(CNN Español) – Desde su llegada a la presidencia de Argentina el 10 de diciembre, Javier Milei dejó la puerta abierta para un vínculo que asumiría las características que hoy tiene particularmente Argentina con Brasil. El comercio bilateral sigue siendo clave para ambas naciones, pese a la relación nula entre sus presidentes, que ni siquiera han cruzado un saludo desde que Milei asumió el cargo.
La canciller argentina, Diana Mondino, y la diplomacia brasileña han trabajado en público y en la trastienda para para matizar las diferencias entre los dos mandatarios para privilegiar la relación estratégica entre los dos países, en particular los estrechos lazos comerciales cimentados por el Mercosur.
En abril de este año, Mondino mantuvo reuniones con representantes del sector empresario, financiero y bancario del “más alto nivel” en Brasil, de acuerdo con el comunicado difundido por la cancillería argentina.
El comercio bilateral sigue siendo para Argentina el motor más importante de su balanza comercial, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Milei vs. Lula
El enfrentamiento entre ambos mandatarios viene desde antes de que Milei ganara las elecciones. Lula dijo durante la campaña que Milei podía ser peor que su antecesor, Jair Bolsonaro, y que un triunfo suyo podría implicar un retroceso de 40 años para América Latina. Y con ese argumento impulsó al candidato oficialista, Sergio Massa, a intensificar su carrera rumbo a la Casa Rosada.
Mientras que el presidente argentino acusó a Lula de haber hecho campaña por su rival en los comicios del año pasado y englobó al gobierno de Da Silva con el de China al decir que no iba a tener relaciones o hacer negocios con comunistas. También llamó corrupto al mandatario brasileño, al señalar que estuvo preso en 2018 por recibir sobornos, una condena que luego fue anulada por la justicia por defectos procesales.
Más adelante, Milei y Lula siguieron sin hablarse, pero un par de episodios parecieron desperezar el vínculo entre ambos países: en abril, Mondino le envió una carta a Lula por orden de Milei con el objetivo de descongelar las relaciones y provocar un acercamiento. El presidente de Brasil dijo que sus asesores la recibieron, pero nunca contestó el gesto.
En mayo, Argentina sufrió un invierno adelantado, con temperaturas atípicas para la época, y una reducción de la oferta de gas, producto de la alta demanda, sin recursos locales ni planificación de importaciones para responder al evento. Cuando las primeras restricciones a industrias y estaciones de servicio ya se hacían sentir, el Gobierno acordó con Brasil la compra de un buque de gas natural licuado para hacer frente a los faltantes.
En los últimos días, ambos presidentes volvieron a cruzarse. Lula fue consultado por su relación con Milei durante una entrevista con el canal de televisión en línea UOL y dijo que no había hablado con él porque consideraba que antes Milei debía pedir disculpas por haber dicho “muchas tonterías”. Con elogios a los argentinos y al país, intentó rescatar el vínculo con Argentina, más allá de las diferencias políticas.
Milei no dejó pasar la oportunidad de contestarle en una entrevista con el canal de noticias La Nación+: “Las cosas que dije son ciertas. ¿Cuál es el problema, que le dije corrupto? ¿Acaso no estuvo preso por corrupto? Le dije comunista, ¿acaso no es comunista? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad?”.
Negocios son negocios
Pese al ánimo entre ambos presidentes, hay un dato que revela la separación entre las controversias políticas y la relación entre privados, así como la continuidad, por ahora, de los acuerdos dentro del Mercosur: desde que Milei es presidente, Brasil nunca ha dejado de ser el principal socio comercial de Argentina. Y si bien es cierto que las importaciones han caído en el mismo período en comparación interanual, forma parte de una contracción generalizada de la economía argentina que excede al vínculo con Brasil.
La relación con ese país representó para Argentina el 16,5% de sus exportaciones durante los primeros cinco meses de 2024. Y también, el 22,9% de sus importaciones en el mismo lapso.
La consistencia de este intercambio se aprecia con más nitidez al compararla con lo que ha sucedido con China: Milei no ha vuelto a mencionar que no quería tener relaciones con el gigante asiático, pese a que no ha cambiado su régimen político. Pero en este caso, China dejó de ser el segundo socio comercial de Argentina en marzo para pasar al tercer lugar y volver a caer en abril a la cuarta ubicación, aunque en mayo tuvo un repunte y regresó al segundo puesto.
La canciller Mondino viajó a China en abril en busca de fortalecer las relaciones entre ambos países, no sólo en cuanto al comercio, sino también en el marco de la negociación para renovar los vencimientos de un swap financiero de junio y julio.
El swap es producto de un acuerdo celebrado entre los bancos centrales de Argentina y China, durante el gobierno que precedió a Milei, y que funciona en la práctica como un préstamo. En junio, el Banco Central de Argentina informó de una renovación del tramo activado del swap por un equivalente a US$ 5.000 millones por un plazo de 12 meses.
“A partir de ese momento, el BCRA reducirá gradualmente el monto activado del swap durante los siguientes 12 meses. De esta manera, y coincidiendo con la fecha de vencimiento del acuerdo vigente de swap de monedas, el tramo mencionado se desactivará por completo a mediados de 2026”, indica el comunicado.
Otra oportunidad perdida
Milei ha desistido de participar de la cumbre del Mercosur, que tendrá lugar el lunes en Paraguay, donde podría haberse dado un primer encuentro con Lula. Pero Milei ya había manifestado durante su campaña presidencial que pretendía “eliminar” el Mercosur, según dijo en una entrevista, pues lo considera “una unión aduanera defectuosa”.
Ya en la presidencia, Milei no se ha referido directamente a Mercosur y canceló su asistencia porque, según informó el lunes su vocero, Manuel Adorni, tenía una “sobrecarga de agenda”.
En cambio, el mandatario visitará este fin de semana Brasil para participar de la Conferencia Política de Acción Conservadora, junto a algunos líderes de ultraderecha de la región. Tiene previsto disertar en ese ámbito y reunirse con el expresidente Jair Bolsonaro, pero no verá a Lula, por lo que el diálogo entre ambos deberá esperar.