, de nuestro ser. Tanto así, que entiendo que está relacionado con nuestra espiritualidad”, cuenta Grizelle González, directora del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical, agregando que los taínos “veían a los dioses del Yunque como un ente protector”.

La protección que brinda este lugar mágico va más allá de las creencias ancestrales: su condición de bosque tropical convierte a El Yunque en un ecosistema vital para la supervivencia del planeta tal como lo conocemos, tal como explica González: “Los bosques tropicales son los que proveen oxígeno, proveen la absorción del carbono, y producen mucha cantidad de agua, que es lo que realmente mantiene la vida en el mundo”.

El Yunque, en Puerto Rico, es el único bosque tropical lluvioso en el Sistema Nacional de Bosques de Estados Unidos.

No es casualidad que aquí se encuentre el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del Servicio Forestal de Estados Unidos, un centro de investigación in situ donde se llevan a cabo, desde hace décadas, importantes investigaciones que sirven de referencia global para estudiar este tipo de ecosistemas.

Según cuenta González, hay observaciones que datan de hasta hace 90 años, “estudios que son únicos en toda el área tropical”. Y sintetiza: “A través del tiempo podemos ver el efecto que tienen diferentes eventos en el funcionamiento de los ecosistemas, ya sean sequías o eventos como huracanes”.

Recuperación de El Yunque tras el huracán María

En la historia reciente de Puerto Rico hay un antes y un después del paso del huracán María, en 2017. La vegetación del bosque fue arrasada, dejando este lugar irreconocible.

Otra María, María Uriarte, lleva 22 años investigando los efectos de los huracanes en este bosque.

Pero, desde hace algunos años, sus investigaciones se enfocan en la interacción de esos efectos con otro fenómeno que se ha intensificado gracias al cambio climático: las sequías.

“Este bosque, a pesar de que parece que todo está normal, está todavía recuperándose del huracán María y llevará varios años recuperándose del huracán María”, dice Uriarte, profesora de la Universidad de Columbia. Y explica: “Queremos entender la respuesta fisiológica de árboles que han sido dañados por huracanes a la sequía, y queremos entender cómo eso va a cambiar el reclutamiento y la composición del bosque”.

Para ello recogen datos en parcelas del bosque cubiertas por estructuras que impiden que el agua de la lluvia llegue al suelo, creando una sequía artificial, y los comparan con los recogidos en parcelas que no están cubiertas y que naturalmente reciben el agua de lluvia.

“La idea es que estas cosas no van a pasar cada una por su cuenta, ¿no? Van a pasar todas juntas. ¿Y qué pasa si tenemos un bosque que se está secando, que se está calentando y que luego le dan un huracán?”, reflexiona.

El Yunque es desde hace décadas un laboratorio a cielo abierto.

Calentar el bosque para entender su posible futuro

En lo profundo del bosque, y a muy pocos kilómetros de Uriarte, Tana Wood, ecóloga investigadora del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical, está llevando a cabo un experimento que pretende encontrar la respuesta a esta pregunta.

“Este proyecto es para saber los efectos potenciales de lo que le puede pasar a estos ecosistemas bajo cambios climáticos, por ejemplo (en) un mundo más cálido”, sintetiza. Esto es importante, dice, porque hay estudios que indican que los bosques estarían llegando a un límite de temperatura después del cual puede bajar “la capacidad de estos bosques para seguir creciendo y sacando la misma cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera”.

Calentar un bosque no es tarea fácil, pero Wood y su equipo han logrado aumentar la temperatura en 4 grados Celsius, utilizando este sistema de calentadores infrarrojos. Un experimento que también se vio afectado por el paso de los huracanes Irma y María.

“Después de estos huracanes, las preguntas que nosotros estábamos haciendo se ampliaron y pasaron a incluir preguntas sobre cómo va a afectar esta interacción de temperatura, un mundo más caliente, después de una perturbación de huracanes. Si van a crecer y regresar de la misma manera cuando están experimentando temperaturas más cálidas”, explica.

Estas dos investigaciones son de larga duración. Sin embargo, ya se han observado importantes cambios en la vegetación del bosque.

“Lo que hemos visto es que ha habido un incremento muy fuerte en el número de palmas, en el número de árboles pequeños (…) que son generalmente especies que crecen muy rápido. Y el costo de crecer muy rápido, generalmente eso significa que eres vulnerable de una manera u otra a la sequía”, dice Uriarte.

“Esta combinación de huracán, sequía y temperatura está empezando a afectar la comunidad y nosotros estamos notando que se están seleccionando especies que son más adaptables a la sequía y a las temperaturas más altas”, acota Wood.

El Yunque es un laboratorio abierto que puede permitirle a la ciencia entender cómo otros bosques tropicales se podrían adaptar al cambio climático, y de qué manera podremos protegerlos. Es, en palabras de Wood, “una ventana a un futuro que puede pasar”.

Una ventana que González mira con optimismo: “Yo pienso que la oportunidad en un futuro es inmensa, porque tenemos ahora más herramientas, tenemos más tecnología y la generación que viene es una bastante abierta y muy bien preparada”.