(CNN) – Enormes protestas en todo Bangladesh escalaron en violencia mortal esta semana, con enfrentamientos entre estudiantes, partidarios del Gobierno y policías armados que avivaron la ira generalizada por las cuotas de empleo en la función pública, que los opositores consideran discriminatorias.
Según los informes, decenas de personas murieron y cientos resultaron heridas en la violenta jornada, en la que la Policía antidisturbios utilizó gases lacrimógenos y balas de goma contra los participantes y multitudes de manifestantes armados con palos que llenaron las calles y los campus universitarios de la capital, Dacca, y otras ciudades.
La cadena de televisión estatal Bangladesh Television (BTV) dejó de emitir este viernes después de que manifestantes estudiantiles presuntamente prendieran fuego a su sede, según los medios de comunicación locales, y los manifestantes convocaron a un paro en todo el país en un importante desafío al Gobierno de la veterana primera ministra Sheikh Hasina.
Se cortaron los servicios de telefonía móvil e Internet, se ordenó el cierre de escuelas y universidades, y se desplegaron las fuerzas de seguridad para sofocar los disturbios. Grupos de derechos humanos acusan a las autoridades de hacer un uso ilegal de la fuerza contra los manifestantes.
Esto es lo que hay que saber.
¿Por qué protestan los estudiantes?
Muchos estudiantes de Bangladesh exigen que se ponga fin al sistema de cuotas del Gobierno, que reserva más de la mitad de los puestos de la función pública a determinados grupos.
Alrededor del 30% de esos codiciados puestos están reservados a familiares de veteranos que lucharon en la guerra de independencia de Bangladesh de Pakistán en 1971, un momento fundamental en la historia del país, que logró liberarse de un gobernante mucho más grande.
Muchos miembros de la élite política actual están emparentados con esa generación, incluida la primera ministra Hasina, hija de Sheikh Mujibur Rahman, el fundador del Bangladesh moderno, asesinado en 1975.
Las funciones reservadas están vinculadas a la seguridad en el empleo y a una mayor remuneración, y los manifestantes afirman que el sistema de cuotas es discriminatorio y favorece a los partidarios del partido gobernante de Hasina, la Liga Awami. Reclaman una contratación basada en el mérito.
“Un trabajo en el Gobierno es una oportunidad realmente buena”, afirma Maruf Khan, bangladeshí de 29 años que estudia en Australia y se unió a las concentraciones de apoyo a las protestas en Sydney. “Entre 500.000 y 600.000 personas compiten por entre 600 y 700 puestos de trabajo en el Gobierno, y encima incluye una cuota del 56%. No es fácil”.
El motivo de la indignación son los altos niveles de desempleo en el país, especialmente entre los jóvenes. Bangladesh experimentó un fuerte crecimiento económico bajo el mandato de Hasina, pero se ralentizó en la era pospandémica y, como señala el Banco Mundial en su último informe, la desigualdad “aumentó en las zonas urbanas”. En una nación de 170 millones de habitantes, más de 30 millones no trabajan ni estudian.
En 2018, el sistema de cuotas fue desechado tras protestas similares, pero en junio el Tribunal Superior lo restableció, dictaminando que su eliminación era inconstitucional. El 10 de julio, el Tribunal Supremo suspendió las cuotas durante un mes mientras estudiaba el caso.
Los críticos y manifestantes afirman que el sistema de cuotas crea un Bangladesh de dos niveles en el que una élite con conexiones políticas se beneficia por su nacimiento.
“Los luchadores por la libertad se han sacrificado mucho por la nación… por eso esta cuota era algo lógico en el pasado”, afirmó el manifestante estudiantil Tahmeed Hossain. “Pero ha habido al menos dos generaciones después. Hoy en día, la cuota … se convirtió más bien en una forma de discriminación. Se convirtió en una propaganda cultural para crear una fortaleza en el país”.
¿Por qué se intensificaron las protestas?
Las protestas comenzaron en la prestigiosa Universidad de Daccaa el 1 de julio y se extendieron después a otros campus y ciudades de todo el país en concentraciones callejeras casi diarias que incluyeron bloqueos de vías férreas y carreteras.
Las manifestaciones se tornaron violentas el 15 de julio, cuando, según informes, miembros de la Liga Chatra de Bangladesh –el ala estudiantil del partido gobernante, la Liga Awami– atacaron a manifestantes estudiantiles dentro del campus de la Universidad de Dacca.
Desde entonces, se intensificaron los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad, manifestantes y partidarios del Gobierno, y Bangladesh desplegó su Batallón de Acción Rápida paramilitar, sancionado por Estados Unidos en 2021 tras “denuncias generalizadas de graves abusos contra los derechos humanos”.
El estudiante manifestante Hossain dijo a CNN que fue herido en una manifestación en la Universidad de Dacca el miércoles cuando un proyectil fue lanzado a la multitud.
“Alguien nos tiró un cacharro que explotó y oí disparos. Empecé a correr y me di cuenta de que me habían herido con unas astillas en las manos. Entonces la Policía nos atacó con proyectiles lacrimógenos en el edificio”, dijo. “A uno de mis amigos le alcanzó una bala (de goma) en la pierna. A algunos de mis amigos les aplastaron la cabeza y están recibiendo tratamiento en el hospital”.
Otro manifestante de Dacca, Hassan Abdullah, declaró este jueves: “Hay proyectiles (de gas) lacrimógeno a sólo 50 metros de mí mientras hablo con ustedes. La Policía no para de lanzar granadas de sonido ahora mismo”.
CNN no puede verificar de forma independiente los testimonios, pero durante la conversación con Abdullah se oyeron ruidos de conmoción en las protestas, incluidos múltiples crujidos audibles.
Los informes sobre el número de víctimas mortales variaron mucho: el periódico Prothom Alo, con sede en Dacca, afirmó que solo este jueves murieron 19 personas, mientras que la agencia de noticias Agence France-Press informó de 32 muertos, citando su propio recuento, elaborado a partir de datos hospitalarios.
Las autoridades también han bloqueado las comunicaciones en línea.
El sitio de control de Internet Netblocks confirmó este jueves un “cierre casi total de Internet a nivel nacional” en todo Bangladesh. La nueva medida se suma a los esfuerzos anteriores por estrangular las redes sociales y restringir los servicios de datos móviles”, dijo en X.
¿Qué dijo el Gobierno?
Las manifestaciones son el mayor desafío a la primera ministra Hasina desde que se aseguró un cuarto mandato consecutivo en las elecciones de enero, que fueron boicoteadas por el principal partido de la oposición en protesta por lo que consideraron una represión generalizada de sus filas.
Hasina anunció una investigación judicial sobre los asesinatos y pidió a los manifestantes que esperen el veredicto del Tribunal Supremo.
“Insto especialmente a todos a esperar pacientemente hasta que llegue el veredicto del Tribunal Supremo. Creo que nuestros estudiantes obtendrán justicia del alto tribunal, no se sentirán decepcionados”, declaró Hasina en una rueda de prensa este jueves.
Sin embargo, fue acusada de exacerbar la ira de los manifestantes al llamarles “razakar”, término ofensivo utilizado para referirse a quienes supuestamente colaboraron con el Ejército paquistaní durante la guerra de independencia de 1971.
“Esperábamos una disculpa de nuestra primera ministra por compararnos con los traidores de 1952 y 1972, y una solución sólida a la reforma de las cuotas”, dijo el manifestante Salman Farsi. “¿Qué han hecho los estudiantes para merecer esta etiqueta?”.
Los manifestantes estudiantiles con los que habló CNN afirman que sus manifestaciones fueron más allá de la frustración por el sistema de cuotas y que su ira se dirige ahora contra Hasina y su Gobierno, al que las organizaciones de derechos humanos llevan tiempo advirtiendo de que se dirige hacia un sistema de partido único.
“Se trata de un movimiento popular contra el gobierno autoritario”, afirmó Hossain.
“En simples protestas por las cuotas, el Gobierno no iría por ahí hiriendo y disparando a estudiantes. Esto demuestra la actual naturaleza fascista y autocrática del gobierno, que se mantuvo en el poder sin ningún sistema de votación adecuado”.
¿Cuál ha sido la reacción mundial?
Los estudiantes de Bangladesh celebraron protestas de menor envergadura en otros lugares, como Times Square en Nueva York, las ciudades australianas de Melbourne y Sydney y la capital danesa de Copenhague.
Según un portavoz del Departamento de Estado, Estados Unidos “sigue vigilando los informes de violencia de las protestas en curso en Dacca y sus alrededores”.
“La libertad de expresión y de reunión pacífica son elementos esenciales para cualquier democracia próspera, y condenamos los recientes actos de violencia en Bangladesh”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió contención a todas las partes e instó al Gobierno a investigar todos los actos de violencia, según el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.
“El secretario general anima a la participación significativa y constructiva de los jóvenes para abordar los retos actuales en Bangladesh. La violencia nunca puede ser la solución”, afirmó Dujarric.