El primer ministro de Tailandia, Srettha Thavisin, habla con los medios de comunicación a su llegada a la Casa de Gobierno, en Bangkok, Tailandia, el 14 de agosto de 2024.

(CNN) – El primer ministro de Tailandia, Srettha Thavisin, fue destituido de su cargo después de que un tribunal dictaminara que había violado la constitución, en una decisión sorprendente que hunde al reino en una mayor incertidumbre política.

El veredicto llega una semana después de que el mismo tribunal disolviera el popular partido progresista Move Forward, que ganó la mayoría de los escaños en las elecciones del año pasado, y prohibiera a sus líderes ejercer la política durante 10 años.

El Tribunal Constitucional de Bangkok dictaminó este miércoles que Srettha, un magnate inmobiliario y relativamente recién llegado a la política, había violado las normas éticas al nombrar a un abogado que había cumplido una condena en prisión para el Gabinete.

Cinco de los nueve jueces del tribunal votaron a favor de destituir a Srettha y a su Gabinete, dictaminando que el primer ministro era “muy consciente de que había nombrado a una persona que carecía gravemente de integridad moral”.

Ahora debe formarse un nuevo gobierno, y la coalición gobernante liderada por Pheu Thai designará a un nuevo candidato a primer ministro, que será votado por el Parlamento de 500 escaños.

El veredicto supone un nuevo revuelo en el ya turbulento panorama político tailandés, en el que los partidarios del cambio han chocado a menudo con el establishment, una pequeña pero poderosa camarilla de élites militares, monárquicas y empresariales.

En las dos últimas décadas, decenas de legisladores han sido inhabilitados, se han disuelto partidos y los primeros ministros han sido derrocados en golpes de Estado o por decisiones judiciales, con el poder judicial desempeñando un papel central en la actual batalla por el poder.

El nombramiento de Srettha como primer ministro el pasado agosto puso fin a tres meses de estancamiento político tras las elecciones de 2023, pero dio lugar a que su partido Pheu Thai entrara en una coalición de gobierno con sus rivales militares de toda la vida.

La demanda contra Srettha fue presentada en mayo por un grupo de 40 exsenadores nombrados por los militares, que pretendían destituirle debido al nombramiento en el Gabinete de Pichit Chuenban, un estrecho colaborador del ex primer ministro Thaksin Shinawatra.

Pichit fue encarcelado seis meses en 2008 por desacato al tribunal tras intentar sobornar a funcionarios del Tribunal Supremo en un caso de tierras en el que estaba implicado Thaksin.

Srettha negó haber actuado mal y ha dicho que Pichit, que ya ha dimitido, fue debidamente investigado y que el partido siguió los procedimientos adecuados.

La popularidad de Srettha ha disminuido en los últimos meses, según las encuestas, debido a la oposición y los retrasos de sus principales políticas económicas.

Pero la sentencia del miércoles sorprendió a los analistas políticos, que creían que el tribunal se pondría del lado del Primer Ministro.

La prioridad de Srettha desde que asumió el cargo ha sido arreglar la lenta economía del país.

El depuesto líder había promocionado un plan de donaciones de 500.000 millones de baht (US$ 13.800 millones) a través de monederos digitales que, según él, crearía empleo y estimularía el gasto en las regiones subdesarrolladas. El plan aún no se ha puesto en marcha.

Srettha también estableció el objetivo de que Tailandia atraiga más inversión extranjera y se convierta en un centro turístico mundial, ampliando las políticas de exención de visados y anunciando planes para albergar grandes eventos en un intento de impulsar la economía.

Pheu Thai y la clase dirigente

El partido populista Pheu Thai es la última encarnación de los partidos afines al antiguo líder Thaksin, derrocado por los militares en un golpe de Estado en 2005.

Thaksin, multimillonario de las telecomunicaciones y antiguo propietario del club de fútbol Manchester City, es el jefe de una famosa dinastía política que ha desempeñado un papel destacado en la política tailandesa durante las dos últimas décadas.

Su espectacular regreso de un exilio autoimpuesto de 15 años el año pasado coincidió con la votación del Senado para nombrar a Srettha 30º primer ministro del país.

Esa votación aseguró a Pheu Thai como cabeza de una coalición multipartidista. Move Forward, que obtuvo una sorprendente victoria electoral en mayo de 2023 con su popular programa de reformas, se vio obligado a pasar a la oposición.

Esta coalición había propuesto reformas radicales para aprovechar el creciente descontento con la forma de gobernar Tailandia, incluidas enmiendas a las leyes de lesa majestad, que penalizan los insultos a altos cargos de la familia real.

En julio de 2023, los senadores conservadores impidieron a Move Forward formar gobierno por su campaña de reformas. Y la semana pasada, el Tribunal Constitucional acusó al partido de “socavar la monarquía” y ordenó su disolución, en un duro golpe al vibrante movimiento progresista. Desde entonces, los antiguos miembros han reconstituido el partido con un nuevo nombre.

Con Srettha ya fuera del poder, se reanudarán las negociaciones políticas, y los socios de la coalición se disputarán los puestos del Gabinete y el primer puesto.

La líder de Pheu Thai, Paetongtarn Shinawatra, hija menor de Thaksin, estaría entre los posibles candidatos a primer ministro.

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