CHICAGO, ILLINOIS - AUGUST 19: First Lady Jill Biden speaks onstage during the first day of the Democratic National Convention at the United Center on August 19, 2024 in Chicago, Illinois.  Delegates, politicians, and Democratic party supporters are in Chicago for the convention, concluding with current Vice President Kamala Harris accepting her party's presidential nomination. The DNC takes place from August 19-22. (Photo by Chip Somodevilla/Getty Images)
El discurso de Jill Biden en la Convención Demócrata: “Vamos a luchar y vamos a ganar, juntos”
04:43 - Fuente: CNN

(CNN) – Si hubo una lección que Kamala Harris aprendió de la Convención Nacional Demócrata de 2004, fue la de recargar energías para unas jornadas largas.

“Definitivamente tienen que comer sus Wheaties”, dijo la entonces fiscal de distrito de San Francisco, de 39 años, a una multitud en Boston antes de dirigirse a lo que se había convertido en el evento más solicitado de la semana: una fiesta para celebrar al orador principal revelación, el candidato al Senado de Estados Unidos, Barack Obama, de Illinois.

Ahora, 20 años después, Obama —que pasó de ser la estrella de esa convención al primer presidente negro del país en apenas cuatro años— hablará en nombre de Harris, la nueva abanderada del partido, pronunciando una “contundente afirmación de que Harris es la líder adecuada para el momento”, dijo un asesor.

Llegar a este momento fue raro, laborioso e incómodo para muchos demócratas, considerando que la convención de 2024 estaba destinada desde hace tiempo a ser una celebración del presidente Joe Biden, exvicepresidente de Obama. Obama es uno de los veteranos del partido cuyas maniobras silenciosas ayudaron a Biden a darse cuenta de que los demócratas se encaminaban a una derrota casi segura si permanecía en la papeleta.

El rápido ascenso de Harris a la cima del Partido Demócrata habría sido improbable sin el rápido respaldo de Biden, cuya propia presidencia fue posible en gran parte gracias a Obama.

Barack Obama.

“Ella le sirvió a él, y ahora él le sirve a ella y la apoya para que sea presidenta”, dijo el representante de Illinois Jonathan Jackson, que representa a gran parte del South Side de Chicago. “Es un hombre honorable, y la historia será su mejor amiga”.

Sin embargo, en muchos sentidos, el ascenso de Harris a la nominación presidencial equivale a una continuación del arco que comenzó con Obama en esa noche de verano en Boston hace dos décadas.

Es la primera mujer de color en convertirse en la candidata de un importante partido político estadounidense. Y en sólo cuatro semanas de movilizar a los demócratas en torno a ella, la energía que alimenta su candidatura y las multitudes atronadoras que corean su nombre han generado comparaciones con la histórica campaña de Obama en 2008.

“Esta es una candidata que ha energizado al partido de una manera que no he visto ciertamente desde 2008”, dijo el gobernador de Illinois, JB Pritzker, a CNN. “No he sentido este tipo de energía y electricidad en ninguna convención que no sea la de Barack Obama”.

Décadas de gestación

Para dos políticos que han roto barreras —Obama, de 63 años, y Harris, de 59— la convención de este año es el punto final de 20 años de gestación. A medida que ambos ascendían en las filas demócratas, se han cruzado en varios momentos, cada uno de ellos llegando a representar y adoptar una imagen de la próxima generación del partido, siguiendo los pasos de los gigantes de los derechos civiles que los precedieron.

Fue en 2009 cuando la periodista Gwen Ifill trazó esta conexión entre los dos, diciendo sobre Harris en el “Late Show with David Letterman”: “La llaman la Barack Obama femenina”.

Nunca han trabajado formalmente juntos, ni en el Senado ni en la administración de Obama, aunque Harris ha escrito que Eric Holder, el primer fiscal general de Obama, le preguntó si estaría interesada en reemplazarlo cuando él renunciara.

Crédito: ROBYN BECK/AFP/AFP via Getty Images

Obama jugó un papel clave en su elección como fiscal general de California en 2010, apoyando su candidatura y llegando a Los Ángeles para un mitin en octubre que ayudó a impulsar su campaña. Ante una multitud de miles de personas, describió a Harris como “una querida, querida amiga mía, así que quiero que todos hagan lo correcto por ella”.

Dos años después, Harris pronunció un breve discurso en la convención demócrata en Charlotte, mientras Obama luchaba por la reelección contra Mitt Romney.

“Necesitamos darle otros cuatro años. Necesitamos avanzar”, dijo Harris a la multitud en la segunda noche de la convención. “El presidente Obama luchará por las familias trabajadoras. Luchará por nivelar el campo de juego económico y luchará por dar a cada estadounidense la misma oportunidad justa que tuvo mi familia”.

Cerca del final de su segundo mandato, Obama tomó la inusual decisión de opinar sobre la carrera para el Senado de California, compuesta exclusivamente por demócratas. No solo apoyó a Harris, sino que filmó anuncios de televisión con el mensaje: “Kamala Harris luchará valiente por la gente de California todos los días”.

A lo largo del camino, ha habido momentos de incomodidad. En una recaudación de fondos en 2013, Obama calificó a Harris como la “fiscal general más atractiva” del país, un comentario por el que luego llamaría para disculparse.

Golpeando puertas por Obama

Si bien Harris recuerda haber visto a Obama en la convención de Boston, los asesores del expresidente dicen que su primer recuerdo de haber conocido a Harris se produjo unos meses después, durante un evento de recaudación de fondos en California para su campaña al Senado en 2004.

Cuatro años después, cuando Obama estaba preparando una candidatura poco probable para la Casa Blanca, Harris se enfrentó a muchos de su partido para apoyarlo en lugar de la entonces senadora Hillary Clinton, que contaba con el apoyo inicial de gran parte del establishment demócrata y de muchos líderes negros.

Harris voló a Springfield, Illinois, para verlo anunciar su candidatura; una foto de ese día de febrero de 2007 muestra a Harris, que era entonces fiscal de distrito en San Francisco, azotada por el viento, no en el escenario ni en una sala VIP, sino entre la multitud, esperando a que Obama pasara y le estrechara la mano.

En el período previo a las elecciones primarias de Iowa, empacó su chaqueta negra y sus botas y viajó a Des Moines justo después de Navidad para unirse a las filas del ejército de voluntarios de Obama.

“Ningún trabajo era demasiado pequeño para ninguno de nosotros”, recordaría Harris más tarde, “y pasábamos horas en temperaturas gélidas golpeando puertas”.

Detrás de una de esas puertas en un centro de ancianos había una mujer negra bien vestida que, cuando Harris le preguntó si planeaba participar en las primarias de Obama, dijo rotundamente: “No lo van a dejar ganar”.

Harris recordaría más tarde que ese momento cambió su perspectiva.

“Su respuesta me sugirió que, como había visto y experimentado decepciones significativas en su vida, no quería tener esperanzas de elegir al primer presidente negro, solo para sufrir una decepción cuando no ganara”, escribió años después.

La noche de las primarias, Harris tuvo que repartir pizza en el frío, y se encontró con la misma mujer, que esperaba en la fila con una estola de zorro.

Obama ganó Iowa, pero la batalla contra Clinton estaba lejos de terminar. Unos meses después, Harris fue enviada a San José para presentar a Obama a los activistas y superdelegados de California en la convención estatal del partido en marzo.

Era prácticamente una desconocida en el escenario nacional. El representante de la campaña de Clinton en esa reunión –el marido de la candidata, el expresidente Bill Clinton– decididamente no lo era.

“¿Pueden decir ‘gulp’?”, bromeó Harris ante la multitud en referencia al sonido de cuando se traga saliva.

Sin embargo, en su discurso, Harris vinculó su aparición en el mismo escenario que un expresidente con la candidatura de Obama.

“Si realmente lo piensan, ¿no ha sido eso, desde el principio, de lo que se ha tratado esta campaña por Barack Obama?”, preguntó. “¿No ha sido sobre la audacia de hacer cosas inimaginables?”, añadió.

Siguiendo el ejemplo de Obama y Biden

Cuando Harris lanzó su campaña presidencial demócrata en 2019, buscó el consejo de Obama sobre mensaje y estrategia. Se reunió con él dos veces en Washington, según dijeron sus asistentes, y en ocasiones habló por teléfono. Obama ofreció consejos similares a todos los candidatos, incluido Biden, pero no ofreció su apoyo en las primarias.

Mientras hacía campaña en Iowa en medio de un campo repleto de candidatos, Harris a menudo invocó el apoyo popular que impulsó la victoria de Obama sobre Clinton. Trató de modelar su campaña según la de él, e incluso anunció una estrategia de “apoyo total a Iowa”, pero en última instancia tuvo dificultades para conectar con los votantes que se sentían atraídos por el senador de Vermont Bernie Sanders, el entonces alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg y otros rivales.

“De buena fe, no puedo decirles a ustedes, mis partidarios y voluntarios, que tengo un camino si no creo que lo tengo”, dijo Harris en un mensaje de video el 3 de diciembre de 2019, cuando abandonó la carrera por la candidatura demócrata un mes antes de que comenzaran las votaciones.

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Hillary Clinton respalda la candidatura de Kamala Harris: Luchará por todas las familias de Estados Unidos
03:05 - Fuente: CNN

Menos de tres meses después, Biden rugió desde atrás para apoderarse de la nominación demócrata. Harris rápidamente respaldó su candidatura y trabajó para suavizar la animosidad de su rivalidad primaria, derivada en parte de un enfrentamiento en el escenario del debate sobre el transporte en autobús y la raza. Con la selección de Harris por parte de Biden como su compañera de fórmula, su trayectoria hacia la Casa Blanca se reanudó.

Si bien la convención demócrata de esta semana representa un paso de antorcha de Biden a Harris, mucho antes de lo que él imaginó, también subraya cómo su candidatura está entrelazada para siempre con Biden y Obama.

A pesar de los resentimientos que Biden pueda albergar hacia algunos aliados demócratas de larga data, sus asesores insisten en que ninguno está dirigido hacia Harris y que él está comprometido a ayudarla a ganar en noviembre, una elección que también dará forma a su legado.

Y durante los próximos 77 días, Obama le ha dejado en claro a Harris que hará lo que sea necesario en su búsqueda porque se convierta en la presidenta número 47º de la nación.

La primera tarea de Obama, dijeron sus asistentes, será en la noche de este martes durante su discurso en la convención, que ve como una oportunidad para defender a Harris y al gobernador Tim Walz, a quien Obama admira y apoyó anteriormente en sus campañas de Minnesota.

Por el momento, no se espera que Harris esté entre el público escuchando a Obama como lo estuvo hace dos décadas en Boston. Se desviará rápidamente a un mitin en Wisconsin, tratando de seguir los pasos de Obama y Biden en la victoria en ese estado crítico en disputa.