(CNN) – El primer ministro francés, Gabriel Attal, renunció este martes, pero permanecerá en el cargo para encabezar un gobierno interino.
Attal ofreció su renuncia la semana pasada después de que la alianza centrista Ensemble del presidente Emmanuel Macron fuera derrotada en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias anticipadas de Francia, pero el presidente la rechazó y le pidió que permaneciera en el cargo por un corto tiempo para mantener la estabilidad.
Ocho días después, Macron aceptó la dimisión de Attal durante una reunión en el Elíseo de París, pero una vez más le pidió que permaneciera en el cargo hasta que se formara un nuevo gobierno.
“Para que este período termine lo más rápido posible, corresponde a las fuerzas republicanas trabajar juntas para construir la unidad en torno a proyectos y acciones al servicio del pueblo francés”, añadió el Elíseo en su comunicado de este martes.
Según la constitución francesa, el presidente es el encargado de designar al primer ministro; sin embargo, la constitución no detalla cómo ni el plazo dentro del cual el presidente debe hacerlo.
Por otra parte, los legisladores franceses se reunirán el jueves para elegir al presidente de la Asamblea Nacional, en dos votaciones que requerirán la mayoría del organismo de 577 escaños. Si las dos primeras votaciones no eligen a nadie, el candidato con mayor apoyo en el parlamento será elegido en una tercera votación.
Tras su dimisión, Attal y sus compañeros ministros, que son legisladores, podrán votar en la elección del presidente de la Asamblea Nacional, lo que podría proporcionar votos clave en el cuerpo dividido.
El presidente de la asamblea ocupa un cargo comparable al de presidente de la Cámara de Representantes, organizando la agenda legislativa y dirigiendo el nombramiento de puestos clave en la comisión.
Ningún sucesor claro
Si bien la renuncia de Attal allana el camino para que Macron designe un sucesor, no hay ningún candidato obvio a la vista. La recién elegida Asamblea Nacional se reunirá por primera vez el jueves, pero Francia permanecerá en el limbo político después de que la segunda ronda de votación arrojara un parlamento con pocos consensos.
Aunque las elecciones terminaron en un punto muerto, fueron anunciadas como una victoria de la corriente principal francesa y una medida del deseo abrumador de los votantes de impedir que la extrema derecha ganara el poder.
El partido Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen había tomado una ventaja dominante en la primera vuelta, lo que generó temores de que Francia pudiera estar a punto de elegir su primer gobierno de extrema derecha desde el régimen colaboracionista de Vichy de la Segunda Guerra Mundial.
Pero, después de una semana de negociaciones políticas en la que más de 200 candidatos centristas y de izquierda se retiraron para evitar dividir el voto, el RN cayó al tercer lugar en la segunda vuelta. En un resultado sorprendente, la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo la mayor cantidad de escaños de cualquier bloque.
Es costumbre que el presidente de Francia nombre a un primer ministro del grupo más grande del parlamento. Pero todavía no está claro de cuál de los partidos del NFP será.
La alianza reunida apresuradamente, que se formó pocos días después de que Macron convocara elecciones el mes pasado, comprende varios partidos que abarcan un vasto terreno ideológico, desde el partido de extrema izquierda Francia Insumisa hasta el Partido Socialista más moderado y la Place Publique.
Pero, más de una semana después de la votación, la alianza aún no ha presentado un candidato a primer ministro, en una posible señal de las divisiones dentro de la amplia –y potencialmente rebelde– coalición.
Francia Insumisa obtuvo la mayor cantidad de escaños de cualquier partido dentro del NFP, por lo que se podría haber esperado que se le pidiera que presentara un candidato para suceder a Attal. Pero los aliados de Macron han dicho repetidamente que no trabajarán con su líder, el agitador populista Jean-Luc Mélenchon, diciendo que su partido es tan extremista –y por lo tanto no apto para gobernar– como el RN.
Incluso si Macron nombra a un primer ministro del NFP, el partido aún necesitará formar otra coalición –probablemente con Ensemble– para aprobar leyes.
Otra opción sería un gobierno “tecnocrático”. Macron no está obligado constitucionalmente a nombrar un primer ministro del bloque más grande, por lo que podría recurrir a un candidato ajeno a la política dominante para gestionar los asuntos cotidianos. Italia tomó esta opción cuando nombró a Mario Draghi, exdirector del Banco Central Europeo, para dirigir su gobierno.