(CNN Español) – El ascenso de Jordan Bardella a la cima de la política francesa ha sido tan rápido que todavía le preguntan sobre los años de su adolescencia que pasó jugando “Call of Duty”. Este domingo, con sólo 28 años, podría convertirse en primer ministro de Francia y el más joven de Europa en más de 200 años.
Bardella es la cara nueva de un viejo partido que se está esforzándose por renovarse. Elegido personalmente como líder por la decana del Partido Nacional (RN), Marine Le Pen, en un intento por separar al partido de extrema derecha de sus raíces racistas y antisemitas, Bardella lo ha acercado más que nunca a las puertas del poder. El domingo, RN aplastó la alianza centrista del presidente Emmanuel Macron en la primera vuelta de una elección parlamentaria anticipada.
Aún no está claro si el RN logrará formar gobierno y si Bardella se convertirá en primer ministro después de la segunda vuelta de este 7 de julio. A pesar del aumento de los apoyos al RN, los partidos de izquierda y de centro de Francia han pedido a sus seguidores que voten tácticamente para evitar que la extrema derecha logre una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional de 577 escaños. Esta semana, más de 200 candidatos parlamentarios de la alianza de Macron y del izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP) dimitieron en un intento por evitar dividir la votación en la segunda vuelta.
Pero mientras París concluye una semana de negociaciones políticas, una cosa está clara: Francia –y el resto de Europa– deben tener en consideración la posibilidad de un gobierno francés de extrema derecha, encabezado por un líder que es popular pero no ha sido probado para el cargo. Entonces, ¿quién es Bardella y qué podría hacer su partido en el poder?
Bardella, hijo único de inmigrantes italianos, se crió en Seine-Saint-Denis, un suburbio de clase trabajadora de París. Se unió al RN a los 16 años y luego comenzó a estudiar geografía en la prestigiosa universidad de la Sorbona, antes de abandonarla para ascender en las filas del partido.
Su ascenso fue rápido. Después de convertirse en portavoz del partido, fue el principal candidato del RN para las elecciones al Parlamento Europeo de 2019 con solo 23 años. En 2022, después de que Le Pen perdiera por poco las elecciones presidenciales ante Macron, la sucedió como líder del partido, superando al entonces vicepresidente de larga trayectoria en el partido y exsocio de Le Pen, Louis Aliot.
Liberada de la gestión cotidiana del partido pero casi segura de volver a presentarse a la presidencia en 2027, Le Pen ha podido refrescar la imagen del RN y librarlo de su reputación. Le Pen comenzó un trabajo de años de desintoxicar al RN expulsando del partido a su padre, Jean-Marie Le Pen —un negacionista convicto del Holocaustoy su fundador— y luego cambiando su nombre.
El nombramiento y posterior ascenso de Bardella puede representar la culminación de su misión de llevar al partido a la era moderna. Para muchos votantes mayores, la perspectiva de un gobierno de extrema derecha –que recuerda al régimen colaboracionista de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial– sigue siendo aterradora. Pero entre los jóvenes, que no están abrumados por este bagaje histórico, el partido ha logrado un giro enormemente popular.
Si bien los mensajes del RN siguen siendo similares, el mensajero ha cambiado por completo. Suave, sereno, imperturbable, hijo de la generación de la pantalla, Bardella ha conseguido un gran número de seguidores en TikTok, donde los votantes jóvenes pueden verlo probar vino y tomar tragos. Incluso un video de él comiendo un bombón ha sido visto unas 7,5 millones de veces.
En sólo dos años, Bardella ha ayudado a darle al RN una imagen aceptable (y potencialmente elegible). Mientras que la alianza Ensemble de Macron ha tratado de distanciarse de la imagen del presidente, el manifiesto electoral de RN está lleno de retratos llamativos del futuro primer ministro.
¿Promesas fantasiosas?
Pero hacer campaña y gobernar requieren habilidades diferentes. Si se convierte en primer ministro, Bardella enfrentará el problema común a los partidos que dan el salto del voto de protesta a una fuerza de gobierno creíble: ¿Cómo, después de hacer promesas extravagantes mientras critican a la corriente principal, evitar decepcionar a la gente una vez en el cargo?
A pesar de su imagen renovada, su filosofía de décadas de antigüedad sigue siendo la misma: los inmigrantes amenazan el tejido social de Francia. El RN se compromete a abolir el derecho a la nacionalidad por nacimiento para los hijos de extranjeros nacidos en suelo francés y a discriminar a favor de los ciudadanos franceses en la asistencia social y en los empleos públicos.
Pero en otras temáticas, a lo largo de su manifiesto de 21 páginas, el RN es más vago. Al detallar cómo pretende “preservar la civilización francesa”, dice que promulgará una “legislación específica dirigida a las ideologías islamistas”, sin dar más detalles, y que “experimentará con la creación de un servicio voluntario de patrimonio nacional”.
En ese contexto, el RN ya ha comenzado a moderar algunas de sus posiciones nativistas más extremas. Después de abogar inicialmente por prohibir la doble ciudadanía, Bardella suavizó esta postura, pero sostuvo que “los puestos más estratégicos” dentro del gobierno estarán reservados para los ciudadanos franceses.
“¿Se imagina a los franco-rusos trabajando hoy en el Ministerio de las Fuerzas Armadas?”, dijo antes de la primera ronda.
Pero el partido aún no ha proporcionado una definición de sus “posiciones estratégicas”. ¿Podría, por ejemplo, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, nacida en España, permanecer en el cargo o tendría que renunciar a su ciudadanía española?.
Burlándose de la vaguedad de las promesas del RN, Jean-Luc Mélenchon —líder de extrema izquierda del partido Francia Insumisa, que pertenece a la coalición Nuevo Frente Popular– preguntó: “¿Qué quiere el señor Bardella? No lo sabemos. No dice nada. Es un tipo guapo, pero ¿cuál es su programa? Arrojar inmigrantes al mar”.
Los críticos han dicho que la ausencia crónica de Bardella en votaciones clave mientras era miembro del Parlamento Europeo y su falta de comprensión de los detalles políticos lo hacen no apto para gobernar. En un debate reciente con Gabriel Attal, el primer ministro francés saliente y protegido de Macron, Bardella confesó, con una sonrisa, no haber leído el texto de un proyecto de ley en contra del que había votado.
En cuanto a la economía, el RN se ha comprometido a recortar el impuesto al valor agregado sobre la electricidad, el combustible y otros productos energéticos del 20% al 5,5% y suspenderlo por completo para decenas de artículos de primera necesidad.
Si bien esto puede resultar atractivo para los votantes, ha alarmado tanto a Bruselas como a los mercados financieros. Francia tiene uno de los déficits más altos de la eurozona y ahora corre el riesgo de infringir las nuevas reglas fiscales de la Comisión Europea, que habían sido suspendidas para ayudar a los países a recuperarse de la pandemia de covid-19 y la crisis energética. Bruselas pronto podría limitar brutalmente el gasto del gobierno francés, a pesar de las generosas promesas de la RN.
“Será necesario un ajuste el próximo año para que Francia cumpla con las expectativas y reglas de la UE”, dijo a CNN Mujtaba Rahman, director gerente para Europa de la consultora de riesgo político Eurasia Group.
Si el RN no alcanza los 289 escaños necesarios para obtener una mayoría absoluta, Bardella podría optar por no gobernar. En discursos alcistas antes de la primera vuelta, descartó liderar un gobierno minoritario, lo que requeriría el apoyo de partidos aliados para aprobar leyes. Si bien Francia podría escapar de un gobierno de extrema derecha por ahora, enfrenta la creciente perspectiva de que Le Pen se convierta en presidenta en 2027 y luego convoque elecciones parlamentarias para que Bardella sea instalado como primer ministro.
¿El modelo Meloni?
Desde 2022, los partidos nativistas anteriormente marginales que esperaban gobernar han encontrado un modelo a seguir. Después del colapso del gobierno tecnocrático liderado por Mario Draghi en Italia, lo que provocó una elección anticipada, Giorgia Meloni se convirtió en primera ministra italiana, convirtiéndose en la líder más de extrema derecha del país desde Benito Mussolini.
Antes de que ella asumiera el cargo, los aliados de Roma pensaban que un gobierno italiano de extrema derecha podría comprometer la unidad occidental en apoyo a Ucrania, señalando a Matteo Salvini, viceprimer ministro de Meloni y antiguo admirador del presidente de Rusia Vladimir Putin, que solía ponerse camisetas estampadas con su imagen.
Pero el mandato de Meloni ha demostrado ser más moderado de lo que muchos temían al principio. Si bien ha aplicado políticas de extrema derecha a nivel nacional —buscando limitar el aborto, la maternidad subrogada e incluso eliminar los nombres de las madres lesbianas de los certificados de nacimiento de sus hijos—, en gran medida ha seguido la línea dominante europea en cuestiones de política exterior.
¿Podría el RN adoptar esa estrategia bifurcada?
El RN es notoriamente euroescéptico, pero los rumores de un “Frexit” se han enfriado, tal vez porque la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea demostró ser un acto de autolesión económica grave, y tal vez porque los líderes de extrema derecha —como el húngaro Viktor Orban— lo han demostrado. Es más fácil debilitar el bloque desde dentro que desde fuera.
Con ese objetivo, el RN ha prometido recortar la financiación a la UE en hasta 3.000 millones de euros (unos US$ 3.200 millones), en parte para financiar recortes de impuestos en el país. Pero, con los presupuestos de la UE acordados para un período de siete años y el actual hasta 2027, el RN no puede legalmente incumplir los compromisos de gasto de Francia.
Bardella también descartó enviar tropas francesas a Ucrania —una idea planteada por Macron— y dijo que no permitiría que Kyiv utilice equipo militar francés para atacar objetivos dentro de Rusia.
Pero un mandato de Bardella podría llevar a Francia a una crisis constitucional. Mientras que la Asamblea Nacional es responsable de aprobar las leyes nacionales y el primer ministro controla el presupuesto, el presidente determina la política exterior, europea y de defensa del país. Cuando el primer ministro y el presidente pertenecen a partidos diferentes —en un raro acuerdo conocido como “cohabitación”—las cosas pueden paralizarse.
Ahora que Macron está a punto de terminar su mandato, que termina en 2027, la línea entre las cuestiones internas y externas puede volverse borrosa. Si Macron aplica una política exterior que requiere que el parlamento apruebe grandes proyectos de ley de gasto, no está claro qué preferencias prevalecerían: las suyas o las de Bardella.
Saskya Vandoorne, Niamh Kennedy y Hanna Ziady de CNN contribuyeron con el reportaje.