(CNN) – La historia de los últimos 27 meses desde que Rusia se lanzó a invadir Ucrania ha sido la del desmoronamiento de tabúes. Tras repeler la marcha inicial de Rusia sobre Kyiv, Ucrania ha pedido a sus aliados occidentales un apoyo cada vez mayor: primero munición, luego tanques, luego munición de racimo, luego aviones de combate.
En cada ocasión, Occidente se ha debatido entre conceder o no la última petición de Kyiv, temiendo una escalada y una posible respuesta rusa. En todas las ocasiones se ha roto el tabú, y no ha pasado nada. Lo que una semana parecía fuera de lugar, a la siguiente se había convertido en algo banal.
Pero el ritmo de deliberación y retraso ha sido difícil de romper. A pesar de haber obtenido más armas de Estados Unidos el mes pasado, Ucrania no ha podido utilizarlas a su voluntad. Cuando Moscú lanzó este mes su asalto por sorpresa a la región nororiental de Járkiv, Washington prohibió a Kyiv utilizar armas estadounidenses para atacar objetivos dentro de Rusia.
Esto también se vino abajo. Esta semana, el presidente Joe Biden dio permiso a Ucrania para llevar a cabo ataques limitados con armas estadounidenses en territorio ruso alrededor de Járkiv, después de que varias naciones europeas eliminaran las restricciones sobre el uso de las armas que han entregado a Kyiv.
“En las últimas semanas, Ucrania acudió a nosotros y nos pidió autorización para utilizar las armas que se le proporcionaron para defenderse de esta agresión” cerca de la ciudad de Járkiv, “incluso contra las fuerzas rusas que se están concentrando en el lado ruso de la frontera”, declaró el viernes el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, en una visita a Praga, la capital checa. Confirmó que Biden había aprobado la petición de Ucrania.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, elogió la decisión como un “paso adelante” que ayudará a sus fuerzas a defender la asediada región de Járkiv.
Aunque la decisión puede marcar una nueva fase de la guerra, los analistas se preguntan si las nuevas libertades reforzarán significativamente la capacidad de Ucrania para repeler la invasión rusa.
Algunos son optimistas. Este mes, los llamamientos para que Estados Unidos elimine las restricciones se han hecho más desesperados, mientras Rusia sigue bombardeando la ciudad de Járkiv con misiles y ganando terreno en otros puntos de la región.
En un artículo de opinión en CNN, Adam Kinzinger y Ben Hodges describieron el extraño efecto del tabú estadounidense: “Hemos escuchado a soldados ucranianos contar repetidamente historias de columnas rusas que atacaban, eran repelidas y se retiraban a territorio ruso seguro para reagruparse, tomar una comida caliente, planear y atacar de nuevo”.
“Ucrania no puede ganar si los rusos pueden atacar objetivos civiles con impunidad y pedir ‘tiempo muerto’ en su propio territorio”, escribieron, instando a Biden a desenmascarar el bluf de su homólogo ruso, Vladimir Putin.
Pero los analistas militares han moderado las expectativas, en parte porque Estados Unidos se mantiene firme en no permitir que Ucrania utilice la munición más formidable que se le ha dado para disparar contra Rusia: los misiles de largo alcance conocidos como ATACMS que pueden alcanzar objetivos a 300 kilómetros (casi 200 millas) de distancia.
En cambio, Ucrania solo puede utilizar misiles de menor alcance conocidos como GMLRS, que tienen un alcance de unos 70 kilómetros (unas 40 millas).
Kateryna Stepanenko, analista del Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington, dijo a CNN que el cambio de política “mitigará” la ofensiva rusa en Járkiv, pero aún “preserva la mayor parte del espacio santuario de Rusia”.
“La política sigue protegiendo la retaguardia operativa y profunda de Rusia lo suficiente como para que este cambio cerca del óblast de Járkiv sea insuficiente para provocar un punto de inflexión en la guerra. Ucrania necesita especialmente la capacidad de atacar las zonas de retaguardia profunda para derrotar las amenazas terrestres y aéreas rusas, ya que muchos aeródromos rusos que apoyan los ataques contra las ciudades ucranianas se encuentran fuera del alcance permitido del GMLRS”, dijo.
Franz-Stefan Gady, investigador asociado del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dijo a CNN que los ataques transfronterizos del GMLRS permitirán a Ucrania “atacar algunas zonas de concentración rusas, centros de mando y control, así como depósitos de suministros. No detendrá pero complicará las operaciones militares rusas contra Járkiv”.
“Debemos ser realistas sobre lo que cabe esperar de este cambio de política, puesto que las fuerzas armadas rusas ya se han adaptado a la introducción de los fuegos de precisión desde tierra”, afirmó.
Mathieu Boulegue, investigador del Centro de Análisis de Políticas Europeas, dijo que el cambio de política permitiría a Ucrania “ser más eficiente a la hora de repeler ataques y retroceder de forma preventiva”.
“No es un cambio de juego, per se. Es un complemento, un esteroide, un refuerzo adicional para que Ucrania se defienda”, afirmó.
Las líneas rojas se difuminan
EE.UU. se suma al Reino Unido, Francia, Alemania y otros países para retirar las restricciones sobre el uso que Ucrania hace de las armas que recibe.
Antes de que Biden diera luz verde, Putin había proferido amenazas nucleares veladas a los países que se plantearan permitir que Ucrania golpeara a Rusia con sus armas. Advirtió de que la medida podría acarrear “graves consecuencias”, sobre todo para “países pequeños y densamente poblados”.
Además de lanzar amenazas nucleares, Putin también señaló a principios de mes que estaba abierto a conversaciones de paz.
“Todas estas falsas narrativas pretendían deliberadamente disuadir a los responsables occidentales de permitir a Ucrania adelantarse al ataque de Rusia contra la ciudad de Járkiv”, afirmó Stepanenko.
Aunque la eliminación de este tabú parece marcar un nuevo capítulo en la guerra, Rusia ya ha sufrido anteriormente ataques ucranianos con armas occidentales en territorio que considera suyo.
Ucrania ha atacado con frecuencia la Crimea ocupada, que Rusia se anexionó en 2014, utilizando misiles “Storm Shadow” proporcionados por el Reino Unido.
Ucrania también lanzó ataques contra Járkiv y Jersón a finales de 2022, en su intento de liberar las regiones ocupadas por Rusia en las primeras semanas de la invasión total.
En ambos casos, Rusia había advertido a Ucrania y a sus aliados occidentales de que no cruzaran su línea roja. En ambos casos, Ucrania y sus aliados occidentales hicieron caso omiso de la advertencia.
“El Kremlin ya considera los ataques contra la Crimea ocupada y las provincias de Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia como ‘ataques contra Rusia’, pero la realidad es que hay pocas cosas que Rusia pueda hacer para seguir escalando su guerra en Ucrania sin incurrir en grandes riesgos”, dijo Stepanenko.
– Alex Marquardt, Jennifer Hansler, Kylie Atwood, Niamh Kennedy y Anna Chernova de CNN contribuyeron a este reportaje.