(CNN Español) – El Gobierno de Brasil emerge como potencia regional en su intento, junto a los gobiernos de México y Colombia, de mediar en el conflicto poselectoral en Venezuela, con llamados al diálogo y al respeto de la soberanía popular.
La relación entre Brasilia y Caracas pareció tensarse en los días previos a las elecciones del 28 de julio, cuando el presidente Lula da Silva dijo que le asustaron las declaraciones de su par venezolano, Nicolás Maduro, sobre la eventualidad de que se produjera un “baño de sangre” si no ganaba las elecciones. Posteriormente el Tribunal Superior Electoral de Brasil canceló el envío de observadores electorales para los comicios en reclamo por dichos del gobernante.
Sin embargo, sí viajó para las elecciones Celso Amorim, asesor especial de Lula para Asuntos Internacionales. El lunes posterior a la votación, Amorim se reunió con Maduro y con Edmundo González, candidato de la oposición, después de que el Consejo Nacional Electoral declarara ganador a Maduro sin presentar resultados detallados. El enviado brasileño, durante su encuentro con el mandatario, reforzó su pedido de una mayor transparencia, informó CNN Brasil.
Días después, Amorim, diplomático de carrera y excanciller, dijo en una entrevista en la cadena RedeTV que el Gobierno de Brasil está “decepcionado” con la demora en la entrega de datos, ante la falta de publicación de las actas por parte del CNE.
Una tradición de mediador
El politólogo Luis Schenoni, director del Programa de Estudios de Seguridad de University College London, indicó a CNN que en la tradición diplomática Brasil “siempre tuvo una posición mediadora en conflictos territoriales o sucesiones o cambios de régimen”, con los objetivos de consolidarse como un agente de resolución de controversia y aportar estabilidad.
En ese rol, el Gobierno de Lula asumió en los últimos días la custodia de las embajadas en Caracas de Argentina y Perú, cuyos diplomáticos fueron expulsados por el gobierno de Maduro.
El jueves, tras cuatro días sin la publicación de resultados desagregados por parte del CNE, los gobiernos de Brasil, Colombia y México pidieron a los actores políticos y sociales de Venezuela “proteger las vidas” en un comunicado conjunto, en el que también reafirmaron un “absoluto respeto por la soberanía de la voluntad del pueblo de Venezuela” y reclamaron un avance expedito para conocer los datos desglosados por mesa de votación.
Schenoni apuntó que “sin Lula, estas alianzas con (Andrés) López Obrador y (Gustavo) Petro serían más difíciles de coordinar. Además (Lula) tiene más llegada a Maduro y a potenciales aliados, como Rusia o China”, dos países que han reconocido el resultado del CNE y que también son socios de Brasil en el bloque BRICS.
También, el politólogo afirma que es una posición “muy incómoda” para el mandatario brasileño. No solo por la cercanía que mostró en el pasado con el chavismo y por los distintos escenarios internos en Venezuela, también por la complejidad del tema a nivel regional. “Son muchos conflictos. Tiene que manejar la relación con Argentina, con los países alejados (ideológicamente) de Maduro, con Estados Unidos. También tiene que manejar el vínculo con López Obrador y con Petro, que es más ideológico y confrontacional”.
El riesgo de una nueva ola migratoria
Entre los distintos escenarios de conflicto en Venezuela, Schenoni menciona algunos como un recrudecimiento del éxodo migratorio ante un agravamiento de la situación humanitaria (que inevitablemente afectaría a Brasil, que ya cuenta con más de 500.000 venezolanos en su territorio, según ACNUR) y otras posibilidades sombrías como una guerra civil o un conflicto militar por el Esequibo en Guyana, una zona en disputa.
Con respecto a una mediación de Brasil, Schenoni indica que depende en gran medida de dos factores. “Uno muy importante es la reacción a nivel hemisférico. Si hay un gran apoyo a uno u otra parte, la mediación de alguien por fuera de la OEA o canales regionales se hace más difícil. También, si se violan normas como la Carta Democrática de la OEA, que ya está violada, o se producen más y más violaciones a los derechos humanos. Factores como el recrudecimiento del conflicto en sí mismo harían inviable una mediación”, explicó.
En esa línea, Schenoni señaló que si se produce una mayor coordinación con los países de la región sería más probable esa mediación.
En ese marco, el analista explica la visita realizada por Lula este lunes y martes a Chile, donde se reunió con el presidente Gabriel Boric y, además de firmar acuerdos bilaterales, según declaró el mandatario brasileño, le compartió detalles de las iniciativas que ha emprendido junto a Petro y López Obrador sobre Venezuela. “El respeto por la soberanía popular es lo que nos mueve para defender la transparencia y resultados, el compromiso con la paz nos lleva a llamar a las partes al diálogo y a promover el entendimiento entre gobierno y oposición”, dijo Lula en Santiago.
Sumar a nuevos aliados
Para Schenoni, la posibilidad de que Brasil, Colombia y México puedan proveer una mediación pacífica “depende de qué tanto puedan expandir su base de apoyo”. Dice que sumar a Chile a estos esfuerzos lo haría más viable.
El martes, Estados Unidos dio un apoyo explícito a la mediación de estos países en el conflicto planteado en Venezuela. Sin entrar en detalles, Mark Wells, subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo que su país mantiene una coordinación “muy cercana” con los tres países.
La diplomacia del Gobierno de Brasil también puede leerse en clave electoral, teniendo en cuenta que el gigante sudamericano tiene programadas elecciones municipales en octubre, y que mostrar una afinidad con Caracas (como la tuvo Lula con el fallecido Hugo Chávez) podría impactar negativamente en el electorado para el oficialismo.
“Hay que ver cuál es la prioridad y qué tan crítico uno piense que es o que se puede tornar el escenario en Venezuela. Solo los petistas muy duros pueden apoyar a Maduro”, dijo Schenoni, en referencia a los militantes del Partido de los Trabajadores, actualmente en el poder. “En términos electorales, en las que no estarían en juego las cuestiones diplomáticas, tendría sentido oponerse a Maduro”.