Dos elefantes africanos macho muestran un comportamiento sexual del mismo sexo en Tsavo, Kenia.

(CNN) – El comportamiento sexual entre animales del mismo sexo se ha observado en más de 1.500 especies, pero un nuevo estudio descubrió que los investigadores lo subestiman enormemente.

Las observaciones de este comportamiento entre animales del mismo sexo, como montajes sexuales y tocamientos genitales, se remontan a los años 1700 y 1800. Pero la investigación sobre el tema no avanzó hasta los siglos XX y XXI.

En un estudio publicado el jueves en la revista PLOSOne, un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto, la Universidad Northwestern y la Universidad de Varsovia descubrió que los expertos que estudian el comportamiento animal no informan y rara vez publican sus observaciones sobre el comportamiento sexual entre animales del mismo sexo.

El estudio encuestó a 65 expertos y descubrió que el 77% de ellos observaba comportamientos sexuales entre animales del mismo sexo en las especies que estudiaban. Pero sólo el 48% recopilaba datos sobre estos comportamientos y aún menos  – sólo el 18% –  había publicado artículos sobre estos hallazgos.

“Muchos de los encuestados informaron de que su falta de registro de datos o de publicación sobre el comportamiento sexual entre animales del mismo sexo (SSSB, por sus siglas en inglés) se debía a la percepción de que era muy raro”, dijo a CNN Karyn Anderson, candidata a doctora en antropología evolutiva por la Universidad de Toronto, que dirigió el estudio. “Cuando lo analizamos a una escala más amplia, descubrimos en cambio que era frecuentemente observado por nuestros participantes en la encuesta”.

La noción de que estos comportamientos sexuales son raros en el reino animal fue, y sigue siendo, utilizada en debates sobre la ética de la homosexualidad humana, señaló el estudio.

Anderson afirma que su estudio, al igual que otros sobre el comportamiento sexual entre animales del mismo sexo, descubrió que este comportamiento está de hecho “muy extendido y es natural en el reino animal.”

Se siguen descubriendo comportamientos homosexuales entre diferentes especies. En 2018, se registró el primer informe de sexo entre monos araña machos. Ese mismo año, dos pingüinos papúa macho fueron noticia por “adoptar” un huevo que había sido abandonado por una pareja de pingüinos macho-hembra.

Dos pingüinos hembra frente a una cavidad donde se acurrucan dos parejas de pingüinos macho "Sechs Punkt" (Seis Puntas) y "Schraegstrich" (Tajo) en el zoo de Bremerhaven, donde viven tres parejas de pingüinos machos homosexuales, febrero de 2005. Aunque el zoo importó cuatro pingüinos hembra de un zoo sueco el pasado enero, los machos siguen sin mostrar interés por ellas.

El campo parece estar maduro para futuras investigaciones: según los autores, de las especies identificadas en el estudio como implicadas en comportamientos homosexuales, casi el 39% no tenían informes previos de estos comportamientos.

A Josh Davis, escritor científico del Museo de Historia Natural de Londres y autor del libro “A Little Gay Natural History”, no le sorprendieron las conclusiones del estudio, pero afirma que le parece “bastante emocionante” disponer de los datos que demuestran estas cifras.

“El comportamiento homosexual se ha registrado oficialmente en alrededor de 1.500 especies de animales, pero creo que durante mucho tiempo la mayoría de la gente ha sospechado que lo más probable es que se trate de una enorme subestimación”, dijo a CNN. “Porque se encuentra en casi todas las ramas del árbol evolutivo… desde escarabajos y mariposas, hasta lagartos y ardillas”.

Al identificar esta laguna en la investigación, Anderson dice que espera que otros mastozoólogos se animen a publicar sus estudios sobre comportamientos sexuales entre animales del mismo sexo.

¿Por qué se informa tan poco?

Aunque los autores plantearon la hipótesis de que la incomodidad o las razones sociopolíticas pueden contribuir a que no se informen las conductas sexuales entre animales del mismo sexo, no encontraron que este fuera el caso entre los investigadores encuestados.

En cambio, los encuestados les dijeron que podía deberse a que estos comportamientos sexuales eran poco frecuentes o no constituían una prioridad de investigación para su laboratorio. La mayoría de sus observaciones se considerarían “anecdóticas” y no el resultado de un estudio sistemático, lo que quizá haría que las revistas científicas se sintieran menos inclinadas a publicar sus hallazgos.

Dos machos adultos de rana comestible (Pelophylax kl. esculentus) en ensayo de apareamiento sobre hojas de nenúfar en el agua en Luisenpark, Alemania.

Davis añadió que hubo otros obstáculos que se interponen en el camino de la documentación de los comportamientos homosexuales entre los animales.

“Históricamente, los investigadores han temido que, si publicaban sobre estos comportamientos, se los asociara con ellos”, dijo, aunque la situación “mejoró con el tiempo”.

Otro reto para los investigadores es que cuando observan actividad sexual en las especies, puede que no siempre esté claro el sexo del animal. “Hay una suposición subyacente de que cuando lo están viendo, están observando a un macho y a una hembra”, dijo Davis.

“Lo más importante de esta investigación es que el comportamiento sexual entre animales del mismo sexo está muy extendido entre los mamíferos, pero no se informa mucho de él”, explicó Anderson, quien añadió que “esto podría ser cierto para otros comportamientos que se perciben como raros, pero que resultan ser más comunes cuando se observan a una escala más amplia”.