Seúl, Corea del Sur (CNN) – Junto a un escritorio repleto de soldaduras, cables sueltos y piezas electrónicas, la pantalla de la computadora de Choi registra las condiciones del viento y la ubicación GPS de unos paquetes insólitos: enormes globos “inteligentes” que envía flotando a Corea del Norte.
Desde un pequeño departamento en la capital de Corea del Sur, Choi, a quien CNN identifica con un seudónimo por su privacidad y seguridad, es una de las partes implicadas en lo que se ha convertido en una disputa por globos entre las dos Coreas, que ha aumentado las tensiones en la península coreana.
Durante muchos años, activistas surcoreanos y desertores norcoreanos han enviado globos al Norte cargados de material propagandístico crítico con el dictador Kim Jong Un y memorias USB llenas de canciones de K-pop y programas de televisión surcoreanos, todo ello estrictamente prohibido en la empobrecida y aislada nación.
En respuesta, las autoridades norcoreanas han enviado más de 1.000 globos hacia el Sur desde mayo cargados de basura, desechos y gusanos, avivando las tensiones mientras Kim Yo Jong, la poderosa hermana del líder norcoreano, advertía de que se avecinaban “problemas”.
En 2020, Corea del Sur aprobó una ley que penalizaba el envío de folletos de propaganda antinorcoreana a través de la frontera, mientras el anterior gobierno liberal de Seúl impulsaba el acercamiento a Pyongyang.
Pero muchos activistas desafiaron la norma antes de que fuera anulada por un tribunal el año pasado, que calificó la ley de restricción excesiva de la libertad de expresión, en respuesta a una denuncia presentada por activistas norcoreanos desertores en el Sur.
Choi, cofundador de la Comisión para la Reforma y la Apertura de Corea del Norte, es uno de los desertores norcoreanos que han prometido seguir enviando globos a su patria.
Los globos ensamblados por el grupo de Choi desde su base en un departamento de Seúl son un paso adelante respecto a los rudimentarios globos que esparcen su contenido al azar cuando se estrellan o revientan.
Estos globos “inteligentes”, equipados con rastreadores GPS de última generación, pueden ser controlados en tiempo real en viajes que a menudo abarcan cientos de kilómetros. En una ocasión, el grupo rastreó uno de sus globos que llegó hasta China, según sus datos.
Los globos oblongos del grupo miden entre 12 y 13 metros de largo, son de plástico y están llenos de hidrógeno, explica Choi. Se eligió cuidadosamente el grosor del plástico para que resistiera el viento y permitiera al hidrógeno filtrarse de forma natural, lo que ayudaría a controlar la altitud de los globos, añadió.
Los sensores y las pequeñas placas de circuitos fijadas a los globos ayudan a que éstos se desplacen a cierta altitud y durante cierta distancia. “Si los globos flotan a más de 4.000 metros de altura, el dispensador no funcionará correctamente, así que guardamos una bolsa extra de folletos para soltarlos cuando alcancen una altitud excesiva”, explica Choi. “Está programado para liberar el gas hidrógeno en función de la altitud”.
“Creo que Corea del Norte puede cambiar cuando se rompa el endiosamiento de Kim Jong Un, y enviar estos globos inteligentes es la forma de conseguirlo”, añadió Choi.
“Me siento muy orgulloso de haber contribuido a desmantelar la idolatría de Kim Jong Un”.
Piezas impresas en 3D
Los globos inteligentes enviados por el grupo de Choi llevan distintas cargas útiles, algunas de ellas automatizadas. En una versión, los globos llevan un pequeño altavoz improvisado que parece una linterna de camping, sujeta con bridas y pegamento.
Acoplado a un cojín, una batería y un paracaídas, emite propaganda mientras flota hacia el suelo: “Corea del Norte solo podrá sobrevivir si se suprime el Partido de los Trabajadores”.
En ocasiones, los globos están equipados con un dispositivo automático de distribución de panfletos. Pueden transportar unos 1.500 folletos propagandísticos, que el dispensador escupe rápidamente con la ayuda de un temporizador y un dispositivo de ajuste de altitud.
“Hemos ideado un método para dispersar los panfletos en una amplia zona, que abarca de 50 a 300 kilómetros, lo que hace muy difícil que las autoridades norcoreanas los recojan todos”, explica Choi. “Con nuestro sistema, podemos controlar que los panfletos caigan cada 300 metros o cada kilómetro, asegurándonos de que más gente pueda verlos”.
Estas características permiten al grupo un mayor control sobre sus dispositivos que los típicos globos utilizados por otros activistas.
Por ejemplo, los globos inteligentes están diseñados para empezar a lanzar panfletos en puntos concretos en función de la velocidad y dirección del viento, explicó Choi, lo que supuestamente les permite distribuirlos en las zonas objetivo. También pueden controlar la frecuencia de distribución de los folletos.
Aunque Choi compra algunas piezas para los dispositivos, utiliza impresoras 3D para fabricar las demás. Él le atribuye a sus estudios de ingeniería en una universidad norcoreana antes de su huida al Sur y a los videos de YouTube y al resto de su grupo el haberle ayudado a mejorar los globos existentes que se enviaban al Norte, antes de crear la organización en 2013.
Y este no es su trabajo a tiempo completo; trabaja en otro sitio durante el día, viene al departamento después del trabajo, fabrica las piezas impresas en 3D y luego las ensambla hasta seis horas al día. Cada globo inteligente cuesta unos US$ 700.
La motivación de Choi es su familia, que aún vive en Corea del Norte, por lo que ha mostrado su enojo ante quienes han instado a los grupos activistas a que se detengan.
“A quienes critican nuestras actividades, es como decirles: ‘Ayudemos a mantener la dictadura en Corea del Sur’”, dijo, refiriéndose a las décadas de autoritarismo en Seúl antes de la transición a la democracia en la década de 1980.
Tensiones crecientes
La disputa del globo ha agudizado las tensiones entre las dos Coreas, que técnicamente siguen en guerra: un armisticio puso fin a la Guerra de Corea que dividió la península en 1953, pero nunca se firmó un tratado de paz formal.
Las relaciones entre ambos países se descongelaron un poco en 2017 y 2018, lo que permitió que algunos elementos surcoreanos, incluidas partes de su cultura pop, se filtraran en la nación ermitaña.
Pero la situación en Corea del Norte se deterioró en los años siguientes, cuando el líder Kim intensificó las pruebas armamentísticas desafiando las sanciones de las Naciones Unidas y las conversaciones diplomáticas fracasaron, lo que provocó que volvieran a aplicarse normas estrictas en el Norte.
Mientras tanto, ambas naciones están estrechando lazos con sus respectivos socios: Corea del Norte ha firmado recientemente un acuerdo de defensa con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y Corea del Sur está intensificando su cooperación con Japón y Estados Unidos.
El martes, después de que Corea del Sur detectara el último lote de 350 globos de basura procedentes de Corea del Norte, el ejército del país advirtió que podría reiniciar las emisiones de propaganda por altavoz en la frontera, algo que no ha hecho desde 2018.
En años anteriores, Seúl ha utilizado altavoces gigantes para reproducir propaganda y música a través de la frontera fuertemente militarizada, incluyendo informes de noticias y la exitosa canción del grupo de K-pop Big Bang, “Bang Bang Bang”.
“Nuestro ejército está listo para comenzar inmediatamente las transmisiones de propaganda contra Corea del Norte y operará con flexibilidad de acuerdo con la situación estratégica y operativa”, dijo el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, agregando que si reanuda los altavoces depende “de las acciones de Corea del Norte”.