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“Biden ha comenzado la campaña de control de daños”, dice especialista
03:26 - Fuente: CNN

(CNN) – La negativa de Joe Biden a hacerse a un lado sofocó los intentos de apartarle de la candidatura demócrata este martes.

Pero la pésima actuación del presidente en el debate y su actitud desafiante posterior debilitaron gravemente su posición en un partido que ya estaba poco entusiasmado con su campaña. Sus terribles dos semanas amenazan con estrechar aún más un camino ya tenue hacia la reelección frente a un vigorizado expresidente Donald Trump, que irrumpió de nuevo en la campaña este martes por la noche con un mitin abrasador en Florida, nueve días antes de que acepte la candidatura republicana.

La profunda inquietud sobre las perspectivas del presidente se cernía este martes sobre los conmocionados senadores y representantes demócratas en Washington, mientras se celebraban sesiones de desahogo a puerta cerrada en ambos extremos del Capitolio estadounidense.

Pero no surgió una masa crítica de legisladores que amenazara seriamente la candidatura de Biden y los líderes del partido en el Senado y la Cámara de Representantes ofrecieron un apoyo claro, aunque poco efusivo, al presidente. En última instancia, la advertencia de Biden en una carta a los legisladores este lunes –”Estoy firmemente comprometido a permanecer en esta carrera”– y el conocimiento de que los votantes de las primarias ya hablaron dejó a sus críticos poco margen para actuar.

Pero se enfrentará a una nueva prueba este jueves, cuando ofrezca una rueda de prensa en solitario al término de la cumbre de la OTAN. Cualquier desliz o confusión arrancaría el frágil parche que Biden fijó en el dique de contención del apoyo del Partido Demócrata.

El espectáculo de un partido debatiendo la viabilidad, fortaleza y capacidad mental de su candidato a menos de cuatro meses de las elecciones resume la crisis que consumió la campaña del presidente. Hasta ahora, hay pocos indicios de que Biden esté preparado para lanzarse a la saturación de ayuntamientos, giros de campaña y bombardeos mediáticos que muchos demócratas –incluidos los que creen que debería seguir en la carrera– le pidieron que haga. Algunos demócratas ven ahora improbable que gane en noviembre. Y para todos ellos, el sentimiento es existencial porque Trump, el presunto candidato republicano, rara vez estuvo en una posición política más fuerte desde que saltó a la política presidencial.

El presidente Joe Biden habla con simpatizantes y voluntarios durante una visita a una oficina de campaña en Filadelfia el 7 de julio de 2024.

Biden sobrevive a un día crítico

Este martes se había considerado un día crítico para Biden porque era la primera vez que los legisladores se reunían en masa desde el debate de finales del mes pasado y el posterior receso del 4 de julio. Pero incluso mientras aumentaba el número de legisladores que pedían que se apartara, el presidente consiguió estabilizar la crisis posterior al debate.

“Queremos pasar página. Queremos llegar al otro lado de esto”, dijo a los periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aunque la mala suerte política de Biden como el presidente de más edad de la historia hace que esto pueda ser una aspiración imposible.

Aún así, Biden ofreció una de sus mejores apariciones públicas recientes al dar la bienvenida a los líderes mundiales a la cumbre de la OTAN en Washington este martes, aunque el efecto del envejecimiento fuera obvio en su dicción y sus movimientos. “Recuerden, el mayor coste y el mayor riesgo será si Rusia gana en Ucrania. No podemos permitir que eso ocurra”, dijo, al tiempo que alababa la “mayor y más eficaz alianza defensiva de la historia del mundo”.

La audacia de la retórica de Biden fue un recordatorio de que la cumbre debería haber tenido como objetivo mostrar su liderazgo como uno de los líderes más significativos de Occidente desde la Segunda Guerra Mundial y establecer un contraste con Trump, que pasó su primer mandato reprendiendo a los aliados europeos de Estados Unidos. En cambio, el evento se convirtió en una prueba de la agudeza del presidente.

Funcionarios de la Casa Blanca dijeron a Kayla Tausche, de CNN, que el discurso de este martes se desarrolló según lo previsto y que el personal esperaba que Biden pudiera ahora volver a “las andadas”. Es poco probable que eso ocurra porque cada acto público del presidente se convirtió en una insoportable vigilia en la que todo el mundo está preparado para meteduras de pata, momentos incómodos o congelaciones. Y cada aparición ante las cámaras se refracta a través del prisma de una actuación en el debate que grabó en la mente de 50 millones de espectadores una imagen poco favorable de un Biden en apuros. Para un presidente, es una vara baja pronunciar un discurso breve y guionizado con un teleprompter en una cumbre sin que se produzca una catástrofe. Y el ritmo a menudo glacial de Biden en los grandes momentos públicos crea conmovedores contrastes con la fuerza de la naturaleza que solía ser.

Es poco probable que la ecuación cambie en los próximos cuatro meses porque es endémica de este enfrentamiento y de la decisión del presidente de presentarse a un nuevo mandato que terminaría cuando él tenga 86 años.

Biden necesita más que nunca una de sus clásicas remontadas

Aun así, es demasiado pronto para descartar a Biden. Las elecciones las deciden los votantes, no los legisladores críticos ni los comentarios mordaces de los medios de comunicación. El presidente desafió repetidamente las predicciones de su desaparición política y encontró el acero interior en una vida marcada por la tragedia personal y las decepciones políticas. Y Trump, el primer expresidente condenado por un delito, tiene una extraña capacidad para alienar a los votantes moderados, suburbanos y oscilantes con su retórica extrema y sus amenazas contra sus oponentes. El expresidente volverá al centro del escenario la próxima semana en la Convención Nacional Republicana de Milwaukee, que probablemente se convertirá en un festival MAGA. El bando de Biden ve esto como una oportunidad para reforzar el contraste con Trump, que es lo que la pesadilla de debates del presidente borró durante las últimas dos semanas.

La mayoría de las encuestas nacionales posteriores al debate sugieren que Biden perdió al menos un par de puntos frente a Trump en lo que había sido una carrera dentro del margen de error. Hasta el momento hay pocos sondeos de alta calidad en los estados indecisos que abarquen el período posterior al debate. Pero, en general, se consideraba que Biden iba por detrás de Trump en muchos de los campos de batalla que decidirán las elecciones antes del debate. Por eso Biden necesitaba utilizarlo para reajustar su enfrentamiento con Trump. En lugar de eso, creó un impulso inverso que aún no detuvo. Y no se trata solo de la carrera presidencial. Biden fue incapaz de utilizar sus respuestas en el debate para enmarcar un agudo contraste con Trump en los temas más importantes para los demócratas, incluyendo el aborto, los impuestos, el carácter y la amenaza percibida del expresidente a la democracia y a los valores fundacionales de EE.UU.

Esto –junto con la incredulidad un tanto delirante de Biden sobre su propio índice de aprobación de mediados del 30% y el aparente estado de la carrera electoral– alimentó la desesperación demócrata.

Ese sentimiento de decepción con Biden se puso de manifiesto cuando los legisladores entraron en sus reuniones este martes, y muchos se negaron a hablar con los periodistas a la salida. Una fuente familiarizada con el almuerzo del Senado demócrata dijo a Dana Bash de CNN que un trío de senadores –Michael Bennet, de Colorado; Sherrod Brown, de Ohio; y Jon Tester, de Montana– dijeron a sus colegas que no creen que Biden pueda vencer a Trump.

“Es cierto que dije eso”, dijo Bennet a Kaitlan Collins de CNN más tarde este martes. “Donald Trump va camino, creo, de ganar estas elecciones y tal vez ganarlas por goleada y llevarse con él el Senado y la Cámara de Representantes”.

El senador Angus King, un independiente de Maine que hace caucus con los demócratas, dijo que los senadores creen que Biden debe enfrentarse a situaciones sin guión para responder a las preguntas de los votantes.
King, preguntado sobre qué pasaría si Biden tropezara en ese tipo de situaciones, respondió: “Me parece que es un riesgo que tienen que correr. Si él está bien, no debería ser un problema”.

Uno de los más fervientes partidarios de Biden, el senador por Pensilvania John Fetterman, defendió al presidente. “Llegamos a la conclusión de que Joe Biden es viejo; lo averiguamos, y las encuestas volvieron a decir que es viejo”, dijo Fetterman a CNN. “Pero también acordamos que es nuestro hombre”.

El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, que rara vez es reacio a hablar largo y tendido, fue preguntado varias veces sobre Biden, pero solo respondió: “Estoy con Joe”, en un aparente intento de cerrar la línea de preguntas.

Biden recibió un espaldarazo cuando el representante por Nueva York, Jerrold Nadler, que había expresado en privado sus dudas sobre el puesto del presidente en la candidatura, dijo que ahora le apoyaría. Pero el demócrata neoyorquino insinuó que su decisión tenía tanto que ver con la dificultad de apartar al presunto candidato del partido como con la sensación de que era una apuesta fuerte. “No me resigno. Ha dejado muy claro que se va a presentar. Tiene un historial excelente, uno de los presidentes más excelentes del último siglo. Trump sería un desastre absoluto para la democracia; así que apoyo con entusiasmo a Biden”, dijo Nadler.

El presidente también se vio reforzado por el apoyo del Caucus Negro del Congreso (CBC), una fuerza vital en el Caucus Demócrata de la Cámara de Representantes. Muchos de los miembros del CBC se encuentran en sólidos distritos de color azul y pueden estar bajo menos presión que los demócratas de primera línea que criticaron la actuación del presidente en el debate. El representante por Texas Marc Veasey expresó su preocupación por esos colegas vulnerables al criticar el intento de Biden de recuperarse del debate. “Lo que vi hasta ahora no me demostró que eso vaya a ser suficiente para llegar. Simplemente no creo que ese sabueso vaya a cazar”, dijo Veasey a Manu Raju de CNN. “Creo que tiene un largo camino por recorrer y creo que hay candidatos más fuertes que tendrían más probabilidades de vencer a Trump en este momento, pero si él dice que va a permanecer, (entonces) él es el candidato”, dijo Veasey.

La representante Mikie Sherrill, de Nueva Jersey, se deshizo en elogios hacia la presidencia de Biden y su victoria sobre Trump en 2020, pero se convirtió este martes en la séptima demócrata de la Cámara de Representantes en pedirle que se aparte. “Porque sé que el presidente Biden se preocupa profundamente por el futuro de nuestro país, le pido que declare que no se postulará para la reelección y nos ayudará a guiarnos a través de un proceso hacia un nuevo candidato”.

Algunos líderes demócratas trataron de sacar a sus miembros de la angustia lanzando un ataque contra Trump. “Todos los miembros del grupo demócrata de la Cámara de Representantes tienen claro lo que está en juego en estas elecciones”, dijo el representante Pete Aguilar, presidente del grupo. “No se puede permitir que Donald Trump se acerque al Despacho Oval y nunca se debe permitir que sus aliados extremistas aprueben una prohibición nacional del aborto o su peligroso Proyecto 2025, que erosionaría nuestra democracia y permitiría los peores impulsos de Trump”, dijo el demócrata de California. Pero la fuerza de su presentación en rueda de prensa solo sirvió para subrayar las líneas de ataque que Biden pasó por alto en gran medida en el debate.

Hubo más ánimo en torno a la candidatura demócrata en Las Vegas, donde la vicepresidenta Kamala Harris hizo gala de la retórica forense de una exfiscal para atacar a Trump. “Diré que alguien que vilipendia a los inmigrantes, que promueve la xenofobia, alguien que aviva el odio no debería tener nunca más la oportunidad de ponerse detrás de un micrófono y del sello del presidente de Estados Unidos”, dijo Harris.

Para los demócratas que piensan que Harris sería mejor candidata que el presidente, su fogosa intervención fue un recordatorio de una vía alternativa para 2024 que Biden intentó cerrar.