(CNN) – La ira en las calles de Israel ha alcanzado un nuevo pico, con decenas de miles de personas participando de protestas convocadas en el marco de la “semana de interrupciones”. Los manifestantes antigubernamentales bloquearon las principales carreteras, realizaron paros y convocaron a una huelga general.
Los manifestantes no tienen una sino varias demandas: un acuerdo de rehenes, nuevas elecciones, reclutamiento militar para los judíos ultraortodoxos, más atención a los residentes del norte y más. En todo Israel, carteles en edificios y en carreteras piden “¡Elecciones ahora!” y, junto a fotografías del primer ministro Benjamín Netanyahu, puede leerse: “Usted es el líder; usted es el culpable”.
Pero debajo de todo ello se esconde una pregunta que sigue resonando en todo Israel ocho meses después del 7 de octubre: ¿Cómo es posible que el ejército más avanzado de la región, con su alardeado aparato de inteligencia, haya fracasado tan completamente a la hora de prever el ataque terrorista de Hamas?.
Los llamados a crear una comisión estatal de investigación sobre las fallas de seguridad e inteligencia que condujeron al 7 de octubre se han vuelto cada vez más fuertes entre el público israelí, entre los legisladores de la oposición, los padres de los observadores de campo de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) asesinados y cautivos, y el fiscal general, quienes exigen una investigación sobre el suceso más mortífero de la historia del país.
Sin embargo, los analistas dicen que no es probable que esto suceda bajo el gobierno de Netanyahu. Y si acaso sucede, puede que no arroje las respuestas que el país está buscando, incluso cuando salen a la luz más informes sobre lo que Israel sabía de antemano.
El lunes, la emisora pública de Israel, Kan 11, se sumó a la creciente montaña de pruebas que respaldan la idea de que los dirigentes del país podrían haberse adelantado (o, al menos, deberían haberlo hecho) a un ataque como el de Hamas.
Kan 11 reportó detalles sobre un documento de la Unidad 8200, la principal división de recopilación de inteligencia de las FDI, sobre los planes de Hamas de atacar instalaciones y comunidades militares y tomar entre 200 y 250 rehenes. El documento estaba fechado el 19 de septiembre de 2023, menos de tres semanas antes del ataque del 7 de octubre. Fue especialmente sorprendente por su precisión en un punto en particular: Hamas secuestró a 250 rehenes.
Las últimas acusaciones añaden peso a los informes de noviembre de los periódicos New York Times y Haaretz de que la inteligencia militar tenía información sobre los planes de Hamas para arrasar las fortificaciones de Israel alrededor de Gaza, permitiendo a los combatientes ingresar por el sur del país.
En diciembre, el interventor del Estado, Matanyahu Englman, anunció que abriría una investigación sobre las fallas de inteligencia antes del ataque de Hamas del 7 de octubre. Meses más tarde, en un intento por conseguir la cooperación del Gobierno, Englman escribió en una carta a la Oficina del Primer Ministro y al jefe del Estado Mayor de las FDI que su deber era “llevar a cabo una auditoría exhaustiva del mayor fracaso en la guerra de la historia del país”.
Pero esta semana, el Tribunal Superior de Israel suspendió la investigación después de revisar argumentos clasificados de las agencias de seguridad, lo que llevó a Englman, exasperado, a preguntar si sus equipos deberían “poner un cartel que dijera: ‘Estamos en un descanso, volveremos en dos años’”.
Por otra parte, las FDI iniciaron una serie de investigaciones internas a principios de este año sobre las fallas que precedieron el 7 de octubre, seguidas de análisis limitados de las batallas individuales que se dieron el día de los ataques. Estas investigaciones permitirían a Israel sacar conclusiones de sus fracasos, incluso en la guerra en curso. Se espera que los primeros resultados se publiquen en las próximas semanas.
Lo que falta es la herramienta de investigación más poderosa de Israel —una comisión estatal de investigación— que está siendo obstaculizada por Netanyahu y sus aliados, que han tratado de retrasarla hasta después de la guerra. Una comisión estatal de investigación es un organismo independiente con amplios poderes, incluida la capacidad de obligar a los testigos a declarar.
Pero la principal forma de lanzar una comisión de este tipo es a partir de una decisión del gobierno, y este gobierno ha dejado claro que ésto no figura en ninguna parte de su agenda actual.
Raanan Sulitzeanu-Kenan, profesor de políticas públicas en la Universidad Hebrea de Jerusalén, dice que “la probabilidad de una investigación es muy, muy baja”.
“Durante los 17 años de gobiernos de Netanyahu, no tuvimos ningún número de investigaciones”, dice Sulitzeanu-Kenan. Históricamente, Israel ha tenido una investigación pública aproximadamente cada dos años, dice, pero no bajo su líder actual y con más años de servicio. La compra de submarinos y buques de superficie alemanes provocó una investigación en 2022, pero sólo durante los 18 meses que Netanyahu estuvo fuera del cargo.
“Aunque está muy claro que se debe nombrar una comisión, la probabilidad es casi nula bajo el gobierno actual”, dice Sulitzeanu-Kenan. “Una vez que se designa una investigación pública, se envía al menos un mensaje implícito de que algo malo ha sucedido”.
En junio, la fiscal general de Israel dijo que una comisión de investigación era el “medio legal más apropiado” para investigar las circunstancias que condujeron al ataque del 7 de octubre. Según Gali Baharav-Miara, la investigación también podría reemplazar las investigaciones de los “tribunales internacionales”, en referencia a la Corte Internacional de Justicia, que está investigando a Israel por posibles crímenes de guerra cometidos durante su guerra en Gaza.
Pero el secretario del gabinete de Netanyahu respondió que el país estaba “en medio de una guerra intensa”.
“Aún no ha llegado el momento de investigar todos los acontecimientos de la guerra y lo que la precedió”, escribió Yossi Fuchs en respuesta a Baharav-Miara.
Las comisiones estatales de investigación también pueden implicar una enorme cantidad de tiempo, especialmente si hay cuestiones de falla sistémica mezcladas con cuestiones de responsabilidad personal, dijo Yohanan Plesner, presidente del Instituto de Democracia de Israel, un grupo de expertos con sede en Jerusalén.
“Cuando los entrelazas todos, probablemente termines sin nada”, dijo Plesner. La forma más probable de comprender los fracasos del 7 de octubre era diseccionarlos en cuestiones más pequeñas y manejables, dijo, como separar los fracasos de inteligencia de los de la doctrina operativa.
“Dada la complejidad de la situación, los intereses políticos involucrados y la era de polarización en la que vivimos, no estoy seguro de que alguna vez tengamos una respuesta a esta pregunta”, dijo Plesner.
Netanyahu le dijo a Dana Bash de CNN en noviembre que respondería “todas las preguntas necesarias” y que “toda esta cuestión se abordará después de la guerra”. Su posición apenas ha cambiado desde entonces, marcada por la negación de cualquier responsabilidad por los fracasos del 7 de octubre.
La negativa del autodenominado “Sr. Seguridad” para asumir la culpa contrasta marcadamente con la actitud de las FDI, donde altos oficiales han dimitido por no haber podido detener el peor ataque terrorista en la historia del país.
El mayor general Aharon Haliva, comandante de la inteligencia militar de las FDI, anunció discretamente en abril que dimitiría. En los días posteriores al 7 de octubre, admitió que hubo una “falla de inteligencia” al no detectar los planes para el ataque. Haliva se convirtió en el primer alto funcionario en aceptar la responsabilidad por las deficiencias, pero no el último.
En junio, el jefe de la división de Gaza de las FDI, el brigadier general Avi Rosenfeld también dijo que dimitiría. En una carta pública escribió: “Cada uno tiene que asumir su parte”. Se espera que otros altos oficiales militares también dimitan al concluir la campaña de las FDI en Gaza.
El exjefe del Estado Mayor de las FDI, Gadi Eisenkot, miembro del gabinete de guerra de Israel hasta su renuncia a principios de este mes, dijo que todos los que ocupaban una posición de liderazgo debían dimitir, incluidos aquellos en “el Comando Sur (de las FDI), la Dirección de Inteligencia Militar, el Jefe del Estado Mayor de las FDI, el jefe del Shin Bet, el ministro de Defensa, el primer ministro”.
Eisenkot dijo al canal de noticias 12 de Israel: “El fracaso es tan grande que ninguno de ellos puede permanecer en el cargo”.
Pero sin un final claro a la vista para la guerra, es probable que esa rendición de cuentas tarde en llegar.