(CNN) – Un grupo de abogados internacionales de derechos humanos ha acusado a Rusia de matar de hambre intencionadamente a los civiles de Mariúpol como método de guerra durante el asedio de 85 días que sufrió la ciudad ucraniana a principios de 2022.
Un dossier de 76 páginas publicado el jueves por el Starvation Mobile Justice Team de la organización de derechos humanos Global Rights Compliance analiza en detalle el asedio, que describió como “el infierno en la tierra” para los residentes de la ciudad portuaria, a través de la lente del crimen de guerra de inanición como estrategia calculada.
La organización constató que las fuerzas rusas “atacaron sistemáticamente objetos indispensables para la supervivencia de la población civil”, al tiempo que cortaban las rutas de evacuación y bloqueaban la entrega de ayuda humanitaria.
Los civiles ucranianos se quedaron sin agua, electricidad y gas y se vieron obligados a beber de charcos, radiadores y nieve derretida.
Los resultados no sorprendieron a Nikolai Osychenko, que describió el asedio como una experiencia de la “Edad de Piedra”.
“Los rusos bombardearon la subestación que suministraba electricidad a Mariúpol el 2 de marzo y nos quedamos sin electricidad, y al mismo tiempo, también perdimos el suministro de agua y la calefacción”, declaró a CNN, añadiendo que la ciudad empezó a quedarse sin alimentos casi de inmediato, porque sin electricidad, gran parte de ellos se echaron a perder.
“Todos nos dimos cuenta de que la harina es lo mejor que se puede tener. Si tienes agua y harina, puedes cocinar algo. Pero sin agua, no puedes hacer nada”, dijo.
Este residente de Mariúpol pasó dos semanas viviendo en un departamento con otras nueve personas, racionando la comida y juntando el agua que podían encontrar. Pasaban dos días derritiendo cubos de nieve con la mano, solo para conseguir unos mililitros de agua sucia. Osychenko contó a CNN que, en un momento dado, bebió el agua de sus radiadores, hirviéndola 20 veces para purificarla.
Según su sitio web, la organización está financiada por los gobiernos de la Comisión Europea, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos.
CNN se puso en contacto con el Ministerio de Defensa de Rusia para obtener sus comentarios.
Mariúpol, ciudad portuaria del mar de Azov, fue cercada y capturada por las fuerzas rusas al comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania. Las autoridades locales calculan que hasta 22.000 personas murieron en la batalla por la ciudad, situada en el óblast ucraniano de Donetsk y bajo control directo ruso desde mayo de 2022.
El “infierno en la Tierra”
Fue en Mariúpol donde las fuerzas rusas llevaron a cabo algunos de sus ataques más notorios, incluido un ataque contra un hospital de maternidad y el bombardeo de un teatro en el que se habían refugiado hasta 1.300 civiles, según funcionarios locales.
El informe, titulado “‘The Hope Left Us:’ Russia’s Siege, Starvation, and Capture of Mariupol City’” explora cómo la “pacífica” Mariúpol se convirtió en un “infierno en la Tierra” en febrero de 2022. Utiliza una investigación de código abierto para analizar más de 1.500 millones de metros cuadrados de imágenes satelitales, así como fotografías, videos, declaraciones públicas oficiales y otros datos digitales recopilados entre mayo de 2022 y febrero de 2024.
Durante el asedio ruso, sus cientos de miles de habitantes se vieron obligados a buscar estrategias alternativas para hacer frente a la escasez de suministros y a la obstrucción de la ayuda humanitaria. Esto incluyó el establecimiento de puntos de distribución ad hoc de alimentos, agua y otros artículos de primera necesidad.
Sin embargo, estos puntos de distribución, incluidos el Teatro Dramático de Mariúpol y el Complejo de Piscinas Neptun, se convirtieron en objetivos del ejército ruso.
“Los ataques continuados contra la ciudad de Mariúpol obligaron a que la distribución de artículos de primera necesidad se hiciera en gran medida móvil para mitigar los riesgos de bombardeo, aunque un número significativo de puntos de distribución, tanto móviles como fijos, siguieron siendo bombardeados, exponiendo repetidamente a los residentes vulnerables y hambrientos a un riesgo significativo para sus vidas y sus medios de garantizar las necesidades básicas”, según el informe.
También se descubrieron varios casos en los que las fuerzas rusas negaron u obstaculizaron deliberadamente la entrega de ayuda humanitaria vital, mientras que los civiles no podían evacuar la ciudad.
“A pesar de que el mando de las fuerzas rusas no detuvo las hostilidades para permitir y facilitar el paso rápido y sin obstáculos de la ayuda humanitaria para los civiles necesitados, la entrega de ayuda también fue bloqueada directamente por las fuerzas prorrusas que operaban en los puestos de control erigidos alrededor de los corredores de evacuación entre Mariúpol y Zaporiyia”.
85 días de ofensiva
Osychenko dijo que él y su familia sobrevivieron al calvario gracias a la cuidadosa planificación de su esposa y su sobrina.
“Ellas se encargaban de la comida y la dividían muy claramente: tanta papilla, tanto esto y tanto lo otro para el día. Una vez las sorprendí sin comer nada. Cocinaban para nosotros pero no comían porque sabían que no había de dónde sacar comida, y cada vez había menos”, dijo.
Yousuf Syed Khan, abogado del bufete de abogados Global Rights Compliance, declaró a CNN que cree que no hay duda de que el asedio de Mariúpol constituyó un crimen de guerra.
“Ellos [el ejército ruso] no permitieron que las organizaciones internacionales proporcionaran evacuaciones de civiles… a pesar de que el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC), así como las Naciones Unidas, intentaron en numerosas ocasiones evacuar a civiles. En segundo lugar, no permitieron la entrada de ayuda humanitaria. Así que ni una sola vez a lo largo de los 85 días de ofensiva hubo una pausa en la que permitieran la entrada de ayuda humanitaria en Mariúpol”.
Khan continuó: “Además de eso, atacaban objetos indispensables. Atacaron la electricidad, atacaron el agua. Atacaban puntos de distribución de alimentos”.
Hubo numerosas oportunidades para que las fuerzas rusas aliviaran el sufrimiento de los civiles, dijo, pero no lo hicieron.
Osychenko dijo que cada día la situación era más desesperada. Las madres que tenían niños pequeños, muchas de ellas perdieron la leche por el estrés y el hambre, no había fórmula láctea, ni comida para niños, dijo.
Cuando las fuerzas rusas tomaron la ciudad, intentaron aprovecharse de la situación desesperada.
“Cuando Rusia llegó a la ciudad, cuando empezaron a repartir comida a la gente en los sótanos, a dar caramelos a los niños, aunque odies a Rusia, saldrás a su encuentro y lo tomarás. Porque no tienes nada que comer, tus hijos no tienen nada que beber. Es brutal”, afirmó.
Khan afirmó que la forma en que Moscú abordó el asedio formaba parte de una estrategia más amplia que las fuerzas rusas y prorrusas han utilizado regularmente en los últimos ocho años. Señaló los asedios establecidos por las fuerzas prorrusas en toda Siria, incluidos los del este de la ciudad de Alepo y Ghouta, como ejemplos de tácticas rusas de mano dura.
Las autoridades ucranianas y algunos funcionarios internacionales han acusado anteriormente a Rusia de despojar al país de cereales y otros productos básicos en las zonas que ocupa. Las acusaciones de que Rusia utiliza los alimentos como arma de guerra han ido en aumento desde que en la primavera de 2022 surgieron los primeros informes sobre el robo de grano por las fuerzas rusas.
La CPI tiene jurisdicción sobre los crímenes de guerra cometidos en Ucrania. Hasta ahora ha emitido cuatro órdenes de detención relacionadas con Ucrania, incluida la del presidente de Rusia, Vladimir Putin, por la supuesta deportación de niños ucranianos.