(CNN) – El estereotipo de la “señora de los gatos” es uno de los personajes más extraños de la cultura pop y un chiste fácil.
El estereotipo podemos verlo representado en Eleanor Abernathy, personaje recurrente de “Los Simpson”, una reclusa residente de Springfield que habla en galimatías y lanza sus gatos a los transeúntes. También en la “Gran Edie” Beale postrada en cama, metida en Grey Gardens, acurrucando gatitos mientras mapaches, ratas y la naturaleza devoran su decrépita mansión. Incluso en Robert DeNiro en un sketch de 2004 de “Saturday Night Live”, en el que interpreta a una excéntrica mujer que vive con 80 gatos.
Podemos verlo en… ¿la vicepresidenta Kamala Harris?
Eso dijo el actual compañero de fórmula del expresidente Donald Trump, el senador J.D. Vance, en una entrevista de 2021 con Tucker Carlson que resurgió recientemente. “Cat lady” o “señora de los gatos” es un insulto generalmente reservado para las mujeres sin hijos que comparten sus hogares con gatos, pero aquí, lo usó para describir a Harris y otros políticos que no tienen hijos biológicos.
“En este país, a través de los demócratas, a través de nuestros oligarcas corporativos, nos gobierna un puñado de señoras de los gatos sin hijos que se sienten miserables con sus propias vidas y con las decisiones que han tomado”, dijo Vance. “Y por eso quieren hacer que el resto del país también se sienta miserable”.
“Mira a Kamala Harris, Pete Buttigieg, AOC (Alexandria Ocasio-Cortez)… todo el futuro de los demócratas está controlado por gente sin hijos”, prosiguió. “¿Y cómo tiene sentido que hayamos entregado nuestro país a personas que realmente no tienen un interés directo en él?”. (Buttigieg y su pareja anunciaron que habían adoptado gemelos al mes siguiente de la entrevista de Vance).
El uso de “señora de los gatos” por parte de Vance como indirecta a Harris “expresa hostilidad hacia las mujeres que ocupan cargos públicos al insinuar que deberían estar en casa” con los niños, dijo Fiona Probyn-Rapsey, profesora de la Universidad de Wollongong en Australia y autora de un capítulo sobre las “locas señoras de los gatos” en el libro de no ficción “Animaladies”.
Pero Harris, la aspirante a candidata demócrata a la presidencia, no encaja en el estereotipo de “señora de los gatos”. Está casada y tiene dos hijastros. Es política y, por tanto, un personaje público. Y, hasta donde sabemos, no tiene gatos.
“Es un encuadre sexista para las mujeres sin hijos, pero lo más importante es que no parece importar si tiene hijos o no”, dijo Probyn-Rapsey a la CNN. “Es un recurso en la caja de herramientas del misógino: un intento de excluir a las mujeres de la esfera pública e implicar que sus contribuciones a la vida política se hacen a costa de la familia o, como Vance está insinuando, de toda la nación”.
Cómo surgió “la señora de los gatos”
El estereotipo de “señora de los gatos” que conocemos hoy en día suele representarse como demacrada, mentalmente inestable y voluntariamente aislada, salvo por su abundancia de gatos. Y aunque la descripción de Vance de la “señora de los gatos” no incluía el término “loca”, la locura ha estado asociada a esa frase durante más de un siglo.
En el antiguo Egipto, los gatos simbolizaban la feminidad, personificada en la diosa Bastet, a la que a menudo se representaba como una gata o una mujer con cabeza de felino. La “felinización de las mujeres” en la sociedad antigua “reflejaba el poder de las mujeres”, escribió Corey Wrenn, socióloga de la Universidad de Kent en un análisis de 2018 sobre la imaginería felina de género. Pero a veces, explica Wrenn, ese poder se percibía como “amenazante y necesario de suprimir”.
La reputación de los gatos se hizo más peligrosa en la Europa medieval, al igual que la de las mujeres “descarriadas” que no se adherían a las normas de la maternidad y el hogar. Los gatos se asociaron a mujeres desobedientes como Agnes Waterhouse, considerada la primera mujer ejecutada por brujería en Inglaterra tras su muerte en 1566. Al parecer, la mujer confesó que su gato, llamado Satanás, había matado al ganado local por orden suya y que anteriormente había matado a seres humanos bajo el mando de su anterior dueña, también supuesta bruja.
“Hay algo en la independencia de los gatos, algo que me gusta de ellos, que puede relacionarse con la sospecha de las mujeres independientes”, afirma Alice Madicott, cuyo libro “Cat Women” (Mujeres gato) rebate el estereotipo de la “loca de los gatos”. “Una mujer que elige un animal que posiblemente nunca esté del todo domesticado es sospechosa de ser ella misma indomable”.
El estereotipo de la solterona nació en el siglo XVIII, escribió Linda Rodríguez McRobbie en un artículo de 2017 para el Boston Globe. Las mujeres que no podían casarse se convertían en “dependientes en los hogares de sus parientes”, escribió Rodríguez McRobbie, agotando sus finanzas y mancillando su posición social.
Las grandes solteronas de la literatura eran a menudo retratadas, si no como monstruosas, sí como feas, crueles y no deseadas. La señorita Havisham de “Grandes esperanzas”, de Charles Dickens, enloquece de desamor y venganza, y nunca se quita el vestido de novia que llevaba cuando fue despreciada en el altar. (Además, según Rodríguez McRobbie, se dice que Havisham se basó en una mujer real).
Incluso la querida novelista Jane Austen, que era soltera, escribió sin halagos sobre las solteronas: la señorita Bates de “Emma”, escribe Austen, “ni es joven, ni guapa, ni rica, ni está casada” y a menudo irrita a su joven heroína.
Los gatos volvieron a asociarse con las solteronas enloquecidas. En la edición de 1881 de la revista Potter’s American Monthly, el escritor Hart Ayrault describe a las mujeres solteras como “fracasadas en el principal objetivo de la existencia”: el matrimonio, en su opinión. Ayrault difunde varios estereotipos que hemos llegado a asociar con la “loca de los gatos”, como el aislamiento, el rechazo social y la falta de instinto maternal hacia todas las criaturas excepto sus mascotas.
“La tradición la asocia con los gatos y los loros, a los que se supone que prodiga todo el afecto que le queda en su marchito corazón”, escribió sobre las solteronas.
Los opositores al sufragio femenino también utilizaron imágenes de gatos para atacar al movimiento en el siglo XIX. En las caricaturas antisufragistas publicadas en EE.UU., se presentaba a los hombres como las amas de casa encargadas de cuidar a los niños, limpiar la casa y pasar tiempo con los gatos domésticos mientras sus esposas, antes privadas de sus derechos, votaban y los emasculaban.
En el Reino Unido, los gatos incluso representaban a las mujeres en los anuncios antisufragistas, en los que se presentaba la concesión del derecho al voto a las mujeres como algo tan absurdo como conceder el sufragio a los gatos.
De las solteronas y las sufragistas peligrosamente independientes surgió el estereotipo de señora de los gatos que conocemos hoy. Los dueños de gatos de la vida real que viven en la miseria, como la Gran Edie de “Grey Gardens”, y los que aparecen en angustiosos episodios de la serie “Hoarders” no hacen más que matizar la imagen que nos trae a la mente el término “señora de los gatos”.
Pero reducir a las personas a las mascotas que poseen disminuye todo lo demás sobre ellas, afirma Susan Michals, fundadora de la popular convención CatCon, centrada en los gatos.
“Cualquiera que utilice ‘señora de los gatos’ de forma negativa está asumiendo que una mujer que ama a su gato no tiene también una vida rica y plena que incluye amistades, carrera e intereses significativos”, dijo Michals a la CNN.
Muchas mujeres reivindican con orgullo el término “mujer gato” o “señora de los gatos”
Las llamadas señoras de los gatos llevan más de un siglo reivindicando el término. Las sufragistas recuperaron la imagen del gato en los anuncios a favor del sufragio, retratándose a sí mismas como duras luchadoras entregadas a su causa. En una gira por todo Estados Unidos, las sufragistas Nell Richardson y Alice Burke incluso adoptaron un gato negro que se convirtió en la “mascota no oficial” de su movimiento.
Hoy en día, las “mujeres gato” se adueñan del término independientemente de su estado civil. Está estampado en camisetas y libros, y las autoproclamadas damas gatunas lo utilizan para dar nombre a sus blogs y a sus negocios orientados a los gatos. Y desde que los comentarios de Vance resurgieron esta semana, “mujer gato sin hijos” aparece ahora en nuevos productos, como pegatinas para el parabrisas y señales de jardín.
Michals lleva con orgullo el término “señora de los gatos” porque no se avergüenza de su amor por los felinos, aunque ella prefiere “mujer de los gatos”, que le trae a la mente las diversas iteraciones sexys de la antiheroína de Batman Gatúbela, interpretada por actrices como Michelle Pfeiffer, Zoë Kravitz y Halle Berry.
“Así que adelante, llámame mujer gato”, escribió en un ensayo de 2019 para Glamour. “¡Dirijo una convención de gatos! Pero todo es cuestión de percepción y de reformatear lo que eso significa”.
Gatúbela es la rara “señora de los gatos” que es vista como deseable a pesar de su afecto por los gatos. (las representaciones de Pfeiffer y Kravitz abren sus pequeños departamentos a varios perros callejeros). También Holly Golightly, de “Breakfast at Tiffany’s,”, es retratada como una mujer vivaz y atractiva que además tiene gatos. Incluso la superestrella multimillonaria Taylor Swift es una amante de los gatos, con tres gatos propios, y sus mascotas no han mermado su atractivo.
“Parece que los aspectos gatunos de una mujer joven son dignos de aplauso, pero tener un gato, sobre todo cuando te acercas a la mediana edad y, peor aún, si eres soltera, es señal de que algo va mal en ti”, afirma Madicott.
El tabú de la “loca de los gatos” sigue vigente. Vance lo utilizó para insultar a Harris y a otros políticos que no tienen hijos biológicos. Incluso Swift expresó su temor a convertirse en una señora de los gatos en una entrevista de 2015 con Telegraph.
Pero los comentarios de Vance contra Harris y otros políticos sin hijos biológicos no están pasando desapercibidos. Kerstin Emhoff, la madre de los hijastros de Harris, y la hijastra de Harris, Ella Emhoff, dijeron esta semana que Harris es una madrastra presente y comprensiva. Jennifer Aniston, que ha hablado de sus propios problemas de fertilidad, expresó su incredulidad ante el hecho de que un “posible vicepresidente de Estados Unidos” se refiriera a las mujeres sin hijos de forma degradante.
El insulto ha inspirado incluso a las autodenominadas “mujeres gato sin hijos” y a sus aliados a unirse en torno a Harris y abrazar el apodo. Incluso “mujeres sin hijos con perro” y mujeres que tienen tanto hijos como gatos están expresando su apoyo a la virtual candidata presidencial y a los amantes de los gatos de todo el mundo.
“No tener hijos es a menudo una elección”, dijo Michals a la CNN. “Y ‘loca’ puede significar apasionada y entusiasta. Todo se reduce al contexto y a quién transmite el mensaje”.
La legión de partidarios de los gatos y las gatas es numerosa: más de 37 millones de hogares estadounidenses tienen un gato, según las estadísticas de 2022 de la American Veterinary Medical Association. Y nunca se puede subestimar el poder de los Swifties leales que se alinean para defender a su ídolo y a sus amores peludos.
“A mucha gente le gustan los gatos y no soporta que su afecto se convierta en blanco de la misoginia, ¡así que Vance tendrá que lidiar con eso!”, dijo Probyn-Rapsey.