(CNN) – Estados Unidos sigue teniendo una tasa más alta de mujeres que mueren durante el embarazo, el parto o el posparto en comparación con todas las demás naciones de altos ingresos, incluso a pesar de los recientes descensos en la tasa de mortalidad materna estadounidense, según muestra un nuevo informe.
En 2022, el año más reciente del que se dispone de datos, se produjeron en Estados Unidos unas 22 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. Esa tasa fue más del doble, a veces el triple, de las observadas en la mayoría de los demás países de ingresos altos ese año, según el informe publicado el martes por el Commonwealth Fund, una fundación privada centrada en cuestiones relacionadas con la atención sanitaria.
Y la tasa de mortalidad materna entre las mujeres negras en Estados Unidos sigue siendo aún mayor, con casi 50 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, según el nuevo informe.
Mientras tanto, la mitad de los países de ingresos altos incluidos en el nuevo informe registraron menos de 5 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, y un país registró cero muertes maternas: Noruega.
A diferencia de Noruega y otros países comparables, “Estados Unidos tiene un problema de escasez de personal de atención materna, que previsiblemente irá a peor”, afirmó Munira Gunja, autora principal del informe e investigadora principal del Programa Internacional de Política Sanitaria e Innovaciones Prácticas del Commonwealth Fund.
Gunja señaló que en Estados Unidos el acceso a las parteras, que prestan apoyo a la paciente desde el periodo prenatal hasta el posparto, es limitado.
“Tenemos una escasez de parteras, y éstas están poco aprovechadas, mientras que en la mayoría de los demás países el número de parteras supera con creces al de ginecólogos y obstetras. Forman parte de sus sistemas sanitarios. La atención obstétrica no está suficientemente integrada en nuestro sistema”, afirma Gunja.
En Estados Unidos, “existen varias barreras para acceder a la atención de parteras, algo que no ocurre en otros países. Son capaces de garantizar que todas las mujeres tengan acceso a la atención, ya sea en algunos casos a un ginecólogo-obstetra y en la mayoría a una partera”, explicó. “En Estados Unidos somos el único país de este análisis sin un sistema sanitario universal. Casi 8 millones de mujeres en edad reproductiva carecen de seguro médico”.
En Noruega, que tiene cobertura sanitaria universal, la atención prenatal es gratuita y los embarazos de alto riesgo se identifican eficazmente.
Estados Unidos “sigue siendo un caso atípico”
Investigadores del Commonwealth Fund analizaron los datos de mortalidad materna de 14 países de altos ingresos: Alemania, Australia, Canadá, Chile, Corea, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza.
Los datos, procedentes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, mostraban que las tres naciones con la tasa de mortalidad materna más alta eran Estados Unidos, Chile y Nueva Zelandia. Chile y Nueva Zelandia registraron cada uno unas 14 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.
Las tres naciones con menor tasa de mortalidad materna eran Noruega, con cero, Suiza, con una tasa de 1 muerte por cada 100.000 nacidos vivos, y Suecia, con unas 3 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.
Durante la pandemia de covid-19, las tasas de mortalidad materna aumentaron en Australia, Japón, Países Bajos y EE.UU., según el informe, que señala que el incremento pudo deberse a un aumento de las infecciones relacionadas con el covid-19, a complicaciones agravadas por el virus o a retrasos o menor acceso a la atención sanitaria en aquella época. Más recientemente, las tasas de mortalidad materna han empezado a descender en Chile, Noruega y Estados Unidos.
La tasa de mortalidad materna en Estados Unidos cayó de 32,9 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos en 2021 a 22,3 por cada 100.000 en 2022, según datos de los CDC.
“Es alentador ver menos muertes maternas en Estados Unidos en 2022, sin embargo, este país sigue siendo un caso atípico, y las disparidades raciales son profundamente preocupantes”, dijo en un comunicado de prensa la doctora Laurie Zephyrin, vicepresidenta sénior para el avance de la equidad en salud del Commonwealth Fund.
“Es hora de centrarse en la equidad diversificando el personal y abordando de frente las desigualdades raciales en la calidad y el acceso a la atención sanitaria”, afirmó. “Ahora es el momento de dar prioridad a lo que sabemos que ya funciona bien en otros países: ampliación de la cobertura del seguro médico, refuerzo del personal y de los sistemas de apoyo, y baja por maternidad remunerada”.
El nuevo informe señala el sistema sanitario estadounidense, las diferencias políticas y los desiertos de atención a la maternidad, donde los residentes tienen un acceso limitado o nulo a la atención sanitaria materna, como algunos de los factores que impulsan la elevada tasa de mortalidad materna en Estados Unidos.
Según el nuevo informe, Estados Unidos y Canadá son los países con menor oferta global de parteras y gineco-obstetras para atender a las madres embarazadas y en el posparto, con solo 16 y 13 proveedores por cada 1.000 nacidos vivos, respectivamente. En Canadá, la tasa de mortalidad materna se estima en unas 8 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.
Según un informe de la organización sin fines de lucro March of Dimes de 2022, más de 2,2 millones de mujeres estadounidenses en edad fértil, entre 15 y 44 años, viven en desiertos de maternidad. Y el año pasado, otro análisis reveló que los hospitales de una décima parte de los condados estadounidenses han perdido sus unidades de partos en los últimos cinco años.
Las parteras “podrían ayudar a resolver la escasez de personal de maternidad en Estados Unidos, donde casi la mitad de los condados carecen de un solo ginecólogo-obstetra. Se calcula que hacen falta 8.000 ginecólogos-obstetras más para satisfacer la demanda, cifra que podría aumentar hasta 22.000 en 2050”, según el nuevo informe.
Además, casi dos tercios de las muertes maternas se producen en el periodo de posparto, hasta 42 días después del parto, y las mujeres estadounidenses son las que menos probabilidades tienen de recibir visitas a domicilio tras el parto, según el nuevo informe. Todos los países del informe, salvo Estados Unidos, garantizan al menos una visita a domicilio en la semana posterior al parto. A nivel estatal, solo algunos programas de Medicaid en EE.UU. cubren estas visitas.
“La Organización Mundial de la Salud recomienda al menos cuatro contactos sanitarios en las seis primeras semanas tras el parto; sin embargo, dos de cada cinco mujeres estadounidenses, en la mayoría de los casos más jóvenes, con bajos ingresos y sin seguro, se saltan su único control posparto”, según el nuevo informe.
Según el nuevo informe, en la primera semana de posparto, las causas más frecuentes de muerte materna fueron las hemorragias graves, la hipertensión y las infecciones, mientras que la cardiomiopatía (una enfermedad del músculo cardíaco) fue la principal causa de muerte más adelante en el periodo posparto.
Además, Estados Unidos es el único país de altos ingresos en el que no existe una política federal de baja remunerada obligatoria para las madres después del parto de acuerdo con el informe. Las mujeres estadounidenses tienen menos probabilidades de disfrutar de un permiso remunerado garantizado que las mujeres de otros países de altos ingresos, donde es obligatorio un permiso remunerado de al menos 14 semanas.
“Las muertes maternas son un problema evitable, y este problema puede resolverse. Muchos países han sido capaces de encontrar la manera de que todas las mujeres estén en buenas manos a la hora de tener un bebé y después de dar a luz. Tenemos que extender esto también a las mujeres de Estados Unidos”, afirma Gunja. “Sabemos que la mayoría de las muertes se producen durante el posparto, así que debemos asegurarnos de que tenemos permisos remunerados obligatorios a nivel federal, de que facilitamos a las mujeres la atención posparto, lo que significa tener visitas a domicilio y no obligar a las mujeres a ir al médico”.
Necesidad de equidad en salud materna
Las disparidades raciales en las tasas de mortalidad materna persisten no sólo en Estados Unidos, sino también en otras partes del mundo donde algunas mujeres tienen menos acceso al apoyo posparto, según el nuevo informe.
“En el Reino Unido, por ejemplo, las mujeres negras tienen cuatro veces más probabilidades de morir que las blancas. En Australia, las mujeres indígenas tienen el doble de probabilidades de morir por complicaciones maternas que las no indígenas”, escriben los investigadores.
“Nuestros hallazgos sugieren que la escasez de proveedores de servicios de maternidad, en especial de parteras, y la falta de acceso a un apoyo posparto integral, incluida la cobertura de la atención de maternidad y la licencia de maternidad pagada obligatoria, son factores que contribuyen”, escribieron. “Dado que ambos factores afectan desproporcionadamente a las mujeres de color, centrar la equidad en cualquier cambio político futuro será clave para abordar la crisis”.
El informe del Commonwealth Fund “pone de relieve la necesidad de mejorar la atención sanitaria materna y la equidad en la salud materna en EE.UU.”, dijo la doctora Tochi Iroku-Malize, médico de familia en Long Island, Nueva York, y presidenta de la junta directiva de la Academia Estadounidense de Médicos de Familia, que no participó en el nuevo informe.
“En el caso de la medicina familiar, sabemos que desempeñamos un papel crucial en la prestación de atención obstétrica durante el embarazo y el puerperio, que es necesaria, y la atención sanitaria materna no puede detenerse después de que la paciente dé a luz”, dijo, y pidió a sus colegas estadounidenses que estuvieran atentos a las complicaciones de salud materna, como la inflamación del músculo cardíaco o los trastornos mentales, en sus pacientes puérperas, ya que la mayoría de las muertes maternas se producen durante ese periodo.
“El cuerpo de una paciente posparto sigue experimentando inmensos cambios físicos, hormonales y emocionales que no se pueden pasar por alto”, afirma. “Y nuestra formación como médicos de familia nos ayuda a detectar y abordar todo el espectro de necesidades físicas, emocionales y sociales durante el embarazo y el posparto”.
La incorporación de más parteras al personal de atención materna sigue siendo un componente importante y una gran necesidad, dijo la Dra. Michelle Owens, ginecóloga y obstetra de Jackson, Mississippi, que no participó en el nuevo informe.
“Pero también tenemos que asegurarnos de que contamos con sistemas que faciliten la intensificación de la atención cuando sea necesario, de modo que cada persona que dé a luz tenga acceso a la atención adecuada en el momento oportuno”. El diagnóstico y tratamiento oportunos de las complicaciones son esenciales para garantizar la salud y seguridad generales de nuestras madres y sus hijos”, escribió Owens, miembro del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés), en un correo electrónico.
“El ACOG recomienda que las futuras madres participen como socios activos en su cuidado, asistan a sus citas programadas durante y después del embarazo, y consideren la planificación del embarazo con el fin de optimizar los resultados del embarazo”, añadió. “Por último, los pacientes necesitan sentirse capacitados para expresar sus preocupaciones a sus proveedores de atención médica, y que sus proveedores escuchen sus preocupaciones y trabajen en colaboración con los pacientes para la resolución de sus preocupaciones”.
El informe se suma a varios otros estudios que han puesto de relieve la elevada tasa de mortalidad materna de Estados Unidos, dijo el Dr. Christopher Zahn, CEO interino y jefe de Práctica Clínica y Equidad y Calidad Sanitaria de ACOG.
“A pesar de capturar diferentes períodos de tiempo y usar diferentes metodologías, lo que podemos sacar con confianza de estos informes es que el número de muertes maternas en este país sigue siendo inaceptablemente alto”, escribió en un correo electrónico Zahn, quien no participó en el último informe del Commonwealth Fund.
“En 2016, el público se sorprendió al enterarse por un estudio ampliamente publicitado en The Lancet que Estados Unidos tenía la tasa más alta de mortalidad materna en comparación con otros países desarrollados. El informe del Fondo de la Commonwealth muestra que casi una década después este sigue siendo el caso. Obviamente son noticias desalentadoras, pero también debemos reconocer que, a pesar del esfuerzo colectivo realizado para mejorar los resultados de la salud materna, nos hemos enfrentado a tremendos reveses”, dijo Zahn, refiriéndose a las disrupciones en el acceso a la atención debido a la pandemia del covid-19, la anulación de Roe vs. Wade y las continuas desigualdades sanitarias que se traducen en disparidades raciales y étnicas.
“Los puntos débiles de nuestras políticas y sistemas vienen de lejos y contribuyen claramente a los malos resultados de salud materna que experimentamos hoy”, añadió. “ACOG continuará su trabajo para mejorar la calidad y la seguridad en la atención de la salud materna, educando a sus miembros sobre la necesidad de eliminar el racismo y los prejuicios en la medicina y abogando por políticas que apoyen tanto a los médicos como a los pacientes en un esfuerzo por mejorar los resultados”.