(CNN) –Puede que muchos estadounidenses se acaloren de rabia cuando abran sus facturas de electricidad este verano. Aunque para algunos, las consecuencias del aumento de las tarifas de los servicios públicos pueden ser mucho más graves.
Según un análisis de la Asociación Nacional de Directores de Asistencia Energética y el Centro para la Pobreza Energética y el Clima, se espera que el costo de mantenerse fresco aumente casi un 8%, hasta un promedio de 719 dólares de junio a septiembre. Otra subida de precios para los consumidores cansados de la inflación que, durante el verano en 2019, estaban pagando solo un promedio de 527 dólares por la electricidad.
Se prevé que el aumento sea aún mayor en algunas partes de Estados Unidos. Se espera que los que viven en el Atlántico medio y el Pacífico vean sus facturas aumentar más del 12%, mientras que los residentes en algunas partes del Medio Oeste podrían tener que lidiar con saltos de aproximadamente el 10%.
Aunque los precios de la electricidad han bajado ligeramente, se espera que el consumo aumente con el termómetro, lo que se traducirá en facturas más elevadas, según Mark Wolfe, director ejecutivo de la asociación. Wolfe se remite a la predicción del Servicio Meteorológico Nacional de que este verano las temperaturas serán superiores a las normales en gran parte del país.
“Se necesitará más electricidad para pasar el verano”, dijo.
La estimación de costos de la asociación es superior a la de la Administración de Información Energética de EE.UU., que el mes pasado predijo que la factura eléctrica residencial media será de 519 dólares para todos los meses de junio, julio y agosto, un 2,9% más que en el mismo periodo del año anterior. La agencia también prevé mayores subidas en el Atlántico Medio, el Pacífico y partes del Medio Oeste, aunque no tan elevadas como las estimadas por la asociación.
Según Wolfe, la diferencia en las previsiones se debe a que la asociación parte de la base de que el consumo será mayor debido al aumento de las temperaturas. Además, la estimación de la factura total de la asociación es mayor porque incluye el mes de septiembre en su previsión de verano.
Graves consecuencias
Para algunos estadounidenses, el aumento de las facturas de los servicios públicos podrían acarrear la muerte o graves consecuencias para la salud. Las muertes relacionadas con el calor también van en aumento, con algo más de 2.300 personas que sucumbieron el año pasado, frente a poco más de 1.600 en 2021, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Además, las emergencias sanitarias relacionadas con el calor alcanzaron niveles récord en ciertas partes del país el verano pasado, que fue el más caluroso jamás registrado en EE. UU.
Los consumidores se sienten mucho peor respecto a la economía, ya que la inflación ha vuelto a subir.
Pero Estados Unidos carece de una política global para ayudar a la gente a mantenerse fresca mientras que el cambio climático alimenta olas de calor más intensas, duraderas y frecuentes, según Wolfe.
En la actualidad, cerca del 80% de los fondos federales que sirven para ayudar a la gente a pagar sus servicios públicos se destinan a ayudas para la calefacción. Y aunque algunos estados y localidades proporcionan aparatos de aire acondicionado a los hogares con bajos ingresos, mucha gente tiene miedo de utilizarlos por su costo, dijo Diana Hernández, profesora asociada y codirectora del Laboratorio de Oportunidades Energéticas de la Universidad de Columbia.
En un reciente grupo de discusión celebrado en Chicago, Hernández conoció a una madre que viaja en autobús público con sus hijos durante los calurosos días de verano, ya que no puede permitirse poner en marcha el aire acondicionado con regularidad.
“Es necesario replantearse y modernizar los programas de asistencia energética para que reflejen las realidades climáticas actuales, que tienen mucho que ver con el calentamiento de las temperaturas y el aumento de la necesidad de mantenerse frescos en casa por motivos de salud, seguridad y supervivencia”, dijo Hernández. “Esto es real, pero nuestras políticas no reflejan la realidad”.
Menos ayudas disponibles
Aunque muchos estadounidenses tienen dificultades para pagar sus servicios públicos, la ayuda federal para estas facturas se redujo en un tercio este año fiscal. El Programa de Asistencia Energética para Hogares de Bajos Ingresos, conocido como LIHEAP (por sus siglas en inglés), dispone de 4.100 millones de dólares para ayudar a los consumidores con los gastos de calefacción y refrigeración, frente a los 6.100 millones del año fiscal anterior.
Los estados, que distribuyen los fondos a los residentes que cumplen los requisitos, han comunicado a la asociación de directores de asistencia energética que el recorte les obligará a reducir el número de hogares atendidos, en aproximadamente un millón. Y es posible que a los que reciban ayuda se les pague una parte menor de sus atrasos o no se les cubran las facturas de refrigeración.
El Congreso había estado proporcionando miles de millones de dólares en ayudas adicionales para LIHEAP en los últimos años a raíz de la escalada de los precios de la energía durante la pandemia de Covid-19. Pero eso no era suficiente para cubrir las necesidades.
El número de personas que se han retrasado en el pago de sus facturas de servicios públicos y la cantidad de dinero que deben alcanzan cifras récord, según la asociación, que comenzó a hacer un seguimiento de estas cifras cuando los atrasos se dispararon en 2020 al comienzo de la pandemia.
Unos 21,2 millones de hogares en EE.UU. — o más de 1 de cada 6 — debían dinero en sus facturas de electricidad en diciembre, frente a los 20,1 millones de un año antes. Los atrasos en el pago de la electricidad y el gas natural sumados alcanzaron los 20.300 millones de dólares, frente a los 17.800 millones del año anterior.
Y casi 1 de cada 5 hogares declaró haber mantenido su casa a una temperatura que le parecía insegura o insalubre al menos un mes del año pasado, según una encuesta de abril sobre el pulso de los hogares realizada por la Oficina del Censo de EE.UU.
Además, solo 17 estados y el Distrito de Columbia ofrecen ayuda frente a los cortes de electricidad durante las olas de calor estivales, aunque la mayoría de los estados tienen moratorias durante las olas de frío.
Pero incluso en los estados con prohibiciones estivales, las normas son anticuadas e inadecuadas, dicen los defensores de los consumidores. Algunas solo entran en vigor cuando las temperaturas son muy altas, mientras que otras se activan cuando el Servicio Meteorológico Nacional emite avisos o advertencias sobre el calor, a pesar de que la gente puede puede sufrir un golpe de calor aunque el termómetro no suba tanto.
“Debido a la falta de una política coherente para abordar la refrigeración estival, este verano morirá gente por insolación”, afirmó Wolfe. “Tendremos muertes innecesarias”.