Una playa abarrotada en la ciudad mediterránea de Alejandría, en Egipto, en julio de 2024.

(CNN) – Puede que el mar Mediterráneo evoque imágenes de lujosas vacaciones en el mar, suculentos platos de marisco e interminables playas de arena, pero esta masa de agua es cada vez más tóxica.

Según un informe de julio de 2024 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), más del 87% del mar Mediterráneo, que se extiende desde el océano Atlántico hasta África, Europa y Asia, está contaminado con microplásticos y otros contaminantes, como metales tóxicos y productos químicos industriales.

En todo el mundo, la contaminación del agua está relacionada con 1,4 millones de muertes prematuras, lo que supone un problema para los 150 millones de personas que viven a lo largo de la costa mediterránea y los 270 millones de turistas que acuden a estas aguas cada año.

El Mediterráneo tiene 46.000 kilómetros de costa en 22 países, muchos de ellos con normas y prácticas medioambientales diferentes.

Egipto, que aporta 0,25 millones de toneladas de plástico que acaban en el Mediterráneo, es el peor infractor, según el grupo, seguido de Turquía, que contribuye con 0,11 millones de toneladas, e Italia, que aporta 0,04 millones de toneladas de plástico al mar contaminado, todas ellas parte de los 1,9 millones de fragmentos de plástico por metro cuadrado.

Los expertos médicos consultados para el informe de WWF afirman que los seres humanos pueden ingerir microplásticos de los medios acuáticos a través del consumo de organismos marinos y del agua (tanto potable como embotellada).

“Se pueden ingerir más de 840 microplásticos al año por el consumo de las tres principales especies comerciales de pescado (lubina y dos tipos de caballa), [y] hasta 11 mil por el elevado consumo de bivalvos (por ejemplo, mejillones, almejas, etc.)”, señala el informe, que apunta que la contaminación es menor por comer gambas.

“Si contamos también la exposición por aire y alimentos no procedentes de medios acuáticos podemos ingerir más de 100 mil microplásticos cada día”.

Invertir la tendencia

En la localidad costera de Ostia, cerca de Roma, Pierluigi Capozzi mira el mar desde su restaurante, Mediterráneo. “Quizá hace 50 años la gente no sabía lo que sabemos ahora sobre la contaminación y el plástico”, explica a CNN. “Pero veo a jóvenes que sin ningún problema tiran botellas de plástico al mar, tiran basura al suelo, cigarrillos, desperdicios”.

Ostia es un popular destino de playa no muy lejos de Roma.

Pero ve un punto positivo. Hace una década, todas las mañanas la arena frente a su restaurante en primera línea de playa estaba cubierta de productos químicos procedentes de los buques de carga que atraviesan las rutas marítimas visibles desde la costa. “Gracias a la mejora de la normativa, la contaminación química ha desaparecido”, afirma.

El Mediterráneo es una de las mayores reservas mundiales de diversidad marina y costera, según la Alianza del Mar Mediterráneo, que trabaja para defender la industria pesquera mediante mejores prácticas.

Afirman que la fuerte contaminación está afectando negativamente a la rica flora y fauna del mar. A pesar de que solo ocupa el 0,7% de la superficie oceánica mundial, el mar alberga el 7,5% de la fauna y el 18% de la flora marinas del planeta.

La pesca es una industria de 4.600 millones de euros en el Mediterráneo, y la contaminación del agua ha afectado enormemente a los medios de vida de las 180.000 personas que dependen de la pesca para subsistir, afirma el WWF.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las capturas marinas en el Mediterráneo han disminuido un 34% en los últimos 50 años, debido tanto a la sobrepesca como a la presencia de plásticos en el agua.

“Alrededor de 730 toneladas de residuos plásticos acaban diariamente en el mar Mediterráneo”, afirma el grupo. “Los residuos plásticos representan entre el 95 y el 100% de los residuos flotantes marinos y el 50% de la basura en los fondos marinos. En tonelaje, el plástico podría superar a las poblaciones de peces”.

Impacto en la vida marina

Un estudio realizado en 2023 por el Instituto Archipiélago de Conservación Marina de Grecia examinó 25 animales marinos, entre ellos ocho delfines, dos focas monje y 15 tortugas marinas, y encontró contaminantes microplásticos en todos ellos. “En concreto, entre otros tipos de plástico, se detectó un total de 10.639 fibras microplásticas en el tracto gastrointestinal de los mamíferos marinos y tortugas muertos”.

Raffaele Marfella, profesor de ciencias avanzadas de la Universidad Vanvitelli de Nápoles, afirma que la contaminación por plásticos es un problema mundial urgente que va más allá del daño al medio ambiente.

Citando un artículo reciente del New England Journal of Medicine, destaca la relación entre los microplásticos y nanoplásticos conocidos como MNPs y ciertas enfermedades cardiovasculares. “Los conocimientos actuales sugieren que los MNP pueden entrar en el torrente sanguíneo por ingestión o inhalación, desencadenando inflamación y estrés oxidativo. Con el tiempo, la exposición crónica a los MNPs puede acelerar la progresión de la aterosclerosis y aumentar la probabilidad de eventos cardiovasculares”.

La contaminación por plásticos se considera un contaminante “para siempre”, lo que significa que una vez que se convierte en invasor, está ahí para quedarse.

El bañista Francesco Pacelli declaró a CNN que se le parte el corazón cuando ve a la gente dejar su basura y sus botellas en la orilla del agua.

“Es muy importante mantener la playa limpia, el agua es más bonita”, afirma. “En mi opinión es muy importante, sobre todo para los peces, los animales, con todo el plástico que flota por ahí”.

Si los humanos no ponen de su parte para frenar la lacra de la contaminación del agua, las soñadas vacaciones en el Mediterráneo podrían convertirse pronto en una pesadilla.