(CNN) – “Veo el dinero de las vacaciones como dinero del Monopoly”, dice Lisa Fraser.
Esta mujer desempleada de 30 años viajó a Taipei, Budapest y Nueva York el año pasado, y no piensa renunciar a sus vacaciones mientras busca trabajo.
“No tengo presupuesto. Tendré una idea aproximada, pero si me paso, pues me paso. Nunca me impediré tener lo que quiera en vacaciones”.
Según un estudio de 2023 de la web de finanzas WalletHub, el 25% de los estadounidenses afirma que vale la pena endeudarse para disfrutar de unas buenas vacaciones. La mayoría de los que se endeudan lo hacen cargando los gastos de viaje en una tarjeta de crédito, y el 20% de los encuestados afirma que preferiría saltarse el pago de una tarjeta de crédito y destinar el dinero a las vacaciones.
Elizabeth Currid-Halkett es autora de “The Sum of Small Things: A Theory of the Aspirational Class” y profesora de Política Pública en la Universidad del Sur de California. Cree que la actual tendencia a que los viajes pasen de ser “opcionales” a “prioritarios” comenzó durante la crisis financiera de la década de 2000 y se disparó tras la pandemia.
“No habríamos podido predecirlo, por la forma en que la pandemia afectó a las distintas generaciones de maneras diferentes, pero la idea de que nuestros amigos importan, de que vivir la vida importa, de lo importante que es llevar una buena vida… eso ha provocado un cambio en la forma en que la gente gasta su dinero”.
“Cuando eres joven, no tienes dinero para cambiar de área, pero puedes decir: ‘Pensaré en esto más tarde y viviré mi mejor vida ahora mismo’”.
Currid-Halkett saca a colación lo que ella llama “el asunto del pan tostado con aguacate”.
Se refiere a una entrevista de 2017 con el magnate inmobiliario australiano Tim Gurner, en la que parecía insinuar que los millennials no podían permitirse compras importantes, como el pago inicial de una vivienda, porque gastaban todos sus ingresos disponibles en pan tostado con aguacate.
Los comentarios de Gurner se hicieron virales y se convirtieron en múltiples memes, muchos de los cuales argumentaban que los precios de la vivienda habían subido tanto mientras los salarios permanecían estancados, que esa era la verdadera razón por la que los jóvenes no podían permitirse comprar casas, no sus pedidos de brunch.
“La movilidad social está tan fuera de nuestro alcance que algo tiene que ceder”, afirma Currid-Halkett. La mentalidad es: “No puedo comprarme una casa, no estoy seguro de poder pagarme la universidad o los estudios de posgrado, así que mejor me voy a España de mochilero. Apenas es una mella en lo que me voy a endeudar por otras cosas’”.
Alex King, fundador de la web de finanzas personales Generation Money, utiliza otra palabra para este fenómeno: “doomspending”.
“Sí sienten que se les debe algo, y que su generación ha sido tratada injustamente”, dice. “Piensan que (la deuda de las tarjetas de crédito) no es tan arriesgada como es. No se preocupan tanto por no endeudarse”.
King añade que las redes sociales han cambiado la forma en que mucha gente piensa sobre los viajes. Los nómadas digitales, los influencers y los creadores de contenidos hacen que parezca que viajar a tiempo completo está al alcance de todos.
Fraser está de acuerdo en que el FOMO, o miedo a perderse de algo, juega un papel importante en su toma de decisiones, ya que odia sentirse excluida si sus amigos se van de vacaciones a algún sitio sin ella. También se esfuerza por visitar tiendas, cafeterías y otros lugares que ha visto en Internet.
“Compra ahora, paga después”
Mientras algunas personas se limitan a cargar un vuelo caro en una tarjeta de crédito y pagarlo más tarde, otras se apuntan a programas de pago a plazos a través de terceros, como Klarna, Uplift y Affirm.
Estos servicios de “compre ahora y pague después” son aceptados por diversas aerolíneas, como United, American y Delta, pero King cree que pueden ser abusivos.
“Hay gente que se endeuda de manera imprudente, pero empieza a gestionarlo con el tiempo y sus ingresos empiezan a aumentar. Si son un poco más estrictos sobre cómo controlarlo, pueden estar bien. Pero hay un grupo de personas que adquieren el hábito de endeudarse. Cuando les llega es cuando empiezan a pensar en comprar una casa. No sólo cuentan tus ingresos, también tus deudas”.
Las propias experiencias financieras de Fraser incluyen toda una serie de hábitos de gasto. En una ocasión, se iba a mudar de departamento y dejó que el casero se quedara con su depósito de garantía en lugar de pagar el alquiler del mes siguiente para tener dinero en efectivo para gastar en un viaje con sus amigos. También ha recibido dinero de sus padres y pagó artículos con una tarjeta de crédito en Hong Kong, que dejó de pagar cuando regresó al Reino Unido.
En cuanto a los planes a largo plazo, aún no está segura de lo que ocurrirá, aunque su objetivo es volver a Hong Kong, donde vivía antes de que la despidieran de su trabajo como profesora de inglés el año pasado.
“Al final, si me voy a comprar una casa, me la compraré. Haré que funcione. No quiero decir [que es] destino ni nada de eso, pero si estoy destinada a conseguir una casa, sé que conseguiré una casa, así que no me estreso por ello”.